Leticia Núñez (ALN).- En una entrevista con el diario ALnavío, el embajador peruano en España, José Antonio García Belaúnde, presenta al país como amigable para la inversión. En el plano político, destaca que “nunca hemos tenido periodos tan largos de democracia y se avizora que van a seguir”. Y en el económico, dice que la deuda no supera el 25% del PIB y que el déficit y la inflación no pasan de 3%. Infraestructuras, agroindustria y minería son los sectores que ofrecen más oportunidades a las compañías españolas.
Perú tiene estabilidad jurídica, política y económica. Esa es la mayor ventaja que ofrece el país a los inversionistas extranjeros, en opinión de José Antonio García Belaúnde, embajador peruano en España. “Tenemos cuatro gobiernos sucesivos elegidos democráticamente. Esto les parecerá natural a ustedes, pero a nosotros no porque nunca hemos tenido periodos tan largos de democracia. También tenemos 100 meses de crecimiento continuo, algo que nunca habíamos conseguido”, dice en una entrevista con el diario ALnavío. El embajador se muestra convencido de que en 30 años Perú podrá estar en “el primer mundo” y habla de la educación y la institucionalidad como principales retos.
– ¿En qué momento se encuentra la relación bilateral entre Perú y España?
– Es uno de los mejores momentos porque más allá del discurso tradicional, el de las relaciones históricas, hay cosas muy concretas que destacar. España es el primer inversor extranjero en Perú, tenemos un comercio creciente, hay unas 500 empresas españolas en Perú, en este momento deben vivir unos 50.000 españoles allí y alrededor de 90.000 peruanos se han nacionalizado españoles en los últimos 10 años. Están totalmente incorporados a la vida social y económica española. Es una colonia de la que no escuchamos ninguna queja. Se han ganado el respeto y la simpatía por su laboriosidad y ética. Eso hace que la relación esté nutrida de intereses compartidos.
Pero hay algo más que es importante y que alimenta mucho esa relación: es el rol que ha jugado España como promotora de los intereses de los países latinoamericanos y concretamente de Perú en Europa. Lo hizo en el caso de Perú y Colombia para el acuerdo comercial multiparte, también para suprimir la visa Schengen y en este momento en el que Perú está haciendo un esfuerzo para ser país miembro de la OCDE, España también apoya estos esfuerzos. Hay un cúmulo de intereses recíprocos, de coordinaciones, de afinidades entre ambos países. Además, España tiene una posición privilegiada en la Alianza del Pacífico. De hecho, es el único país extrarregional con un estatuto especial.
– ¿Está Perú preocupado por la crisis en Cataluña?
– Sí, claro que sí. Los peruanos ven España como una unidad. Para Perú, es la España que conocemos, no es una España rota, es una sola. Por la cercanía que tenemos con España nos preocupa porque puede tener efectos también sobre el conjunto europeo y para nosotros Europa es un socio comercial y económico importante.
– ¿Y en lo económico? ¿Qué oportunidades ofrece Perú a las empresas españolas?
– Yo creo que las empresas españolas de un buen tiempo acá han descubierto que Perú es un país de oportunidades. Hay muchas empresas y no sólo las grandes. Muchas medianas empresas que en los momentos más difíciles de crisis se fueron a Perú y salvaron su emprendimiento. Lo que quiero decir es que ya hay un conocimiento en el sector empresarial de las oportunidades que ofrece Perú. Hay una estabilidad jurídica, una estabilidad política y una estabilidad económica. Las reglas de juego permanecen inalterables y las inversiones extranjeras están protegidas.
“En los últimos años, el quintil más pobre de la población ha crecido más en sus ingresos que el 10% más rico”
Existe una seguridad política, tenemos cuatro gobiernos sucesivos elegidos democráticamente. Esto les parecerá a ustedes natural, pero a nosotros no, nunca hemos tenido periodos tan largos de democracia y se avizora que van a seguir. Tenemos 100 meses de crecimiento continuo, tampoco nunca habíamos tenido eso. Los peruanos estamos acostumbrados a etapas de subidas y caídas, de picos. Nuestra deuda no va más allá del 25% del PIB y eso que hemos pasado por una crisis de deuda feroz para América Latina en los años 80. Nuestro déficit fiscal nunca pasa del 3%, nuestra inflación no pasa del 3%… Los fundamentos económicos son sólidos. Además, está considerado el tercer país de la región amigable con las inversiones.
– ¿Qué aspectos debe mejorar el país de cara a recibir inversión foránea?
– Perú tiene probablemente dos desafíos. Uno es el tema de la educación. Parte de esa migración española tiene que ver con que nos quedamos cortos en mano de obra calificada. Y el otro reto es mejorar la institucionalidad y particularmente todo lo que se refiere al Poder Judicial.
– ¿Tiene Perú ahora algún gran proyecto en el que puedan participar empresas españolas? ¿Hay algún sector que viva un momento dulce en la actualidad?
– Hay varios sectores con momentos dulces. Evidentemente hay un plan de desarrollo de la infraestructura en donde ya están participando algunas firmas españolas y donde pueden participar más. Se me ocurre que la tragedia de El Niño Costero que tanto destrozó en infraestructura va a requerir una inversión muy grande y esa inversión va a requerir trabajar con empresas consolidadas, con tecnología puntera… Creo que hay un sector muy importante que ofrece posibilidades muy grandes y que ya está muy presente en el comercio con España que es la agroindustria. Los espárragos que ustedes comen probablemente vienen de Perú, también los pimientos de piquillo… Y siempre está el sector minero, que es la columna vertebral de la economía peruana.
