José Guerra (ALN).- El martes 26 de mayo de 2020 fue asesinado en una emboscada en el estado Bolívar, el primer teniente de la Fuerza Armada Bolivariana de Venezuela, Jesús Manuel González Gómez. También falleció un sargento. Fueron muertos por una banda de delincuentes, traficantes de oro y tal vez de drogas. El primer teniente González Gómez murió en el cumplimiento de su deber y vocación, sirviendo a la patria, no sirviéndose de la patria. Y como ese teniente y ese sargento, así están miles de oficiales y tropas de la institución, prestos a cumplir lo que juraron cuando adoptaron el uniforme como símbolo de vida. El honor fue divisa.
Pero hay otros que en lugar de servir a la patria se sirven de ella. El 21 de noviembre de 2013 se creó la Corporación Venezolana de Comercio Exterior (Corpovex), la cual tuvo como misión “Concentrar su esfuerzo en organizar y garantizar las importaciones para cubrir las necesidades del país y las exportaciones para generar ingresos; para ello realiza actividades de procura nacional e internacional, encadenamiento logístico, agenciamiento de aduanas, importación y suministro de bienes e insumos requeridos para el desarrollo de las actividades productivas nacionales públicas y privadas conforme a la Agenda Económica Bolivariana y enmarcadas en las acciones del motor exportador”.
El presidente de Corpovex entre 2014 y 2018 fue el general Giuseppe Yoffreda. Corpovex fue el segundo importador público después de la empresa de alimentos CASA. Se valió Corpovex de algunas firmas intermediarias tales como Portar Intertrade Ltd, domiciliada en Barbados. Los bliburgueses Samark López (llamado el Rey de los Clap) y Alex Saab, este nacido en Colombia, eran parte importantes de esas compañías y tantas otras. La danza de dólares en importaciones con sobreprecio y contenedores vacíos fue la impronta. El general Yoffreda fue sacado de Corpovex y enviado como diplomático a Catar. El honor no fue su divisa.
Mientras los verdaderos militares estaban en sus unidades bregando con sus subalternos, entrenándose y formándose, se estaban creando empresas para hacerse de contratos con entes públicos y aprovechándose de las divisas preferenciales, con sus agentes en Cadivi, el organismo que controlaba las divisas. Militares activos y recién retirados hicieron fiesta. Fue conformada la Asociación Cooperativa Andina de Festejos, la cual proveyó desde servicios de catering a los eventos sociales del Seniat -organismo recaudador de impuestos- hasta la dotación de motos policiales durante el lanzamiento de la Misión a Toda Vida Venezuela, un programa social lanzad por Nicolás Maduro.
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Sin recato y sabiéndose intocables, algunos de los directivos exhibían sus fotos en redes sociales sobre sus viajes turísticos a Malta, España y Mónaco. Lo mismo sucedió con la Asociación Cooperativa El Tepuy al asegurarse contratos con ministerios y empresas del Estado para la adquisición, desde neveras para hospitales pasando por fotocopiadoras para oficinas públicas. La versatilidad de esos militares desdoblados en flameantes empresarios, es asombrosa.
Pero quien hizo su agosto fue la empresa Inversora Cajaer, subsidiaria mercantil de la Caja de Ahorro del Ejercito Bolivariano. Inversora Cajaer recibió de Cadivi, a cargo del general Manuel Barroso, entre 2012 y 2014, más de 22 millones de dólares para importar una variedad de productos: atún en latas, leche, máquinas para ordeñar y cámaras de videos, entre tanto otros bienes. Barroso también era el jefe de Cadivi, el ente que administró alrededor se 200.000 millones de dólares.
Parte importante de las compras de atún se hizo a las empresas ecuatorianas Maviga, Inc, Pacifc Fish y Conservas Isabel, todas ellas vinculadas al ex presidente de Ecuador, Rafael Correa.
Una característica de esos nuevos empresarios es que ni ninguno de ellos produjo nada. Se dedicaron más bien a la importación y la obtención de contratos con el Estado, para lo cual se requiere solamente una oficina y pocos empleados.
Siendo diputados electos a la Asamblea Nacional, tres connotados militares, llegaban a las sesiones en camionetas Toyotas 4 Runner, valoradas cada una en más de 60.000 dólares. Para ellos y para sus guardaespaldas. Con un salario de militar retirado no se puede adquirir un vehículo de ese tipo. ¿Para eso fue que se alzaron contra Carlos Andrés Pérez? ¿Para eso es que dicen que están haciendo una revolución? El honor alguna vez fue su divisa.