Juan Carlos Zapata (ALN).- El chavismo de Maduro anda de fiesta. Nicolás Maduro calcula que la crisis en Ecuador le dará un respiro regional. La atención del continente y buena parte del mundo se desvía hacia el gobierno de Lenín Moreno. Maduro se burla de Moreno, que lo llamó tirano, que lo llamó dictador, y que ahora le dice que está detrás de un movimiento que intenta derrocarlo. Moreno señaló a Maduro y al expresidente Rafael Correa de conspirar contra su gobierno. Maduro se ríe de Moreno. Y él mismo se autodenomina el superbigotes que tumba gobiernos.
Mientras Lenín Moreno decreta toque de queda parcial que afecta los sitios estratégicos de las instalaciones del país, mientras los manifestantes indígenas toman la sede del Parlamento en Quito, mientras la protesta se mantiene y no parece llegar a término, mientras el Presidente ha tenido que mudar el gobierno a Guayaquil dejando atrás el Palacio de Carondelet en la capital, Maduro desde Caracas aprovecha para atacar a Moreno y al mismo tiempo colocar el caso Ecuador como lo que no se debe hacer en materia económica: aplicar las recetas del Fondo Monetario Internacional. Es un reclamo para Moreno y también una advertencia para la oposición en Venezuela.
¿Por qué arde Ecuador y qué pasará con Lenín Moreno?
Maduro acaba de pasar una buena noche. El régimen de Maduro está en crisis pero Maduro lo coloca como ejemplo de gobernabilidad, y de vanguardia entre los modelos progresistas. Maduro se ufana de que con pocos ingresos y pese al bloqueo y las sanciones internacionales, sigue atendiendo al pueblo, y sigue de pie. Maduro apela a la crisis de Ecuador para marcar el contraste:
Que el FMI quiere imponer un modelo excluyente a favor del capitalismo.
Que ese modelo es capitalista y salvaje.
Que Hugo Chávez echó al FMI de Venezuela.
Que Lula lo echó de Brasil.
Que Néstor Kirchner lo echó de Argentina.
Que la revolución bolivariana garantiza la educación pública.
Que con poco está invirtiendo en la riqueza nacional.
Que la economía de Venezuela volverá a crecer.
El régimen chavista fracasó. Maduro no puede solucionar la crisis que se inició con Chávez y que él profundizó. La crisis que sufre Venezuela ha obligado a más de cinco millones de personas a comenzar la vida en otros países, incluyendo Ecuador, que junto a Colombia y Perú es uno de los más afectados por el éxodo. Pero Maduro coloca al chavismo como modelo enfrentándolo al del FMI.
El modelo del FMI le quita los derechos al pueblo.
El modelo del FMI lo privatiza todo.
El modelo del FMI le da prioridad a los ricos.
El modelo del FMI empobrece a las mayorías.
El modelo del FMI prioriza las cuentas bancarias.
Maduro acaba de pasar una buena noche. El régimen de Maduro está en crisis pero Maduro lo coloca como ejemplo de gobernabilidad, y de vanguardia entre los modelos progresistas. Maduro se ufana de que con pocos ingresos y pese al bloqueo y las sanciones internacionales, sigue atendiendo al pueblo, y sigue de pie. Maduro apela a la crisis de Ecuador para marcar el contraste.
Maduro vincula a Moreno con todo lo peor que, en su opinión, significa el FMI. Y lo llama traidor, que traicionó al pueblo, aplicando las recetas del FMI. “Es valiente para quitarle los derechos al pueblo”, dijo Maduro. Está Maduro en la línea de lo que dice Rafael Correa. Que Moreno traicionó el programa político, que traicionó el programa económico para favorecer a los grupos de interés, a los poderosos. Maduro llama a Moreno a que desmonte las medidas económicas que provocaron la protesta. Por eso el pueblo está en la calle, dijo Maduro, y es lo mismo que dijo este martes Rafael Correa en la entrevista que concedió al medio ruso, RT. Lo que no reconocen ambos es que Correa dejó incubada la crisis económica. Correa endeudó a Ecuador. Correa gastó sin límites. Y Correa mantuvo los subsidios a la gasolina a pesar del costo que ello implicaba para el presupuesto. Correa podía darse ese lujo por los altos precios del petróleo de los que gozó, igual que Hugo Chávez en su tiempo. Ahora Maduro lanza la advertencia. Aprovecha la crisis de Ecuador para cargar contra la oposición interna que lidera Juan Guaidó, y alertar a quienes lo oyen de lo que puede pasar en Venezuela si se aplicaran las recetas del FMI. Advierte de los acontecimientos que se desencadenarían:
La revolución que surgiría en Venezuela.
Lo de Ecuador se quedará pequeño.
Lo de Ecuador sería un niño de pecho.
A Maduro le gusta esta comparación. Ya lo hizo una vez. En agosto de 2016 cuando el dictador de Turquía arremetió, reprimió, encarceló a los que acusó de haber intentado un golpe de Estado para echarlo del poder. Dijo Maduro: “¿Ustedes vieron lo que pasó en Turquía? Erdogan se va quedar como un niño de pecho para lo que va a hacer la revolución bolivariana si la derecha pasa la frontera del golpismo”. Y Maduro cumplió. Es la promesa que Maduro ha cumplido al pie de la letra, con la represión, los presos políticos, la violación de los derechos humanos, la tortura, los asesinatos, los ajusticiamientos. Y aquí hay que establecer una diferencia con Moreno. Pues a pesar de la gravedad de la situación, en Ecuador se ha evitado la represión y las muertes.
Ahora Maduro amenaza con otra cosa. Que es el chantaje al que ha apelado el chavismo en todo este tiempo. Lo hizo Hugo Chávez y lo han hecho Maduro y Diosdado Cabello, este el segundo hombre del régimen. Han dicho que sólo el chavismo es garantía de paz, y que de no haber sido por la revolución bolivariana, Venezuela estuviera sumida en la violencia, que el pueblo ya habría barrido con los ricos. Ese es el anuncio que ratifica Maduro.