María Rodríguez (ALN).- El gobierno de Michel Temer pretende aliviar el déficit fiscal que azota el país con la privatización de 57 bienes públicos, entre los que se incluyen terminales aeroportuarias, concesiones de carreteras, empresas de energía y líneas eléctricas. En estos ámbitos ya trabajan en Brasil y la región compañías españolas como Iberdrola, ACS, Abertis y Acciona.
Si América Latina es el particular ‘Dorado’ para las constructoras españolas, que mejoraron sus cuentas de resultados en la región en 2016 por un aumento de la inversión en infraestructuras, ahora Brasil puede concentrar gran parte de ese protagonismo. Sería gracias al plan de privatizaciones anunciado el pasado miércoles por el gobierno de Michel Temer. Un proyecto “ambicioso”, tal como lo califica la prensa latinoamericana ya que abarca un paquete de 57 bienes públicos.
Según cálculos del Gobierno brasileño citados por la agencia EFE, el paquete de privatizaciones reportará unos ingresos de 44.000 millones de reales (14.000 millones de dólares / 11.700 millones de euros), que permitirán aliviar el déficit fiscal. Para este año y el próximo se prevé que el déficit alcance los 159.000 millones de reales (unos 49.680 millones de dólares / 41.500 millones de euros) y que el Producto Interior Bruto (PIB) del país no supere el 0,5% a final de 2017.
La estimación de ingresos con el paquete de privatización contrasta con el anuncio que hizo hace un año la expresidenta Dilma Rousseff, aún en el cargo, de un programa que incluía la concesión de puertos, aeropuertos y vías férreas con la expectativa de recaudar más de 50.000 millones de euros (60.000 millones de dólares), según apunta el diario El País.
Por el momento, las firmas españolas no se han pronunciado abiertamente sobre las posibilidades u oportunidades que se les puedan presentar con este anuncio. No obstante, Brasil ya es un destino prioritario para muchas de ellas, como Repsol, Telefónica y Banco Santander. Solo un dato: más de la cuarta parte del beneficio de la entidad que preside Ana Botín procede de este país.
Pero el programa de privatizaciones de Temer congenia más con empresas de otros ámbitos, en concreto de la construcción y de la energía. Y es que, aunque aún no se ha detallado la forma en que serán hechos los concursos para la privatización de los bienes, el programa ofrecerá a la iniciativa privada la administración de 14 aeropuertos, 11 lotes de líneas de transmisión eléctrica y 15 terminales portuarias, así como la concesión de carreteras y empresas estatales de las dimensiones de Eletrobras, la mayor compañía de energía del país con un valor de mercado superior a los 5.400 millones de euros (6.400 millones de dólares).
En estos sectores pisan fuerte en América Latina compañías como Iberdrola, ACS, Abertis, Acciona, FCC y Sacyr. Por ejemplo, la reciente fusión de las filiales brasileñas de Iberdrola –Elektro y Neoenergía– ha dado lugar a la mayor compañía eléctrica de Latinoamérica por número de clientes y tendrá un impacto contable positivo no recurrente de 480 millones de euros (aproximadamente 566 millones de dólares) en las cuentas de 2017 de la empresa española.
En el caso de ACS, el grupo español alcanza los 3.000 millones de euros (3.282 millones de dólares) en proyectos eléctricos en Brasil. Uno de los últimos contratos adjudicados a través de su filial Cobra fue en mayo y consiste en la construcción de varias líneas de transmisión por valor de 126 millones de euros (aproximadamente 137 millones de dólares).
Brasil también es un pilar fundamental para Abertis, que a través de su filial en el país, ganó en abril la concesión de una autopista por un periodo de 30 años y que incluye un plan de inversión cercano a los 1.500 millones de euros (1.639 millones de dólares).
El gobierno de Temer estima que el paquete de privatizaciones redundará en unos ingresos de 11.700 millones de euros
Para Acciona también soplan vientos de prosperidad en territorio de Temer. En mayo, la empresa que preside José Manuel Entrecanales se adjudicó la construcción y operación del sistema de tratamiento de aguas residuales de Santa Cruz do Capibaribe, en el noreste del país, por 98,9 millones de reales (28,6 millones de euros / 31,1 millones de dólares). La constructora también pasa por un buen momento en México, donde en enero de 2017 se confirmó la adjudicación de una nueva terminal en el aeropuerto de Ciudad de México en la que también participará. El consorcio del que forma parte Acciona está liderado por Carlos Slim, quien opera a través del Grupo Carso y FCC. El proyecto está valorado en 3.900 millones de euros (4.108 millones de dólares).
Y en el grupo de constructoras españolas que destacan en Latinoamérica tampoco hay que olvidarse de Sacyr, que lleva 1.250 millones de euros (1.451 millones de dólares) en concesiones en la región en lo que va de año a través de siete proyectos. De esta forma, la firma ya es la primera inversora privada de infraestructuras en Colombia y Chile.