– Yendo a casos concretos, Perú cuenta desde hace muchos años con la presencia de Telefónica en el negocio de las telecomunicaciones, BBVA en el financiero y Endesa en el energético. ¿Qué les aporta la presencia de algunas de las compañías más importantes de España? ¿Sienten un mayor respaldo?
– Perú ha crecido gracias a la inversión y gracias a la inversión extranjera. Si España es el primer inversor, evidentemente ha habido un aporte. Tanto BBVA como, sobre todo, Telefónica han aportado el desarrollo de la comunicación en Perú. Perú es un país comunicado telefónicamente, debe tener tantos millones de celulares como de habitantes en una geografía tan compleja y complicada. El famoso barón de Humboldt cuando conoció Perú dijo que al hacer Dios el Perú se había olvidado del hombre.
– Al contrario, otras empresas como Enagás se han visto afectadas por la cancelación del Gasoducto Sur Peruano. ¿Confían en que la compañía recupere los 260 millones de euros que perdió y pueda volver a Perú?
– Nosotros tenemos una relación muy fluida con Enagás. El tema es que no se hizo el cierre financiero del proyecto por los escándalos de Odebrecht. Entonces hay que replantear las cosas. Pero hay una relación fluida. El presidente de Enagás, Antonio Llardén, ha estado con el presidente Pedro Pablo Kuczynski. No hay problema.
– Hablando de Odebrecht, ¿ha sido un terremoto en Perú?
– Sí, sí lo ha sido. Hemos estado ‘acostumbrados a ver’ casos de corrupción específicos. Lo que nunca habíamos visto es que una compañía tuviera organizado todo un departamento de corrupción, con el que trabajaba a lo largo del tiempo. Estaba todo organizado para corromper y ganar licitaciones. Ha sido un terremoto, pero no diría que peruano sino latinoamericano. Ha estado en Colombia, Venezuela, Brasil…
– ¿Cómo está afectando un caso así a Perú? ¿Han notado una disminución en el apetito inversor?
– No es que se haya notado una disminución en el apetito inversor porque el país es atractivo. Lo que ha hecho es que muchos procedimientos se paralicen y otros se hagan más lentos.
– ¿Cómo pretende el Gobierno combatir este problema?
– Hay una serie de iniciativas legales, se está trabajando además en ciertos sectores que son más sensibles por la cantidad de dinero que se maneja y opciones de inversión. Obviamente se está reforzando el sistema judicial y fiscal.
“Hay tareas para ser ese país del primer mundo que queremos ser y hay que emprenderlas”
– Diego Eduardo de la Torre de la Piedra, uno de los grandes empresarios de materiales de construcción en Perú, dijo en el foro de Ceapi que Perú estará en el “primer mundo” en 30 años. ¿Está de acuerdo?
– Quisiera pensar que eso es verdad. Si Perú recupera una tasa de crecimiento durante los próximos 30 años de un promedio anual de 5-6% no tengo duda de eso. En el año 2000, los pobres en Perú eran más de 60%. En el año 2016, los pobres de Perú son 18%. Se ha reducido mucho la brecha. Más aún, es el país con menos desigualdad en la Alianza del Pacífico. Y en los últimos años lo que ha ocurrido es que el quintil más pobre de la población ha crecido más en sus ingresos que el 10% más rico. Un 64% frente a un 8%. Si el país hace las tareas que debe hacer, si se enfoca con seriedad y avanza en educación de calidad, si terminan de cerrarse estas brechas que hay en agua, electricidad y alcantarillado, claro que sí. Pero para eso hay que crecer. El país puede hacerlo, tiene los recursos para hacerlo. El hecho de que desde el año 2000 no hacemos otra cosa que crecer hace que la gente tenga esperanza y apueste por el futuro.
– ¿Cuáles son los retos futuros de Perú?
– Lo que tiene Perú planteado es ingresar a la OCDE en 2021, que es el bicentenario de la independencia. Que el reto sea entrar a un club puede parecer frívolo, pero entrar requiere muchas tareas en muchos campos como la administración de justicia, la competitividad, la educación… Bajo ese rubro que llamamos ingreso a la OCDE hay un conjunto de tareas que tienen que ser asumidas por la sociedad para justamente estar a la altura de sus socios. Vuelvo a lo que decíamos antes: la educación es un tema clave. Y otro tema es el desarrollo de infraestructuras porque eso tiene todos los efectos benéficos, es un gran generador de puestos de trabajo y estimula las actividades económicas en general.
Otra de las cosas que preocupan es el tema de la salud, una salud que teóricamente está muy extendida a la población pero en la práctica la extensión de cobertura no ha venido acompañada de los suficientes recursos. Entonces ahí también hay un desfase que hay que superar. Son las tareas de un país que se ha consolidado políticamente en una democracia, que se ha consolidado en una estabilidad económica grande y que tiene que hacer tareas para que ese proceso siga. Hay tareas para ser ese país del primer mundo que queremos ser y hay que emprenderlas, así que cuanto antes mejor.