Daniel Gómez (ALN).- La última calentura de Luis Almagro fue llamar “imbécil” al expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero. Al secretario general de la OEA se le vio dolido porque el otro dudara de su apego democrático después de que planteara la intervención militar en Venezuela. Una opción que luego desdijo. Sobre esta polémica hablan los expertos con ALnavío.
Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), calificó de “imbécil” al expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero. Lo insultó no una sino dos veces. Lo cual es anormal en diplomacia, donde cada palabra se mide al milímetro.
“Que no sea imbécil. Es un consejo importante que creo que le puede hacer mucho bien”, declaró a la televisión colombiana NTN24. “Definitivamente está en el grado más alto de imbecilidad”, agregó.
“Gravísimos insultos”, que como dijo Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores de España, reclamarán ante la OEA. “Vamos a presentar una protesta por vía diplomática con un comunicado del ministerio. No se puede aceptar”, reiteró el ministro español desde Nueva York.
“Lo de imbécil es un poco fuerte. Es excederse claramente. Se le calentó la boca”, dice el diplomático español Inocencio Arias, exportavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores en los gobiernos de Adolfo Suárez, Felipe González y José María Aznar, así como director general del Real Madrid entre 1993 y 1995.
“El tono de Almagro es un poco subido”, agrega José Vicente Carrasquero, profesor de Ciencia Política de la Universidad Simón Bolívar de Caracas. Respecto a la respuesta de Borrell, apunta que era lógico que lo hiciera. “Es la función de la diplomacia. Tienen que recordar que Zapatero fue presidente de España. Le corresponde al Estado salir en defensa de una persona que también representa al país en su condición de expresidente”.
La opción militar en Venezuela
El pasado miércoles Zapatero viajó a Caracas y se reunió con el presidente venezolano, Nicolás Maduro. Su intención es sacar adelante una nueva ronda de diálogo entre oposición y oficialismo. Luego de eso viajó a Santo Domingo, a ejercer como conferencista. Desde allí, el expresidente español habló de Almagro. De las declaraciones -que luego desdijo- sobre invadir militarmente Venezuela.
“Resulta insólito que alguien que dirige un organismo internacional desconozca las reglas básicas de la Carta de las Naciones Unidas y de la legislación que regula el uso de la fuerza, que sólo puede ser autorizado por el Consejo de Seguridad de la ONU en una serie de supuestos”, dijo Zapatero refiriéndose al jefe de la OEA.
A Almagro no debió sentarle bien que le cuestionaran su apego democrático. Tampoco que Zapatero comentara que el éxodo venezolano es producto de las sanciones de Estados Unidos contra los funcionarios chavistas. Por estas declaraciones el jefe de la OEA cargó contra el expresidente.
Arias: “Que Maduro convoque unas elecciones limpias. Esa es la única solución”
Pero el caso es que no estuvo lúcido al plantear la opción militar. Al menos así lo piensa Arias. “Lo que dijo es una barbaridad”, apunta el portavoz de Asuntos Exteriores de los tres primeros gobiernos de la democracia en España.
Almagro reconoció luego su fallo. “Siempre debemos agotar el camino de las acciones diplomáticas”, dijo en una carta aclaratoria. “Debemos dejar todas las opciones abiertas, no debe descartarse ninguna opción”. Y esto incluye la militar. Por la que se decantó el jefe de la OEA antes de que estallaran contra él.
Pero no todos consideran un exabrupto la opción militar. “No es una intervención. Es un rescate. Este es un régimen que actúa con leyes contrarias a la ética y la moral. Que está usando la violencia del Estado para imponerse, y los recursos del país para el disfrute de la clase gobernante”, dice Carrasquero.
Este profesor incluso equipara lo que está ocurriendo en Venezuela a lo que sucedió en Alemania con el nazismo. “La oposición y el pueblo están en el campo de concentración del Gobierno”, advierte. De ahí que defienda la opción militar que sugirió Almagro, y que también barajó el presidente de EEUU, Donald Trump.
El diplomático español, contrario a la respuesta armada, sólo ve una salida viable al colapso de Venezuela. “Que Maduro convoque unas elecciones limpias. Esa es la única solución. Pero no las va a convocar. Este presidente, si al principio era democrático, hace tiempo que no es demócrata”.
¿Cuál es el papel de España?
En este momento, una cosa está clara: las democracias latinoamericanas no saben qué hacer con Venezuela. Argentina, Colombia, Chile y Perú son duros críticos del régimen. Ecuador y Brasil también elevaron el tono contra Maduro. Sin embargo, todos descartan la opción militar, y así lo dijeron en la última declaración del Grupo de Lima (Leer más: Las democracias no saben que hacer con Venezuela).
Siguen la política del aislamiento, pero Maduro resulta inmune. Como a casi todo. Y es que también resiste al colapso económico, a la presión internacional y a las sanciones contra funcionarios chavistas impuestas por EEUU, Canadá y la Unión Europea.
Aunque España pertenece a la UE, no defiende la línea dura que siguen desde Bruselas. Ya lo dijo Borrell en julio: “España apuesta por la exigencia y el diálogo. No vamos a abanderar la línea dura de las sanciones cada vez que haya un problema”.
Al ministro español se le ha visto con el canciller venezolano, Jorge Arreaza. Por eso ha recibido críticas, y por eso se ha defendido. “A veces se me critica porque he hablado con el ministro venezolano, pero claro, éste es el trabajo que tenemos que hacer los ministros de Asuntos Exteriores, lo importante es que para encontrar soluciones a las cosas hay que hablar”, dijo en una conferencia celebrada en agosto.
Con Arreaza también se reunió -y dialogó- el canciller español en la última legislatura de Mariano Rajoy, Alfonso Dastis. Fue en septiembre de 2017 en Madrid. Entonces le dijo que España apoya todo aquello que “contribuya a la reconciliación y a la prosperidad de los venezolanos, y ayude a forjar un acuerdo que garantice el pleno respeto a la Constitución venezolana y al Estado de derecho”.
En enero de este año -coincidiendo con el intento de diálogo en el que mediaron Zapatero y el presidente de República Dominicana, Danilo Medina, en Santo Domingo– Fernando García Casas, secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica en el gobierno de Rajoy, apuntó a ALnavío que “el futuro de Venezuela no puede seguir adelante sin un proceso de concordia” (Leer más: “El diálogo en Venezuela es absolutamente necesario”).
Desde el anterior Gobierno se hicieron esfuerzos por dialogar, y hoy también se están haciendo. La diferencia es que ahora no acompañan la línea de sanciones de Bruselas. No las comparten, ya que como advierte Arias, “este tipo de políticas son una lotería”. Considera que con las sanciones “unas veces tienes éxito, y otras veces son un fracaso ya que sufre la población”.
Pero que Sánchez no defienda las sanciones, no quiere decir que bendiga las políticas de Maduro. Ya criticó el presidente español la existencia de presos políticos en Venezuela y admitió que lo del país latinoamericano “no es una democracia”. Así lo dijo en una entrevista para el diario chileno El Mercurio.
España apuesta por el diálogo, como lo ha venido haciendo hasta ahora, pero sigue reiterando que el papel de mediador que ejerce el expresidente Zapatero es a “título personal”.