Mariveni Rodríguez (ALN).- Sentada en el sofá de su piso, perfectamente peinada, lejos del personaje que cada domingo le toca interpretar en la obra Experiencia Mosuo, Carolina Touceda sale de su ensayo teatral y se planta frente a la pantalla de su ordenador para responder, a través de Zoom, a esta pregunta: ¿Es nuestra sociedad incapaz de organizarse más allá del patriarcado o del matriarcado? La actriz y bailarina argentina deja la pregunta al espectador.
En su experiencia personal y fuero interno Carolina Touceda ya le ha dado la vuelta a esta interrogante. ¿Cómo? Asumiendo su género como una fortaleza y no como una debilidad. E intercambiando roles en su quehacer como dramaturga, actriz, bailarina de danza vertical, jazz, clásico y tango y, además, como inmigrante argentina, con ascendencia de abuelos españoles. “Me emancipé a los 19 años, me vine a Madrid a los 23. Me siento una mujer que se ha liberado del corset y ha dejado el ballet clásico para irrumpir como artista integral en multiplataformas”, dice Touceda adaptada totalmente a la capital madrileña más que a cualquier otra europea.
En su reciente propuesta teatral, Experiencia Mosuo, esta actriz bonaerense sostiene el rol de una despótica influencer y su relación con un neurótico, un hombre que se convierte en cerdo. Ambos desatan un conflicto mediático con consecuencias impredecibles. “Hay que echarle ovarios cuando un tipo de 40 años te acosa y una es muy joven. Allí creces de golpe; no te queda de otra”, comenta, escarbando en un pasado que ya ha superado y que quizá es parte del trasfondo de Experiencia Mosuo aunque el foco de la obra sea otro: el abuso del cuerpo como un objeto que se puede alquilar o vender y el uso de las redes sociales, la veracidad de la información, los bulos y la supremacía de la tecnología sobre la sociedad actual.
Primer acto: El reino de las mujeres y los antecedentes de Experiencia Mosuo
En las laderas del Himalaya yace el hogar del pueblo Mosuo, tierra recóndita conocida como “reino de las mujeres” donde se celebra una ceremonia de iniciación a la pubertad, y donde las mujeres pueden elegir a sus amantes, teniendo pocos o tantos como ellas quieran en su vida.
Carolina Touceda, directora de Aúpa Teatro, da cuenta de los antecedentes del montaje Experiencia Mosuo que hasta el domingo 30 de mayo, a las 17:00 y 18:00 horas y en doble horario, desvela en la calle Velarde 5 de Malasaña.
“En 2019 el programa Iberescena nos otorga una residencia de creación en Buenos Aires. Y allí íbamos a terminar de montar un espectáculo que tenía que ver con el heteropatriarcado y el lugar que había tenido la mujer en la historia. Este trabajo se llamó Mosuo o no Mosuo, en homenaje al pueblo chino Mosuo, donde funciona un matriarcado: las mujeres son las que tienen la última palabra, llevan adelante a su familia y, mediante un ritual, inician a las niñas a la madurez, vistiéndolas hermosamente de flores y haciéndolas andar encima de un cerdo. Con esta experiencia tan particular hicimos una alegoría de lo que sería el rol de la mujer y el hombre en esa cultura y luego extrapolé a un futuro distópico”, explica.
“Experiencia Mosuo es una propuesta cuya dramaturgia y elenco comparto con Álex Ortín. Aquí damos cuenta de las relaciones humanas y el desequilibrio entre sexos y de cómo el poder lo propicia, desembocando en la dominancia de un género sobre el otro. ¿Qué ocurriría si los roles tradicionales del hombre y la mujer se invirtieran?”, se pregunta Carolina Touceda, quien se vale de la tecnología y multiplataformas de Instagram, vídeos enviados vía Whatsapp, vídeo 360º y la experiencia del teatro en directo, o en vivo, con los espectadores para construir una obra híbrida y abierta que pone diferentes tecnologías al servicio de la performance.
“Lo que comenzó siendo una ‘creación coreográfica’, avanzó hasta convertirse en un espectáculo híbrido compuesto de escenas de danza y teatro físico, y de teatro textual, todo ello envuelto por los elementos multimedia. Nuestro propósito es generar, a través de la empatía, una reflexión acerca de los aspectos morales y culturales de los roles de género, del desequilibrio de poderes y la dominancia de un grupo social sobre otro”.
Formada en la Universidad Nacional de las Artes de Buenos Aires (1997-2001), Carolina Touceda se ha desarrollado en varios palos: actriz, dramaturga, guionista, directora teatral, acróbata aérea y circense, entre otras disciplinas, y ha hecho de sí misma el sueño de “lograr ser una actriz que se meta en la piel de otra persona y hacer ver al público cómo siente ese ser, cómo se mueve, cómo habla, cómo vive”, confiesa Touceda, quien lleva con Aúpa Teatro (2007) más de 15 obras realizadas.
Segundo acto: Recomenzar con mi acento argentino y mi raza
“A los 15 años dejo el ballet clásico porque me siento encorsetada. Vine a Madrid en 2002 con una sonrisa en el rostro. Pero cuando llegas como emigrante a otro país, y quieres comenzar una nueva vida, sin papeles ni legalidad que te proteja, son muchos los que quieren aprovecharse de tu estado de vulnerabilidad. Recuerdo todas las pegas que me pusieron al llegar a Madrid por tener mi acento argentino o porque era, literalmente, muy racial. O cuando, trabajando en hostelería, me quisieron pagar con una bolsa de ropa en lugar de mi salario. Recomenzar aquí ha sido más difícil de lo que me imaginé”, rememora Touceda.
La crisis argentina, conocida como El Corralito (2001-2002) atrapó a una sociedad y la clase media y jóvenes resultaron ser los más afectados. La generación de Carolina Touceda, justamente, es parte de este resultado.
“Con un país desmembrado social, económicamente y en lo político, ya éramos más conscientes de que teníamos pocas opciones de progresar. Vivíamos con la sensación de saber que no ibas a poder salir de “villa miseria”, que es como llamamos a los barrios empobrecidos y precarios. Aumentó mucho la marginalidad, la inseguridad y la villa era lo que teníamos frente a frente. Fue la decadencia de un país. Y así toda una generación salió de la Argentina. Hubo quienes regresaron y se estabilizaron; otros que no volvimos”, asume así Carolina Touceda su paso por este vía crucis que es vivir como emigrante, llevar con dignidad las raíces de tu tierra natal y adaptarte a otras culturas donde decidir qué quieres ser y hacer es un acto más. ¿De valentía? O un tercer acto que quizá abrirá el telón en otro escenario: la vida.