Redacción (ALN).- Un grupo de investigadores descubrió recientemente en Japón un nuevo tipo de orquídea cuyos pétalos parecen hechos de cristal, aunque obviamente la flor es completamente natural.
El profesor japonés Suetsugu Kenji y sus colaboradores hallaron este nuevo ejemplar de orquídea cerca de la isla de Hachijo, en la prefectura de Tokyo, y la nueva especie ha recibido el nombre de Spiranthes hachijoensis.
La investigación sugiere que la Spiranthes hachijoensis puede encontrarse en entornos como céspedes y parques, e incluso en jardines privados y balcones. Esto revela que otras especies nuevas pueden esconderse en lugares comunes, eliminando la necesidad de aventurarse en remotas selvas tropicales para descubrirlas.
El género Spiranthes, por su parte, comprende una fascinante y espléndida variedad de orquídeas, que presentan una serie de rasgos morfológicos distintivos.
Las flores suelen ser pequeñas y de color blanco o rosado, dispuestas en espiral alrededor de un tallo central, de ahí el apodo de «encaje de dama». Spiranthes es la orquídea más conocida de Japón y ha sido apreciada durante siglos, apareciendo incluso en Manyoshu, la antología poética más antigua que existe en Japón.
Durante mucho tiempo se creyó que la Spiranthes presente en el territorio continental japonés estaba formada por una sola especie: Spiranthes australis. Sin embargo, mientras se realizaban amplios estudios de campo centrados en especímenes de Spiranthes procedentes de Japón, Suetsugu dio con varias poblaciones de una taxon desconocida de Spiranthes con tallos florales sin pelos en el territorio continental de Japón.
La búsqueda de una nueva orquídea
En consecuencia, Suetsugu y sus colegas emprendieron un estudio exhaustivo, polifacético y de diez años de duración para determinar las diferencias precisas entre estas plantas. Se recolectaron especímenes en diversos lugares de Japón, Taiwán y Laos.
Al integrar los resultados de los análisis de ADN, la morfología, las observaciones de campo y la biología reproductiva, Suetsugu y sus colaboradores descubrieron que se trata de una especie críptica que presenta un alto nivel de divergencia molecular, aunque con una diferenciación morfológica mínima. El descubrimiento de nuevas especies ocultas en lugares comunes pone de relieve la necesidad de una exploración persistente, incluso en entornos aparentemente insignificantes.