Daniel Gómez (ALN).- Al menos 5.500 personas han cruzado la frontera entre el estado venezolano de Apure y el departamento colombiano de Arauca. Huyen del conflicto armado entre el Ejército de Venezuela y grupos irregulares de Colombia. Huyen de la guerra, pero no del peligro. La ONG Care acaba de denunciar que la situación es especialmente preocupante para mujeres y niñas.
Las mujeres y niñas que cruzan la frontera de Venezuela con Colombia “están en riesgo de sufrir violencia de género o abuso sexual mientras intentan llegar a Colombia”.
Lo dice la ONG Care, que está dando apoyo en la frontera desde que hace dos semanas se desatara un conflicto entre el Ejército de Venezuela y los grupos irregulares de Colombia que operan en el lugar. Concretamente, entre el estado venezolano de Apure y la localidad colombiana de Arauca.
“Esta crisis es un nuevo escenario para las organizaciones humanitarias que trabajan con personas migrantes y refugiadas venezolanas. Los enfrentamientos armados deben ser un factor determinante para brindar protección internacional en Colombia y en otros lugares. El conflicto armado agrava la ya grave situación de las personas necesitadas y agrava la vulnerabilidad de las mujeres y las niñas”, dijo Tatiana Bertolucci, directora para América Latina y el Caribe de Care.
El censo de desplazados venezolanos ya supera los 5.500. Y, de acuerdo con los últimos datos de Migración, el número de mujeres en la frontera supera los 1.160, siendo 17 embarazadas y 119 mujeres en estado de lactancia. Sin embargo, se estima que son todavía más.
Según Unicef y otras agencias humanitarias de la ONU que trabajan en la zona, cuatro de cada 10 personas desplazadas son mujeres.
Por datos así, la ONG Care, con base en las regiones fronterizas de Colombia de Nariño, Santander y Norte de Santander, ha puesto su foco en las mujeres. En ayudarlas a “prevenir la violencia de género facilitando el acceso a servicios de salud reproductiva, asesoría legal y psicosocial y empoderando a las mujeres en áreas fronterizas para resolver conflictos y liderar el diálogo en sus comunidades”.
Los riesgos de las mujeres en la frontera
Recientemente, una operación policial en Colombia puso de manifiesto los riesgos que sufren las mujeres migrantes. Este es el conocido caso de la banda de “El Chamo”.
Esta banda, una mafia que traficaba con personas y documentos falsos, operaba principalmente con las migrantes del Zulia, un estado venezolano fronterizo con Colombia. Allí reclutaban mujeres para supuestamente trabajar con unos salarios bastante atractivos y alojamiento.
Pero esto no era más que un señuelo.
“Cuando las víctimas llegaban a Colombia, les ofrecían posada, alimentos y vestuario, pero luego, al parecer, las obligaban a ejercer la prostitución para pagar la supuesta deuda adquirida por todos los conceptos”, advirtió la Fiscalía de Colombia.
El caso es que el modus operandi que siguió la banda de “El Chamo” es similar al patrón con el que operan muchas mafias de trata de personas en la frontera entre Venezuela y Colombia. Mafias que se aprovechan del desespero de los migrantes del éxodo, y ahora, de la angustia de los desplazados que huyen del conflicto en la frontera. De ahí la advertencia de Care.
Todos los desplazados necesitan apoyo
Cabe apuntar que los esfuerzos de esta ONG van más allá de las mujeres. Su plan es apoyar a todos los golpeados por el conflicto.
Tatiana Bertolucci advirtió que los venezolanos “que huyen de la violencia han llegado a lugares mal equipado para recibirlos, y muchos duermen en campamentos improvisados en una escuela y un campo público de baloncesto en la ciudad de Arauquita”.
Agregó que quienes llegaron a Colombia “han denunciado amenazas, detenciones arbitrarias y bombardeos aéreos como el principal motivo de la huida”.
Cabe apuntar que el gobierno colombiano ha establecido servicios de socorro para personas recién llegadas. Sin embargo, sus recursos son limitados y están muy sobrecargados.
Por ejemplo, un reciente informe de Naciones Unidas advertía que los desplazados no tienen un lugar adecuado para descansar.
“Se debe considerar la asistencia con más colchonetas en los alojamientos temporales, así como la ampliación de estos, en paralelo con la consideración de otras opciones y lugares de alojamiento”, apuntaba el informe afirmando que camas, sábanas, cobijas, colchones, colchonetas, carpas, toldos, ropa, zapatos y cualquier otro utensilio para mejorar el alojamiento de los desplazados eran bien recibidos.