Sergio Dahbar (ALN).- La italiana Elsa Ferrante se convirtió en una autora de culto, aunque nadie sabía si existía o si ese nombre era un seudónimo. Matt Bissonnette, integrante de la Marina de EEUU, escribió un libro con seudónimo, pero luego salió del anonimato que protegía su vida con tal de lograr el éxito. ¿Es válido que un periodista revele información que una persona guarda celosamente? Habría que ver. También cabe preguntarse si una persona que ha jurado guardar un secreto puede cambiar de parecer impunemente para convertir esa información preciada que nadie conoce en un negocio lucrativo.
Estos son los dilemas que inquietan a los tripulantes de esta nota. La escritora italiana Elsa Ferrante se convirtió en una autora de culto en su país con novelas de páginas abundantes y tramas intimistas laberínticas. Alice Munro, Gwyneth Paltrow y Hillary Clinton se sumaron a sus fans. Nunca nadie supo quién era ella porque no concedía entrevistas: por lo tanto nadie sabía si existía o si ese nombre era el parapeto de un seudónimo. Cero presentaciones. Cero firma de libros. Pretendía el anonimato. Algo que se paga caro.
Algunos prefieren esconder la identidad para preservarse del éxito. Otros, ser muy famosos para aprovecharse de la fama
En otra orilla se encuentra el marine Matt Bissonnette, uno de los seis integrantes del grupo de operaciones especiales de la Marina de EEUU (Navy Seals) que entró en la residencia de Abottabad (Pakistán) donde se escondía el líder de Al Qaeda. Cerraba así EEUU el capítulo del 11 de Septiembre.
Bissonnette escribió un libro en 2012, Un Día Difícil: la explicación de primera mano de la misión que mató a Osama Bin Laden, con el seudónimo Mark Owen. Se trata de una confesión no autorizada por autoridades de Estados Unidos. Ese mismo año un periodista reveló su identidad con su consentimiento, en contra de los mecanismos de seguridad que resguardaban a los integrantes del grupo.
Bissonnette escribió Un Día Difícil: la explicación de primera mano de la misión que mató a Osama Bin Laden / Wikimedia Commons
Esta fiera ruptura de los acuerdos firmados con el Gobierno colocó a Bissonnette en aprietos. El Pentágono lo llevó a juicio. Bissonnette tuvo que devolverle al fisco 6,8 millones de dólares, obtenidos con la venta del libro y con los pagos por las conferencias motivacionales que ofrece en todas partes, sobre tomas de decisiones en situaciones de riesgo. Algo que las corporaciones adoran.
Los límites de estas dos historias resultan fascinantes. Ferrante no quería que la conocieran: bastaban sus obras para saber quién era, parecía decirles a todos los que querían conocer su identidad. Bissonnette quería salir del anonimato que protegía su vida de un atentado. Prefería jugarse la vida, porque lo importante para él era el éxito y el rédito de su osadía, nunca bien remunerada -según sus declaraciones- por el Gobierno que lo contrató.
Tomasso Debenedetti, un mentiroso de alcurnia
En el caso Ferrante hay numerosas aristas curiosas. Uno de los dos periodistas italianos que investigaron el caso Elsa Ferrante y dieron con su secreto bien guardado es nada menos que un mentiroso de alcurnia: Tomasso Debenedetti. El hombre que llegó a la verdad última de Ferrante es famoso en Italia por mentir.
Tomasso Debenedetti, freelancer de cuidado, es un caradura que inventó más de 25 entrevistas con personalidades. No se trata de una travesura menor: las figuras que escogió son de la talla de Philip Roth, Gore Vidal, Toni Morrison, E.L. Doctorow, Gunter Grass, José Saramago, John Grishan, Le Clezio, Herta Muller, Joseph Ratzinger, Noam Chomsky, Umberto Eco y Abraham Yeoshua.
Sólo un seudónimo queda invicto: el maestro de todas las pasiones, nuestro querido Shakespeare
Nadie advirtió la estafa hasta que Philip Roth fue consultado por la periodista italiana Paola Zanuttini, de La Repubblica, sobre sus crudas opiniones en contra de Barack Obama, que habría emitido ante un periodista italiano: “Barack Obama es antipático, además de ineficaz, y deslumbrado por los mecanismos del poder’’. Roth no lo podía creer: nunca afirmó eso.
Debenedetti, lejos de ser un don nadie en busca de fama, forma parte de una familia judía romana de notable tradición literaria. Es nieto de una gloria de la cultura italiana, Giacomo Debenedetti, escritor, ensayista y crítico, reconocido por ser el primero en Italia que entendió el alcance del psicoanalisis.
Aunque Debenedetti descubrió la identidad de Elsa Ferrante y la compartió en su cuenta de Facebook, fue Carlo Gatti quien siguió el rastro del dinero que cancelaba la editorial cada vez que salía un nuevo libro de Ferrante y confirmó las sospechas del reportero embaucador. Entonces lo lanzó a los cuatro vientos: publicó su investigación en diarios y portales locales e internacionales, como Il Sole 24 Ore, Frankfurter Allgemeine Zeitung, The New York Review of Books y Mediapart.
Sergio Dahbar es escritor, periodista y editor nacido en Córdoba, Argentina.
Así se encendieron los reflectores sobre Ana Raja, traductora de autoras como Christa Wolf, y esposa del escritor italiano Domenico Starnone. Cuesta imaginar qué verdad final ofrece el hecho de saber que es Raja y no Ferrante la que escribe sobre rencores filiales, rupturas de matrimonios, separaciones que conducen a la soledad. De todas maneras, otro seudónimo célebre nunca ha sido develado. Queda como siempre invicto el maestro de todas las pasiones, nuestro querido Shakespeare, quien fue recordado por su muerte en días pasados.