Redacción (ALN).- Ventanas rotas por las balas que quedan luego en los recibidores de los apartamentos. Esa es la última imagen que está dejando la guerra no declarada entre los delincuentes que controlan los barrios pobres del oeste de Caracas y la Policía de Venezuela, una institución que se ha visto superada por el poder de fuego de los antisociales.
El nuevo enfrentamiento inició la madrugada de este jueves, cuando integrantes de la banda del líder negativo conocido como «Koki» atacaron puestos policiales en los barrios pobres de La Vega y La Cota 905.
Pero, en el intercambio de disparos, que ocurre por segundo día corrrido, también resultaron afectados hoy los residentes del alguna vez pujante barrio de clase media El Paraíso, cercano a La Cota 905.
«Lo que pasa es que agarraron más fuerza (los delincuentes) y te podrás imaginar», le dijo un habitante del oeste de Caracas a la periodista venezolana Yasmín Velasco. «Pareciera que son dueños de alguna fábrica de armamento y municiones porque echan tiros y tiros y y no se les acaban las municiones», agregó.
Algunas de esas municiones acabaron rompiendo ventanas e ingresando a los recibidores de El Paraíso, un barrio que amaneció sin personas en las calles y con el comercio trabajando a media máquina.