Antonio José Chinchetru (ALN).- Las políticas de Vladimir Putin y Xi Jinping conforman junto con los regímenes castrista y chavista el póquer de preocupaciones de Donald Trump en América Latina y el Caribe. La penetración económica y militar de China y Rusia en la región, así como el apoyo que ambos ofrecen a Nicolás Maduro y el mantenimiento por parte de Moscú de una política propia de la Guerra Fría en Cuba, suponen los mayores desafíos para EEUU en la zona, según se refleja en la Estrategia de Seguridad Nacional. El crimen organizado en América Central también ocupa un lugar destacado.
Cualquier simpatía que Donald Trump pudiera sentir por Vladimir Putin ha quedado relegada al baúl de los recuerdos, según se refleja en la Estrategia de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Rusia y China comparten un lugar prioritario en las preocupaciones del Gobierno estadounidense a nivel mundial, según se refleja en el documento hecho público este lunes. América Latina y el Caribe no son la excepción. El capítulo dedicado al hemisferio occidental (el continente americano) señala a la influencia de Moscú y Pekín entre sus principales preocupaciones en la zona, junto con el crimen organizado y la persistencia de los regímenes chavista de Venezuela y comunista de Cuba.
El Gobierno de Estados Unidos considera que tras una segunda mitad del siglo XX protagonizada por “dictaduras e insurgencias que mataron a decenas de miles de personas”, el continente “se encuentra en la cúspide de la prosperidad y la paz, construida sobre la democracia y el Estado de derecho”. Sin embargo, esta visión optimista se matiza al señalar que “los desafíos permanecen”. Recuerda: “En Venezuela y Cuba, los gobiernos se aferran a modelos autoritarios izquierdistas anacrónicos que continúan fallando a su gente”.
Exportaciones rusas y chinas de armamento
La Estrategia de Seguridad Nacional apunta también que “los competidores” de EEUU “han encontrado espacio operativo en el hemisferio”. Se trata de la principal potencia asiática y la Federación Rusa. El documento afirma: “China busca llevar a la región a su órbita a través de inversiones y préstamos liderados por el Estado. Rusia continúa con su política fallida de la Guerra Fría al reforzar a sus aliados cubanos radicales mientras Cuba continúa reprimiendo a sus ciudadanos”. La Casa Blanca también acusa a Pekín y Moscú de apoyar “la dictadura en Venezuela”. Además, señala que ambos Gobiernos “buscan expandir los vínculos militares y la venta de armas en toda la región”.
Para EEUU: “Rusia continúa con su política fallida de la Guerra Fría al reforzar a sus aliados cubanos radicales”
Aunque el documento no lo recoge, la venta de armamento y el apoyo a los regímenes de Nicolás Maduro y Raúl Castro están muy relacionados. Venezuela representa el 80% de las exportaciones rusas de material bélico a América Latina, según un informe elaborado por Chatham House, al tiempo que el Servicio Federal Ruso para la Cooperación Militar Técnica está trabajando en la modernización de las Fuerzas Armadas cubanas.
Por otra parte, y a pesar del peso de la República Bolivariana dentro del mercado armamentístico ruso en la región, China ha logrado desbancar a Moscú como principal proveedor de insumos militares al régimen chavista, según el Stockhorm International Peace Research Institute.
Frente a los riesgos, la Estrategia de Seguridad Nacional apuesta por el multilateralismo regional “para construir seguridad y prosperidad a través de un fuerte compromiso diplomático”. Afirma: “Aislaremos a los Gobiernos que se niegan a actuar como socios responsables en el avance de la paz y el bienestar hemisférico. Esperamos ansiosos el día en que los pueblos de Cuba y Venezuela puedan disfrutar de la libertad y los beneficios de la prosperidad compartida, y alentamos a otros Estados libres en el hemisferio a apoyar este esfuerzo compartido”.
“Aislaremos a los Gobiernos que se niegan a actuar como socios responsables en el avance de la paz y el bienestar hemisférico”
Resulta destacable que, a pesar de que se defiende una estrategia común en la que participen muchos Estados democráticos de todo el continente, tan sólo se cita a un país concreto como aliado destacado. Es su vecino septentrional: “Canadá y los Estados Unidos comparten una asociación estratégica y de defensa única”.
A esto añade: “Estados Unidos también tiene relaciones importantes y más profundas con países clave en la región. Juntos, construiremos un hemisferio estable y pacífico que aumente las oportunidades económicas para todos, mejore la gobernabilidad, reduzca el poder de las organizaciones criminales y limite la influencia maligna de las fuerzas no hemisféricas”.
Lucha contra el crimen organizado
Los “desafíos” que señala el documento no se limitan a la penetración económica y militar de China y Rusia. Apuntan directamente al crimen organizado, con especial énfasis en sus efectos sobre América Central: “Las organizaciones delictivas transnacionales, incluidas las pandillas y los cárteles, perpetúan la violencia y la corrupción y amenazan la estabilidad de los Estados centroamericanos, incluidos Guatemala, Honduras y El Salvador”. Frente a esto, y como parte de las “acciones políticas” anunciadas, se establece: “Nos aseguraremos de que el sistema financiero de EEUU no sirva como un refugio o un punto de tránsito para ganancias criminales”.
A esto se suma el aliento a “las culturas de la legalidad para reducir el crimen y la corrupción, incluso apoyando los esfuerzos locales para profesionalizar a la policía y otras fuerzas de seguridad; fortalecer el Estado de derecho y emprender una reforma judicial; y mejorar el intercambio de información para apuntar a delincuentes y líderes corruptos e interrumpir el tráfico ilícito”.