Juan Carlos Zapata (ALN).- Hay conclusiones que pueden sacarse de la gira de Juan Guaidó por el mundo. Guaidó mantuvo una línea coherente en las reuniones que sostuvo con mandatarios, primeros ministros, líderes y cancilleres. Que se requiere más presión y que sólo esta podrá hacer posible que el régimen de Nicolás Maduro se incline por una “solución” política.
Ya Juan Guaidó no habla de negociación. Como hace tiempo la oposición en conjunto dejó de hablar de diálogo. Diálogo es una palabra que le gusta a Nicolás Maduro. Porque eso es lo que hace cuando sus delegados se sientan a la mesa: dialogan sin comprometerse. La negociación en la que medió Noruega, tampoco condujo a resultados porque Maduro asumió aquello como un diálogo de reconocimiento. Se levantó de la mesa cuando la delegación de Guaidó planteó en firme la propuesta luego de cinco rondas tanto en Oslo como en Barbados. Guaidó prefiere darle un giro al esquema. Por eso en Colombia, Europa, Canadá y ahora en Estados Unidos, ha preferido decir solución. Estados Unidos ya se ha pronunciado por una transición negociada, que fue la propuesta que dejó Guaidó sobre la mesa en Barbados.
El objetivo no ha cambiado. Son las elecciones libres. Y en ello coinciden los aliados de Guaidó y también los aliados de Maduro, con la excepción de Cuba, que no se ha manifestado al respecto de manera pública. Pero Cuba es clave. Lo sabe Canadá, cuya diplomacia se ha movido hacia La Habana y la de Cuba se ha movido hacia Montreal. Se lo dijeron el primer ministro, Justin Trudeau, y el canciller de Canadá a Guaidó, y este así lo entendió, y por ello dijo que Cuba tiene que ser parte de la solución. De los aliados de Maduro, Rusia sigue activa. Y esta primera semana de febrero el canciller Serguéi Lavrov visitará a Manuel López Obrador, a Raúl Castro y a Nicolás Maduro. ¿Para qué más va a ser esta gira? Para abordar la solución en Venezuela.
Fuentes diplomáticas en Madrid señalan que Guaidó deslizó en los encuentros la necesidad de que el Grupo de Lima y el Grupo de Contacto Internacional acerquen posiciones y si es posible se ubiquen en una sola instancia. Lo que quiere Guaidó es que haya más coherencia en la presión. “Hay que unificar posiciones”, ha repetido Guaidó. Se lo dijo particularmente a Josep Borrell, canciller de la UE, y se lo dijo a la ministra de Relaciones Exteriores de España, Arancha González. Guaidó conoce el rol que ejerce España para marcar la postura de de Europa. También, ¿por qué no?, puede influir en Cuba. Tiene elementos con los cuales negociar con La Habana.
Guaidó dice que como Maduro antes que una solución política ha preferido aliarse con los grupos terroristas, con los grupos paramilitares, colectivos, y seguir profundizando la dictadura con eventos como el golpe y militarización de la Asamblea Nacional y la persecución a los parlamentarios, entonces lo que procede es más presión internacional. Pero una presión coordinada. Para que el régimen no evada las sanciones. Y para que no siga traficando, por ejemplo, con el oro, al que llama Oro de Sangre. Europa es crucial en la operación de obstaculizar el tráfico de oro con el que Maduro se financia.
Los países de América Latina y Europa saben de los riesgos de que el conflicto se extienda por más tiempo y se haga interminable. De ser así, el impacto del éxodo en la región, más las propias debilidades económicas, sociales e institucionales, ponen en peligro la estabilidad de los países. La propia situación de un presidente no reconocido, pero con poder real, y de uno reconocido, sin poder real, se le hace incómoda a la comunidad internacional, que se inclina por la solución. Descartada la opción militar, no queda otro camino que la solución política, (elecciones libres), la cual será posible, en opinión de Guaidó, si los factores que se oponen a Maduro reman en una misma dirección.
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La elección libre no va a llegar si no se ejerce presión.
Mucha más presión.
Solos no podemos.
Presión conjunta.
Para que la amenaza contra Maduro sea creíble.
Son palabras dichas por Guaidó. Repetidas en cada una de sus intervenciones. Expresadas en las reuniones privadas. En los llamados encuentros bilaterales. Guaidó está llamando a una operación envolvente contra el régimen de Maduro. Y quiere que las naciones que lo respaldan le compren este discurso. En esta dirección fue enfático en cada una de las citas. Y debe haber obtenido respuestas positivas. Porque le dijo a Patricia Janiot de Univisión que no hay fecha para el fin de la usurpación pero que en los próximos días o semanas algo va a pasar en el camino de la solución. Hay que estar atentos. En lo que hagan los factores que respaldan a Guaidó pero en lo que haga también Maduro que, como se sabe, ha sido subestimado en su capacidad de hacer mal y dialogar para ganar tiempo sin comprometerse con una solución.