Redacción (ALN).- El 17% del total de los alimentos disponibles en el mundo acabó en basureros de particulares, supermercados, restaurantes y otros servicios de alimentos, dice el informe más reciente del Programa de la ONU para el Medio Ambiente y la organización Wrap.
Imagínese un camión de basura con capacidad para 40 toneladas cargado. Ahora imagínese 23 millones de estos vehículos juntos. Si se pusieran en fila darían siete vueltas a la Tierra.
¿Le parece disparatado?
Pues es la cantidad de alimentos que desperdicia el mundo a lo largo de un año: 931 millones de toneladas de alimentos que acaban en la basura.
Un informe que acaba de publicar el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) junto con la organización ecologista Wrap afirma que cada año se tira a la basura el 17% del total de los alimentos disponibles en el mundo. Son 121 kilos de alimentos desperdiciados por consumidor.
La investigación revela que la mayor parte del desperdicio tiene lugar en los hogares.
11% de los alimentos que se tiran provienen de particulares, mientras que los servicios de alimentación y los establecimientos minoristas tiran entre 5% y 2%, respectivamente.
Sin embargo, lo más llamativo de este estudio es que no son los países que más tienen los que más comida tiran. Naciones ricas y pobres desechan basura por igual.
“Durante mucho tiempo, se asumió que el desperdicio de alimentos en el hogar era un problema importante sólo en los países desarrollados. Con la publicación del informe sobre el Índice de desperdicio de alimentos, sin embargo, vemos que las cosas no son exactamente así”, dijo Marcus Gover, director ejecutivo de Wrap.
El informe compara a Nigeria con Estados Unidos. Mientras en el primer país tiran 189 kilos de alimentos per cápita al año, en el segundo la media es de 59 kilos.
También comparan a México y Colombia con España. En el primer país se desperdician 94 kilos, en el segundo 70, mientras que en el tercero 77.
El desperdicio afecta al planeta
Esta es una tendencia que tiene que disminuir. Y como se ve, tiene que disminuir por igual en países ricos y pobres. Entre el 8% y el 10% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero están asociadas con alimentos que no se consumen, apuntó el informe.
“Disminuir el desperdicio de alimentos reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero y la velocidad de la destrucción de la naturaleza que resulta de la conversión de la tierra y la contaminación. Al mismo tiempo, mejoraría la disponibilidad de alimentos y, por lo tanto, reduciría el hambre y ahorraría dinero en un momento de recesión mundial”, dijo Inger Andersen, directora ejecutiva de Pnuma.
“Si queremos tomarnos en serio la lucha contra el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la contaminación y los residuos, entonces las empresas, los gobiernos y los ciudadanos de todo el mundo deben hacer su parte para reducir el desperdicio de alimentos”, concluyó.