Ysrrael Camero (ALN).- Pedro Sánchez es madrileño, y creció políticamente en el seno del PSOE de Madrid, por lo que aquello que ocurra en la Comunidad sede de la capital lo implica personalmente. Este dato es clave para comprender la manera en que el presidente de gobierno parece haber decidido arropar a Ángel Gabilondo y brindar apoyo a la campaña socialista para las elecciones autonómicas del 4 de mayo. Es una apuesta de alto riesgo, pero eso no es nuevo para Sánchez.
Las elecciones autonómicas que se realizarán en Madrid el 4 de mayo se proyectan como una contienda nacional en España. Este ha sido el gran éxito previo de Isabel Díaz Ayuso. Para la presidenta de la Comunidad, y con ella para el Partido Popular (PP), constituyen las autonómicas el prólogo de las próximas elecciones generales.
Esa escalada nacional es una estrategia lógica por parte de los populares, quienes tienen más de dos décadas de dominio político de la Comunidad, y cuentan con una amplia ventaja en las encuestas. Madrid es la vitrina nacional del liderazgo conservador en España, como en su momento lo fue la Comunidad Valenciana.
La manera en que la presidenta Isabel Díaz Ayuso ha manejado su comunicación política desde el inicio de su mandato es clara, confronta directamente contra el gobierno central, contra Pedro Sánchez, proyectando a Madrid como una “víctima” de las políticas desarrolladas desde La Moncloa.
Mientras Ayuso trata de escalar nacionalmente el debate, la oposición que hace vida en Madrid trata de circunscribirlo a los problemas de los madrileños. Tanto Ángel Gabilondo como Ínigo Errejón saben que el punto débil de Ayuso es su gestión, desde el mal manejo sanitario durante la pandemia, con los escándalos vinculados a las residencias de ancianos, hasta el hecho de ser la única autonomía en no dar ayudas directas a los comerciantes afectados por los cierres.
La debilidad coyuntural de su gestión no se debe exclusivamente a su incapacidad para construir acuerdos amplios en la Asamblea de Madrid, por lo que no ha logrado aprobar los presupuestos, sino que deriva de problemas estructurales heredados, tras dos décadas de recortes y de reducción de la inversión pública per cápita en la capital.
Sin embargo, Pablo Iglesias fue el primero en caer en la celada montada por los populares. Su desplazamiento de la vicepresidencia a la candidatura madrileña cayó como anillo al dedo en la estrategia de Ayuso. En la medida en que la campaña se convierte en una disputa entre tribus nacionales la ventaja del Partido Popular se consolida.
La campaña oficial se inicia el 18 de abril, y el Partido Popular parte con una ventaja considerable, al haber logrado, primero, escalar el debate a nivel nacional, y segundo, convertir a Isabel Díaz Ayuso en el principal tema de la campaña de sus competidores.
Han salido los primeros spots de campaña, mostrando los populares a Ayuso corriendo por los predios más posicionados de la ciudad, mientras que Ciudadanos proyecta a Edmundo Bal en los bares. Más Madrid muestra a Mónica García denunciando el manejo que hizo la Comunidad de Madrid de la pandemia. El PSOE recorre la cotidianidad de lucha de los madrileños que reivindica el sentido común, con un mensaje de Gabilondo llamando a votar.
La tendencia de la gran mayoría de las encuestas parece ser clara. En este momento, es altamente probable una victoria del Partido Popular, que absorbería a los antiguos votantes de Ciudadanos, recuperando una parte importante de aquellos que habían votado por Vox. De esta manera, podría Ayuso gobernar con relativa holgura, contando con el apoyo externo de la ultraderecha.
Las izquierdas tienen una gran debilidad, clara y tradicional: sus divisiones internas. Gabilondo ha dejado claro que no comulga con la estrategia de confrontación y el radicalismo de Pablo Iglesias. Este último evita confrontar con las otras opciones progresistas, pero bien lo hacen sus seguidores, quienes tienen tiempo atacando a Gabilondo por “ausente” en la política de oposición a Ayuso. Más Madrid y Unidas Podemos tienen diferencias irreconciliables, derivadas de una historia de desconfianza y enfrentamiento por el mismo espacio sociológico.
Pedro Sánchez eleva la apuesta
Ante esa tesitura parece que Pedro Sánchez ha decidido elevar la apuesta, incrementando su implicación en la campaña madrileña. Ha retornado el tema madrileño en sus intervenciones públicas, incrementándose también la presencia de la vicepresidenta Carmen Calvo en la campaña. Sin embargo, esto refuerza la estrategia de los populares, logrando sacar la campaña de los problemas de Madrid para polarizar la elección hacia arriba, difuminando las realidades locales.
Esa decisión guarda una lógica. Pedro Sánchez es un político madrileño. Nació en Madrid y su carrera política fue impulsada desde los predios de la capital, desde que en 2003 concurrió a las elecciones municipales en la lista de Trinidad Jiménez, trabajando en la campaña al Ayuntamiento de Madrid de Miguel Sebastián de 2007. Conservar el lugar del PSOE en Madrid puede ser un punto de honor para Pedro Sánchez.
Sin embargo, así como señalamos que la estrategia de confrontación de Ayuso se colocaba en una vía contradictoria a la decisión de girar al centro de Pablo Casado, a escala nacional, es importante destacar que la decisión de colocar a Pedro Sánchez en la dinámica de la campaña madrileña, podría llegar a contradecir el espíritu de la campaña de Ángel Gabilondo.
El problema sigue centrado en la movilización hacia el voto de los distintos sectores de la Comunidad de Madrid. Efectivamente, los barrios conservadores tienen un nivel de participación electoral mucho mayor que los sectores obreros o los barrios populares.
Como esto se refiere a la geografía electoral no es un incremento lineal en la participación lo que cambiaría el resultado electoral, sino la mezcla de movilizar a los propios y desmovilizar a los ajenos.
En ese sentido el lema de campaña del PP, de “comunismo o libertad”, está claramente dirigido a la movilización y concentración del electorado conservador, potenciando la confrontación contra Iglesias.
En dirección inversa, las incursiones provocadoras de Vox en Vallecas tienen un doble efecto: por un lado intentan competir con el PP en la hegemonía del voto conservador, pero podrían contribuir a movilizar a los sectores más radicales de la izquierda hacia el voto efectivo.
Hasta el momento, en movilización la derecha ha sido más efectiva que las izquierdas en esta campaña madrileña. Es muy difícil que la apuesta de Pedro Sánchez no sea que Ángel Gabilondo gane la Comunidad de Madrid, sino que el PSOE siga siendo el principal partido de oposición, una organización con capacidad de respuesta política en el momento de la gran confrontación de las elecciones generales de 2023.
Porque recordemos siempre… el mundo no se acaba el 4 de mayo, y la política tampoco.