Daniel Gómez (ALN).- Está siendo un 2020 especialmente trágico para Guatemala. Al coronavirus se han sumado los huracanes Iota y Eta, con consecuencias “devastadoras” para el país. La gota que colmó el vaso y echó a la gente a la calle fue el presupuesto de 2021, con un monto récord, pero con menos partidas de gasto social y sanitario.
La imagen de este fin de semana en Guatemala fue la del Congreso literalmente en llamas.
En un principio, el incendio se atribuyó a los manifestantes que marchaban contra el presupuesto de 2021, pero nuevas versiones reseñadas por la prensa local sugieren que fue motivado por el gobierno de Alejandro Giammattei para desacreditar las protestas. Les resultó sospechosa la poca seguridad que había en los alrededores del Legislativo, que ninguna de las oficinas principales resultara dañada, y que antes de que se produjera el supuesto acto vandálico, en el edificio descansaran extintores, mangueras y bidones de agua.
“Genera dudas la quema del Congreso y lo sucedido a su alrededor”, cuestionó este domingo el propio vicepresidente de Guatemala, Guillermo Castillo, quien poco a poco ha venido alejándose de Giammattei.
Para quienes dicen q fue vandalismo, acá las fotos de cómo adentro del congreso ya estaba todo preparado, la PNC no hizo nada, hay infiltrados de ellos!
DENUNCIAMOS QUE LA CRIMINALIDAD Y EL VANDALISMO COMO TAL ES DE LOS MISMOS Y NO DE QUIENES ESTAMOS EN LA PLAZA! @MPguatemala pic.twitter.com/p7u8lpyRIQ— Brenda Mejía (@brendamejialo) November 21, 2020
“Con mucha claridad le he manifestado al presidente que las cosas no están bien. Fui elegido vicepresidente y juntos prometimos llevar las riendas conforme la población lo requería; sin embargo, no ha sido como se esperaba”, agregó.
Castillo lamenta la poca comunicación con Giammattei, y también “el uso excesivo de la fuerza policial” en unas protestas que según los organizadores han sido pacíficas. De ahí sus dos peticiones al presidente: una “investigación seria” de la actuación del gobierno contra los manifestantes, y la renuncia conjunta para pacificar el país.
Este último punto no parece opción para Giammattei. Sigue advirtiendo de actos vandálicos, teme una posible rebelión ciudadana contra el gobierno, y propone la activación de la Carta Democrática Interamericana de la Organización de Estados Americanos (OEA). Todo con el objetivo de evitar que los “grupos minoritarios fuercen un golpe de Estado”, a través de un diálogo apoyado por la OEA:
“Invocamos el diálogo entre las diversas fuerzas políticas con el único propósito de asegurar el orden democrático-constitucional de nuestro país”, propuso este domingo en un comunicado tras 24 horas de silencio.
Mientras Giammattei confía en la solución de la OEA, el Congreso paraliza el presupuesto que motivó las protestas en Guatemala “en aras de la gobernabilidad y de crear el espacio de discusión”, dijeron en la madrugada del lunes a través de un comunicado.
El criticado presupuesto de 2021
Aunque el presupuesto fue aprobado por la mayoría del Parlamento y contempla una partida récord de 10.800 millones de dólares, 25% más que en 2020, fue negociado y aprobado con opacidad, a espaldas de sectores sociales y empresariales. También de la opinión pública. Las cuentas fueron validadas a las cinco de la mañana del jueves.
Pero lo que más molesta del presupuesto es que no contempla refuerzos en el gasto social y sanitario tras un año marcado por el coronavirus y los huracanes Iota y Eta, tal como condenaron los 10.000 manifestantes que se echaron a las calles este fin de semana, así como asociaciones de empresarios, intelectuales y grupos religiosos.
“El sector empresarial organizado manifiesta su total repudio a la forma en que una discusión que debió haber sido técnica y razonada se llevó a cabo en forma acelerada con opacidad y con ánimo de evitar la observancia ciudadana”, dijo el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras.
“El presupuesto fue aprobado de madrugada y de urgencia, sin incurrir en un análisis debido”, agregó la Asociación de Cámaras de Comercio Binacionales.
Por su parte, la Cámara Guatemalteca de Alimentos y Bebidas mostró “rechazo, escepticismo y preocupación” por el presupuesto.
“Rechazo por la forma en la que se aprobó el presupuesto, donde predominó la opacidad (…) Escepticismo de que este presupuesto sirva para rescatar el país (…) Preocupación porque hunde al país en el endeudamiento y el déficit fiscal”, señaló la Cámara.
Tejedores, un centro de pensamiento integrado por intelectuales, exfuncionarios, analistas, periodistas y dirigentes empresariales, expresó “rechazo a la forma y al fondo del presupuesto” ante la falta “de prioridades”. Esto lo dicen porque mientras el 59% del país vive en la pobreza, y casi la mitad de los niños menores de cinco años sufren desnutrición, no se plantean aumentos en las partidas de salud, servicios sociales ni educación, pero sí reciben más financiación las concesiones para el sector privado.
“Llevamos 10 años consecutivos de aprobación de presupuestos desfinanciados, pero nunca antes en los montos tan desproporcionados como los correspondientes a este año”, añadió la Conferencia Episcopal de Guatemala.
“La población, escasa en recursos, abatida por diversas catástrofes naturales, no puede sostenerse en tanto existan políticos que, aprovechándose, eviten velar por las necesidades más ingentes y vívidas en todo el territorio nacional”, criticó también la Alianza Evangélica del país.
Coronavirus y huracanes
Este presupuesto, criticado por todos los sectores del país, fue la gota que colmó el vaso en un año especialmente trágico. El coronavirus no sólo ha dejado más de 4.074 muertos, sino también una fractura entre Giammattei y Castillo por la gestión de la pandemia. Este septiembre se filtró un chat en el que el vicepresidente le reclamaba al mandatario no haber actuado como “un verdadero estadista” en la crisis del coronavirus, mientras que Giammattei le respondía que él “no se estaba rascando la barriga”.
A estas discrepancias se suman las consecuencias de los huracanes Iota y Eta que en las últimas dos semanas han azotado al país. Las cifras “devastadoras” reportadas por Naciones Unidas hablan por sí solas:
– 1,2 millones de afectados directos e indirectos.
– 53 muertos.
– 96 desaparecidos.
– 184.391 personas evacuadas.
– 17.200 residen en albergues oficiales.
– Más de 150.000 en albergues no oficiales.