Daniel Gómez (ALN).- “Las sanciones deben fortalecerse haciéndolas más multilaterales y más gravosas para la élite, y asegurándose de que perdonen a los venezolanos comunes, algunos de los cuales han resultado heridos”. Eso dice el exministro venezolano Ricardo Hausmann, profesor de la Universidad de Harvard, y José Ramón Morales-Arilla, investigador de esta misma universidad.
Sanciones. No negociaciones. Eso es lo que piden los académicos venezolanos Ricardo Hausmann y José Ramón Morales-Arilla para resolver la crisis de Venezuela.
Hausmann, economista, ministro de Estado en tiempos de Carlos Andrés Pérez y profesor de la Universidad de Harvard, comparte con su colega Morales-Arilla, investigador en esta misma universidad, la necesidad de fortalecer las sanciones contra los altos funcionarios chavistas.
“La experiencia de negociaciones anteriores muestra que el no reconocimiento internacional (que impide que Maduro controle los activos de Venezuela en el exterior) y las sanciones son las únicas fuentes de influencia sobre el gobierno. Entonces, el único camino hacia una negociación es hacer que el status quo sea tan desagradable para la camarilla gobernante que su unidad se desmorone. Sólo eso les dará una razón para negociar. Esa es exactamente la estrategia seguida por la comunidad internacional que condujo al acuerdo nuclear de Irán de 2015 y al fin del apartheid sudafricano”, escriben Hausmann y Morales-Arilla en el portal Project Syndicate.
Para estos académicos venezolanos es “ingenuo” pensar que una negociación por sí sola resolvería el problema de Venezuela.
Critican, además, “al coro de analistas que viene argumentando que el catastrófico desempeño de la economía venezolana se debe a sanciones internacionales”. Aquí cabe apuntar que no son pocos los que lo hacen. En el artículo, Hausmann y Morales-Arilla incluyen una referencia a un reciente texto del economista venezolano Francisco González para The New York Times. Pero hay más. Por ejemplo, la Oficina para la Gobernabilidad de Estados Unidos y la relatora especial de la ONU para medidas coercitivas, Alena Douhan, han documentado que las sanciones internacionales aceleraron la crisis de Venezuela. Una crisis que, y en este punto todos coinciden, comenzó mucho antes de que se aplicaran sanciones a Nicolás Maduro.
La tecnología como solución
En cualquier caso, Hausmann y Morales-Arilla sostienen que “el no-reconocimiento” a Nicolás Maduro ni a la Asamblea Nacional electa el pasado diciembre, así como “las sanciones son elementos fundamentales de una estrategia para restablecer la democracia en Venezuela”.
“Es necesario fortalecer las sanciones haciendo que sean más multilaterales y más agobiantes para la élite, y garantizando que no afecten a los venezolanos comunes que, en ciertos casos, han resultado perjudicados”, sostienen.
Su propuesta para que esto último se haga realidad y que el venezolano de a pie no se vea afectado es aprovechar la tecnología. Y en este sentido exponen dos ejemplos:
Tecnología para “que el gobierno de Guaidó entregue documentos de identidad electrónicos a los ciudadanos, privando al régimen de un mecanismo para despojar a los ciudadanos de sus derechos”.
Y tecnología “para elegir a la persona que sería reconocida internacionalmente como el presidente interino de Venezuela, y que se mantendría en funciones hasta que se logre restablecer la democracia”.