Zenaida Amador (ALN).- Este martes 5 de mayo 17 estados de Venezuela fueron afectados por una falla eléctrica y la respuesta oficial no se hizo esperar: hubo un ataque a las líneas de transmisión. Lo dice el régimen de Maduro a horas del intento frustrado de incursión terrorista contra Venezuela. Y es que las recientes operaciones de civiles y militares que buscaban montar una acción contra Nicolás Maduro, las cuales fueron desarticuladas y expuestas por el régimen, no solo le han abierto al chavismo las puertas para una nueva arremetida contra la disidencia, sino que le han vuelto a dar excusas para seguir en la permanente estrategia de no asumir responsabilidades por la crisis nacional.
La búsqueda de un culpable a quien endilgarle los males del país ha sido la fórmula utilizada una y otra vez por el régimen para encubrir su negligencia y el fallo del modelo que ha intentado imponer a lo largo de dos décadas. “Debemos denunciar que el Sistema Eléctrico Nacional sufrió un ataque a sus líneas de transmisión de la troncal 765, justamente horas después del intento frustrado de incursión terrorista contra Venezuela”, señaló Delcy Rodríguez, la vicepresidenta Ejecutiva de Nicolás Maduro para salir al paso al nuevo apagón nacional.
Pero sus argumentos se caen solos. A lo largo de marzo se reportaron 580 protestas en el país, de las cuales 46 fueron por reclamos ciudadanos motivados por las fallas eléctricas, según los datos recopilados por el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.
Esta tendencia a manifestarse siguió presente en abril, sin importar que el país se encuentra en cuarentena desde mediados de marzo como medida para contener la expansión de la Covid-19. Este lunes 4 de mayo fue asesinado un estudiante de 21 años en el estado andino de Mérida cuando protestaba, junto a otros vecinos de su comunidad, por la falta de electricidad.
Varios sectores de Mérida sumaron unas 223 horas sin servicio eléctrico en abril, según la asociación civil Promedeum, que se ocupa de la promoción, educación y defensa de los derechos humanos en esa entidad. Solo en la capital del estado, según su registro, los cortes de electricidad aumentaron 190% en abril con relación a lo reportado en marzo.
Un sistema que se cae a pedazos
La economía venezolana es hoy 65% más pequeña de lo que fue en 2013 debido a un ciclo recesivo histórico, a lo largo de estos últimos años alrededor de 5 millones de venezolanos han emigrado a otras naciones y desde el 13 de marzo el país se encuentra en un estado de parálisis general por la cuarentena, pero aun en este contexto las fallas eléctricas no solo son recurrentes, sino que van en aumento.
Una consulta pública que desde el inicio de la cuarentena realiza la Asamblea Nacional muestra que al 18 de marzo el 86,1% de los consultados experimentaba fallas en el suministro eléctrico, un problema que fue en aumento hasta que al 4 de mayo alcanzó a 96,1% de los consultados. Es decir que con una menor demanda de energía, pues la economía está paralizada en un 90%, el sistema carece de capacidad para atender las necesidades mínimas de la población.
Solo durante 2019 hubo 87.260 fallas eléctricas, incluyendo un ciclo de megapagones de alcance nacional que se prolongaron por más de 100 horas, y durante los dos primeros meses de 2020 el registro llegaba a 10.033 fallas, según el Comité de Afectados por los Apagones.
En la actualidad el país se encuentra en lo que se considera el ciclo seco, de mayor calor y sequía, uno de los puntos más críticos para el sistema eléctrico. A inicios de marzo la Asociación Venezolana de Ingenieros Eléctricos y Mecánicos ya había advertido sobre la precariedad del sistema y el riesgo de que se presentaran mayores y más graves apagones.
De igual forma lo hicieron voceros de la Federación de Trabajadores Eléctricos quienes advirtieron que el régimen de Maduro había puesto a cargo de algunas labores de mantenimiento del sector a personal de la Milicia, que es un cuerpo civil armado.
Tras los mega apagones del primer trimestre de 2019, el régimen de Maduro nunca ofreció detalles de lo ocurrido, que entonces también atribuyó a sabotaje y a ataques eletromagnéticos, ni rindió cuenta de las obras supuestamente realizadas para restablecer las unidades de generación hidroeléctrica afectadas. La precariedad del sistema y las fallas recurrentes parecen hablar con más claridad que los reportes oficiales.
Lo cierto es que durante los primeros 15 años del chavismo se malversaron alrededor de 25.000 millones de dólares originalmente destinados a la inversión eléctrica, lo que dejó al sector vulnerable para la etapa del desplome de los ingresos petroleros que se vive desde 2013 a la fecha. ¿Un ataque insurgente?