Redacción (ALN).- La dolarización de facto en Venezuela ha ayudado en los últimos años a sus ciudadanos a protegerse de la feroz hiperinflación que mermó sus ingresos en bolívares.
En Venezuela, para el mes de junio, casi el 70% de todas las transacciones se realizaron en dólares, afirmó el economista y director de Datanálisis, Luis Vicente León, al The New York Times. Cerca del 60% de esas compras se realizaron en efectivo y el resto mediante transferencias bancarias o sistemas de pago en línea como Zelle y Venmo.
Al menos 5 millones de personas huyeron de Venezuela en los últimos años, y muchos de ellos envían dinero a los familiares que se quedaron en el país. Antes de la pandemia, en 2019, la diáspora envió un estimado de 3700 millones de dólares a familiares, una cantidad superior a los 3500 millones enviados el año anterior.
«El flujo de dólares también está dando nueva vida a la actividad comercial del país. Más productores están produciendo, más importadores están importando y más gente está comiendo. Esto fue evidente en mi última visita a Petare, uno de los barrios marginales más grandes de Caracas«, señala la periodista Virginia López Glass en el artículo publicado en el medio estadounidense.
Andrés Suárez, un joven venezolano, atribuyó al dólar la salvación de la tienda de víveres donde trabaja en el barrio José Félix Ribas de Petare. “Las cosas han comenzado a moverse de nuevo”, me contó Suárez mientras estaba de pie frente a estantes llenos de champú Pantene, Nutella y papas fritas Pringles. «No sé de dónde saca el dinero la gente”, agregó, “pero están comprando».
Sin embargo, obtener efectivo es complicado. Caty Aguilar, otra residente de Petare, explicó que recibe entre 30 y 50 dólares al mes de su hija que vive en Perú, pero recibir esas remesas significa pasar por una red informal de cambistas de dinero, que a menudo se quedan con una gran parte.
“Publicamos un mensaje en nuestras cuentas de WhatsApp diciendo que tenemos que comprar o vender ‘lechugas’”, que es un código que se utiliza para referirse a los dólares. “Un amigo, o el amigo de un amigo que tal vez trabaja para gente adinerada y recibe pagos en efectivo, finalmente llama”, y ella hace la transacción.