(EFE).- Los presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay dejaron este jueves a la vista sus hondas diferencias respecto a la política comercial del Mercosur y el rumbo que debe tomar el proceso de integración regional iniciado hace treinta años.
En una cumbre realizada de modo virtual por la pandemia de covid-19, el bloque fundado en 1991 dejó en evidencia las fuertes controversias entre los socios respecto a cuestiones clave del funcionamiento de la unión aduanera.
En la cita de este jueves Argentina traspasó la Presidencia rotativa del bloque a Brasil sin que el grupo llegara a ningún acuerdo sobre los dos temas centrales en discusión: una rebaja del arancel externo común (AEC) y una eventual flexibilización del mecanismo de negociaciones comerciales externas.
Ante la falta de consensos, Uruguay ya había anticipado este miércoles, en la reunión de ministros de Exteriores y Economía del Mercosur, que, permaneciendo como miembro pleno de la unión, comenzará a negociar por fuera del bloque acuerdos comerciales con terceros países o grupos de países.
Este jueves el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, dijo que los «intentos frustrados» de nuevos acuerdos comerciales generan «escepticismo y desconfianza» y sostuvo que, aunque su país quiere «avanzar con el Mercosur» porque así tiene «más poder negociador con el mundo», ha decidido avanzar en acuerdos con otros países «sin que eso signifique violentar la regla del consenso».
PRINCIPIOS FUNDACIONALES
La posición uruguaya es rechazada por Argentina y Paraguay, que reivindican, entre otras normas comunes, lo establecido en el Tratado de Asunción, el acuerdo fundacional del bloque y que marca «la adopción de una política comercial común con relación a terceros Estados o agrupaciones de Estados».
Esa política común ha sido ratificada en 2000 mediante una decisión del Consejo Mercado Común del Mercosur que reafirmó el «compromiso» de los socios de negociar en forma conjunta acuerdos comerciales extrazona, pero Uruguay interpreta que esa resolución no está vigente y, por tanto, no incumple con el ordenamiento jurídico del bloque.
Ante ello, el presidente argentino, Alberto Fernández, sostuvo que el «camino es cumplir con el Tratado de Asunción», «negociar juntos» con terceros países o bloques y «respetar la figura del consenso» y advirtió que las «divisiones de América Latina solo pueden fomentar debilidad y fragmentación».
En tanto, el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, reclamó que se siga trabajando de forma «coordinada y en conjunto», afianzando una «política comercial común» y respetando los «principios fundacionales del Mercosur».
El bloque mantiene abiertas siete negociaciones comerciales, pero ha tenido dificultades en los últimos años para firmar acuerdos de peso, mientras que el ambicioso pacto alcanzado con la Unión Europea afronta un complejo proceso de revisión legal.
DISCUSIÓN POR AEC
Los cuatro socios tampoco lograron llegar al consenso necesario para definir una rebaja del AEC, que es uno de los más altos del mundo y cuyo proceso de revisión comenzó hace dos años.
El AEC del Mercosur es de un máximo del 35 %, pero el promedio aplicado es del 12 %, frente a una media global del 5,5 %.
Mientras Uruguay y Brasil promueven una reducción arancelaria sustancial y amplia, Argentina propone rebajas más moderadas y selectivas que no afecten a manufacturas nacionales sin capacidad para competir con importaciones desde otros mercados.
Fernández sostuvo que la revisión debe contemplar los sectores sensibles, apuntando a una rebaja arancelaria para la importación de bienes para la producción pero «manteniendo los niveles actuales de protección a los bienes finales».
PRISA DE BRASIL
En la cumbre de este jueves, en la que también participaron como mandatarios de Estados asociados el chileno Sebastián Piñera y el ecuatoriano Guillermo Lasso; el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó que «no se puede dejar que el Mercosur siga siendo visto como sinónimo de ineficiencia, desperdicio de oportunidades y restricciones comerciales».
Bolsonaro, que mantiene serias diferencias políticas con Fernández, afirmó que el semestre que acaba no respondió a las «expectativas y necesidades de modernización» del Mercosur ya que se debían haber presentado «resultados concretos» en la revisión del AEC y en la adopción de flexibilidades para las negociaciones comerciales con socios externos.
«Brasil tiene prisa. Los ministros y los negociadores del Mercosur ya son conscientes de nuestra sed por resultados. Necesitamos lanzar nuevas negociaciones y concluir los acuerdos comerciales pendientes, mientras trabajamos para reducir aranceles y eliminar otras trabas al flujo comercial entre nosotros y con el mundo en general», dijo Bolsonaro, quien presidirá el bloque hasta finales de este año.