Zenaida Amador (ALN).- Los ingresos por exportaciones petroleras de Venezuela llegaron a 6.115 millones de dólares al cierre del primer trimestre del año, 72% menos que en igual período de 2013. Aun así, siguen siendo la principal fuente de recursos del país, por lo que Nicolás Maduro hace toda clase de esfuerzos por burlar las sanciones en su contra impuestas por Estados Unidos con tal de preservar esa válvula de oxígeno que le permite sostenerse en el poder.
El presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA), Manuel Quevedo, insiste en señalar que la producción petrolera de Venezuela se elevará hasta los dos millones de barriles diarios en 2020, algo que a primera vista luce cuesta arriba. Sin embargo, los medios de comunicación del régimen de Maduro sacaron a la luz pública esta semana un Informe Diario de Producción de PDVSA, según el cual se habría detenido la caída y todavía más, se habría elevado la producción de crudo hasta los 968.900 barriles diarios. Se trata, indica el reporte, de un incremento de 339.400 barriles por día en sólo un mes. Es una “recuperación acelerada”.
Para la Venezuela que hace 14 años tenía en sus planes llegar en 2019 a un bombeo de seis millones de barriles diarios esta cifra luce marginal; pero para el país de hoy, con una industria petrolera depauperada, hablar de una producción de 900.000 barriles diarios es un lujo. Todo un éxito.
En 2016 el bombeo de petróleo en Venezuela promediaba 2,5 millones de barriles diarios, en 2017 la cifra rondaba 1,9 millones, en 2018 estuvo por debajo de 1,5 millones y en 2019 sigue en picada. El más reciente informe de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, citando fuentes primarias, señala que se ubicaba en 933.000 barriles por día en agosto y para octubre bajó a 761.000 barriles.
Las tendencias reportadas en distintas fuentes del mercado apuntan a que la desinversión y los severos problemas internos de la industria, más el efecto constrictor de las sanciones internacionales sobre el régimen de Maduro, han acelerado esta caída. Datos de la firma Argus indican que el poco margen de Venezuela para exportar sus hidrocarburos a causa de las sanciones hizo que engrosaran los inventarios. Es decir que, aun con un bombeo en mínimos históricos, el crudo disponible superaba la capacidad de exportación del país, pues más allá del cierre de algunos mercados también se cuenta el hecho de que muchos cargueros evitan prestarle servicio al régimen venezolano.
Pero la capacidad de almacenamiento de hidrocarburos, continental y flotante, llegó a un punto límite. En septiembre Reuters reportó que los inventarios de crudo superaban los 38 millones de barriles, su nivel más alto desde principios de 2018. Según Argus, por esta razón se procedió a limitar la producción de extrapesados en la Faja del Orinoco. PetroSinovensa -que opera en sociedad con China– fue uno de los proyectos afectados.
El propio Informe Diario de PDVSA dice que en octubre la producción bajó a 629.500 barriles por día por el “desbordamiento” de inventarios de hidrocarburos, debido a las sanciones del gobierno estadounidense que ralentizan la colocación de cargamentos de exportación. Esto obligó a paralizar el despacho de crudo a los terminales de embarque, en una cadena que va aguas arriba hasta “incidir directamente en el cierre de producción de ciertos pozos”.
Vías clandestinas
Argus informó a inicios de octubre que Venezuela, sin importar las sanciones de Estados Unidos, decidió aliviar sus almacenes canalizando unos tres millones de barriles de crudo y refinados a La Habana. Sólo en la primera mitad de ese mes movió 200.000 barriles a Cuba.
Se detectó entonces que seis cargueros se estaban movilizando con nuevos despachos a la isla, pero aplicando como protocolo de operación el apagado de sus transpondedores al alcanzar el límite náutico de Venezuela con el fin de “oscurecer la llegada y salida de la mayoría de los petroleros en un esfuerzo por evadir las sanciones estadounidenses”.
La agencia AP, citando datos de la agencia de análisis marítimo Windward, mostró que tras las sanciones hubo un drástico descenso en el tráfico marítimo legal. En los nueve meses posteriores a la aplicación de las sanciones se detectaron 14 actividades sospechosas cerca de aguas venezolanas, equivalentes a 22% de las 50 llegadas a puerto reportadas en el país en ese lapso.
En apenas 2 años este general enterró a la industria petrolera de Venezuela
En este sentido la firma rastreadora de envíos petroleros TankerTrackers informó este jueves que cerca de 60% de las exportaciones petroleras de Venezuela en octubre se hicieron de forma “encubierta” a través de estas prácticas de evadir el seguimiento de la flota.
“Los delincuentes vinculados a Venezuela son cada vez más creativos para manipular las leyes que rigen el comercio marítimo internacional para evitar las sanciones”, dijo a AP Ian Ralby, director de I.R. Consilium, firma experta en seguridad marítima.
Se podría estimar que por estas vías Venezuela buscó acelerar el drenaje de inventarios petroleros en el mes de octubre y eso, eventualmente, pudo abrir margen para recuperar la producción. La misma PetroSinovensa, que bombea cerca de 120.000 barriles por día, reactivó la producción a mediados de octubre.
Lo cierto es que en la medida en que el régimen de Maduro encuentra fisuras en las sanciones internacionales en su contra se abren espacios de sobrevivencia incluso con la producción petrolera en niveles críticos.