Reinaldo Iturbe (ALN).- Aunque Estados Unidos insistirá, por ahora, en reconocer a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela, el bloque de la Unión Europea sigue evitando calificar al dirigente opositor como mandatario interino, mientras que República Dominicana cambia la tónica de su política exterior y llama a una negociación entre factores.
El respaldo internacional de Juan Guaidó arranca 2021 en condiciones distintas al año anterior. Pese a que la Administración de Joe Biden reconocerá la legitimidad de Guaidó y la continuidad constitucional de la Cámara electa en diciembre de 2015, varios factores vinculados a Washington aseguran que el viraje de la Casa Blanca es inminente.
La política de Donald Trump, marcada por una agenda de respaldo a una salida de corto plazo del régimen de Nicolás Maduro, será motivo de revisión en la nueva Administración. Fracasados los intentos por desplazar al chavismo del poder mediante el uso de la fuerza y advertencias a los militares, el bloque rojo sigue unido en torno a Maduro. Jorge Rodríguez es la pieza clave que conecta todo el plan del sector oficial para conservar el Palacio de Miraflores y estabilizar la aguda situación económica, recesiva desde hace un septenio.
La unidad férrea del chavismo y la imposibilidad del denominado “cese de la usurpación” son materia de análisis en Washington. También fue objeto de estudio por la Unión Europea, que ha evitado calificar a Guaidó como “presidente encargado”, aunque nunca lo reconoció directamente de esa forma. En cambio, la Unión Europea prefirió adoptar una posición neutra, esquivando al tiempo dar crédito a la Asamblea Nacional que fue escogida en un solitario proceso comicial en 2020.
La legislatura, presidida por Jorge Rodríguez, ha tendido públicamente puentes con Estados Unidos y ha convocado a un proceso de “diálogo nacional”, aunque exigiendo el alivio de las sanciones.
República Dominicana, según declaraciones de su canciller Roberto Álvarez al diario El Listín, también ha dejado de reconocer a Guaidó como mandatario interino y la continuidad del Parlamento electo en 2015, que ha extendido su vigencia y funciona de manera muy precaria, según reconocen dirigentes opositores en privado, pues las discusiones en cuanto al método se han venido incrementando desde el año pasado, cuando el partido Primero Justicia exigió rendición de cuentas al interinato y Henrique Capriles se divorció de la estrategia abstencionista alegando su ineficacia.
Álvarez despachó en dos platos la postura de la Unión Europea y probablemente la de Biden.
“En el caso de Venezuela creemos se necesita una negociación con el régimen. Aunque no te guste Maduro, es el interlocutor. Para negociar se necesitan dos partes”, dijo el diplomático.
De manera tal que aunque la oposición representada por Guaidó conserva el respaldo de la comunidad internacional como interlocutor válido, los casos de la Unión Europea, Estados Unidos y República Dominicana advierten múltiples avisos de un giro en torno al método. Más negociación y menos política de micrófono, que ha contribuido a distorsionar el objetivo y a crear falsas expectativas en Venezuela de una intervención foránea, provocando la desmovilización de la oposición.