Juan Carlos Zapata (ALN).- Esta entrevista es con Francisco Rodríguez. Economista. Responsable de Torino Economics. Él plantea la necesidad de que la oposición y Maduro lleguen a un acuerdo este 2019. Porque Venezuela está al borde de una hambruna. Señala que “no hay una guerra en Venezuela pero es algo similar. La caída de la economía, una de las mayores caídas del mundo. Y está el éxodo masivo. Y el deterioro de la infraestructura. Todo ello es de situaciones de guerra”.
Francisco Rodríguez, reputado economista venezolano, afincado en Nueva York, responsable del informe Torino Economics, habló con el diario ALnavío. Analizó la negociación que adelantan Juan Guaidó y Nicolás Maduro con la mediación del gobierno de Noruega. Señala que antes de ir a elecciones hay que abordar reformas políticas. “Ir a elecciones no soluciona el problema. Importan más las reformas políticas e institucionales que abonen el terreno para que se reconozca la victoria del otro”.
-¿Por qué la negociación?
-La negociación es necesaria cuando no puedes ganar un conflicto. Al principio las partes creen que van a ganar el conflicto. Siempre se piensa que va a ser rápido. Que va a morir poca gente.
“El 40% de los dictadores pierden elecciones, pero menos del 20% entrega el poder. Fue la reacción clásica de Marcos Pérez Jiménez en 1958. Y ya tuvimos esa experiencia en 2015. El chavismo perdió la Asamblea Nacional y recurrió al Tribunal Supremo de Justicia.”
-¿Morir gente? ¿Piensas en una guerra?
-No hay una guerra en Venezuela pero es algo similar. La caída de la economía, una de las mayores caídas del mundo. Y está el éxodo masivo. Y el deterioro de la infraestructura. Todo ello es de situaciones de guerra.
-En enero escribiste un artículo junto a Jeffrey Sachs en el que ya hablabas de la necesidad de la negociación.
-No hay que esperar a que se den las consecuencias del conflicto. Si no hay acuerdo este año puede haber una hambruna. Hasta ahora lo que ha habido es hambre. Estamos a las puertas de una hambruna.
-¿Cómo debe ser la negociación? Ya comenzó una en Oslo. Con características específicas.
-Una negociación buena consiste en que al final las partes se sientan mejor que como entraron.
-¿Cómo se consigue la solución?
-Los opositores de línea dura dicen que no hay que negociar. Pero nadie sensato puede oponerse a que el costo de restablecer la democracia es que Diosdado Cabello quede en libertad. Los venezolanos dirán que si ese es el costo, vale la pena tomarlo. En el artículo de enero decíamos que era una ilusión pensar que la oposición iba a ganar el conflicto. Hay que recordar lo que dijo Juan Manuel Santos. A Maduro hay que darle una salida digna. La condición ineludible es asegurar que en Venezuela puede darse una coexistencia democrática entre las partes.
-Dicen que en Oslo hay avances en materia electoral.
-El problema fundamental son las instituciones políticas. Eso se generó con la Constitución de 1999, y con el chavismo que planteó que hacer más elecciones se traduce en más democracia. Lo que ocurrió es que terminamos con un sistema en el que el poder está muy concentrado. Cuando eliges a un Presidente eliges a todos los demás poderes. Porque en Venezuela el Presidente es muy poderoso. Y esto es así que hasta un Presidente tan impopular como Nicolás Maduro pudo convocar una Asamblea Constituyente. La consecuencia es una dictadura electoral. De modo que cuando se llega al poder no se quiere salir del poder.
-Pero habrá que salir del poder.
-Para el chavismo el costo de salida es muy alto. Porque cree que la oposición va a hacer lo mismo que ellos. Perseguir. Por ello no creo que las elecciones sean el único objetivo. Si se va a elecciones, uno de los lados terminará no reconociendo al otro. Una cosa es hacer elecciones y otra entregar el poder.
-Dicen en la oposición que dictadura sale con votos.
-El 40% de los dictadores pierden elecciones, pero menos del 20% entrega el poder. Fue la reacción clásica de Marcos Pérez Jiménez en 1958. Y ya tuvimos esa experiencia en 2015. El chavismo perdió la Asamblea Nacional y recurrió al Tribunal Supremo de Justicia.
-Declararon a la Asamblea Nacional en desacato.
-Hay el agravante de que el candidato opositor se encontrará con un votante resistente a votar porque le vendieron el tema del fraude. Y si te pasa lo mismo. ¿Reconocerás? Lo vivimos en 2004. La oposición no reconoció aquellas elecciones en tiempos de Chávez.
Este experto tiene una solución para el problema de la deuda de Venezuela
-Esto es más complicado que entonces.
-Ir así a elecciones no soluciona el problema. Importan más las reformas políticas e institucionales que abonen el terreno para que se reconozca la victoria del otro. En Chile las reformas garantizaron el proceso siguiente, y las bases de la coexistencia. Si las fuerzas democráticas chilenas fueron capaces de llegar a un acuerdo con la dictadura, ¿por qué la nuestra no? Partamos de cosas en las que nos pongamos de acuerdo.
-Es difícil esta propuesta. No hay coincidencias.
-Pensemos, por ejemplo, en cómo proteger a Citgo. Cómo llevar el caso de esta filial de Petróleos de Venezuela al Consejo de Seguridad. Cómo lograr el apoyo de la ONU. Porque es antiético embargar activos de un país que esté sufriendo una crisis de gobernabilidad, y además crisis social, y crisis económica, como es el caso de Venezuela. Guaidó puede llevar el caso de Citgo al Grupo de Lima y que este lo lleve a la ONU. Maduro tendrá que apoyar esa iniciativa o de lo contrario argumentar por qué se opone. Es posible ponerse de acuerdo y proteger Citgo. O no es posible y perderla. O ponerse de acuerdo para evitar la hambruna. ¿Podemos evitar la hambruna?