Leticia Núñez (ALN).- La hostilidad entre el presidente de Ecuador y el expresidente Rafael Correa no cesa. No se interrumpe ni tan siquiera con motivo de la visita oficial de Moreno a España, la primera fuera del continente americano desde que llegó a Carondelet. Apenas unas horas antes de reunirse con el rey Felipe VI y con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, Moreno lanzó la última puya contra Correa: dice que le faltó autocrítica, renovar e innovar.
Cada día que pasa -por no decir cada hora- la distancia entre el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, y el expresidente Rafael Correa es más profunda. Nada detiene la pugna entre ambos. Ni siquiera la visita oficial a España que Moreno realiza desde este domingo. Apenas unas horas antes de acudir al Palacio de la Zarzuela para reunirse este lunes con el rey Felipe VI y posteriormente visitar La Moncloa, donde le esperaba el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, Moreno volvió a atizar a Correa.
No esconde el látigo. Las obras faraónicas e inconclusas del exmandatario, el escándalo Odebrecht, una economía en situación “crítica” y la eliminación de la reelección son los principales puntos de choque entre ambos. Y así lo dejó claro Moreno, una vez más, en una entrevista con el periódico El País. “El ciudadano Rafael Correa es un opositor más”, dijo. Por si no hubiera quedado claro, enfatizó: “Nada más”.
La lista de encontronazos entre ambos es larga. Las críticas vienen de lejos. Concretamente, de hace seis meses, cuando Moreno juró el cargo de presidente tras una década en el poder de Correa. El divorcio medio año después es un hecho. La trama de sobornos que tejió Odebrecht y por la que el vicepresidente Jorge Glas, número dos de Correa, fue condenado la semana pasada a seis años de cárcel, han avivado la hostilidad.
Tampoco mantienen una buena sintonía en materia económica. Lejos quedan las buenas palabras y gestos que se dedicaron ambos políticos en la campaña electoral. En ese momento, Moreno negó que el país estuviera inmerso en una crisis y sostuvo que Correa dejaba “la mesa servida”, en referencia a una supuesta economía saneada. Una vez en la Presidencia, Moreno aseguró que esa misma mesa “no estaba servida” y culpó a su antecesor de las dificultades. Y es que Correa se fue con la economía en rojo.
Ahora, Moreno ha vuelto a insistir en la herencia económica que ha recibido. Latigazo tras latigazo. En su opinión, “el principal opositor es la falta de reactivación económica, la inmensa deuda que nos dejaron, la cantidad de obras inconclusas”. En definitiva, la pobreza, el desempleo y la desmotivación.
Preguntado por El País por la abultada deuda pública y las críticas que ha recibido su plan económico por no diferenciarse del anterior, el presidente ecuatoriano responde con una nueva acusación: “En el último periodo del economista Rafael Correa faltó autocrítica, renovar, innovar. La crítica nos permite obtener criterios sinceros acerca de lo que hemos hecho mal o lo que podemos hacer hacia el futuro. Y la autocrítica, más aún todavía”.
“Tenemos más de 600 obras que tienen problemas de tipo jurídico, económico y de corrupción”
En lo que a su gestión respecta, dice Moreno que tienen un plan de reactivación económica y que la Asamblea se lo ha enviado con algunos cambios. Ahora se lo tiene que devolver al Parlamento y confía en que “vaya a volver totalmente aprobado para desarrollar nuestro trabajo de manera plena”.
Al margen de la economía, Moreno podría aguar la fiesta a un Correa que soñó con eternizarse en el poder. Pese a que el expresidente aprobó en 2015 una reforma para eliminar la limitación de dos mandatos, Moreno ha convocado una consulta popular para dar marcha atrás a esa reforma, que entraría en vigor en 2021.
Sobre este aspecto también habla en la entrevista con El País: “He manifestado siempre que no estoy de acuerdo con las reelecciones. A veces ni siquiera una sola. Una reelección indefinida ya se convierte en una dictadura disfrazada de democracia. El círculo del mandatario le crea un halo de que él está predestinado, que es casi un enviado de Dios”.
Deseo de “perpetuarse en el poder”
Son rumbos completamente opuestos. Moreno aprovecha también la entrevista para recordar que le dejaron “una cámara encendida” en su despacho. Una cámara que, según subraya, “controlaba y monitoreaba directamente el expresidente de la República, Rafael Correa”. Por ello, haciendo uso de la ironía, remata: “Ni siquiera la cortesía de avisarme de que aquí estaba para poder saludarnos cotidianamente. Fue una cosa muy especial y digna de un tropicalismo pasado”.
Pero la cosa no acaba ahí. Moreno, a quien Correa llamó “mediocre” y “desleal” por disculparse de ciertas políticas públicas de la Administración correísta en áreas de educación y salud, vuelve a poner énfasis en las “más de 600 obras que tienen problemas de tipo jurídico, económico y de corrupción”. Algo que achaca a un deseo de “perpetuarse en el poder” y pensar más en las próximas elecciones que en el futuro del país: “Empezaron a hacerse obras faraónicas, endeudándose desmedidamente, tomando recursos de cualquier otra institución del Estado. El asunto era hacer obras”.
Ya en octubre Moreno manifestó que “hubo ambición [en Correa] de perpetuarse en el poder” y que “si no se lanzó de candidato es porque no tenía la posibilidad de ganar”.
De vuelta a la visita que realiza a España, este martes Moreno acudirá a la Casa de América en Madrid para analizar las líneas de trabajo llevadas a cabo por su Gobierno desde mayo. Estará acompañado por el ministro español de Asuntos Exteriores y Cooperación, Alfonso Dastis. Después, se reunirá con la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y terminará el día en la sede de la patronal CEOE, donde clausurará un encuentro con inversores. El miércoles regresará a Quito.