Juan Carlos Zapata (ALN).- “Cuando salieron del poder y se vieron huyendo, refugiándose en apartamentos de amigos, en casas de amigos, en humildes ranchos de simpatizantes de la causa, y sintiéndose además limpios, sin dinero, ahí, sin que nadie se los dijera, se lamentaron de haber confiado en que el poder era para siempre. Como corrieron con la suerte de retomar el poder, se prometieron no desaprovechar la oportunidad que una vez más se les abría. Pero se les pasó la mano. Le cogieron tanto gusto al dinero que no han parado. La excusa es que el dinero es para el partido y la revolución. Todos lo saben. Y lo que comenzó como un seguro de vida se convirtió en un gran negocio y como todo negocio ofrece sus complicaciones: la competencia, la lucha por los espacios para acumular más, para tener más”.