Leticia Núñez (ALN).- Los presidentes de Bolivia y Honduras tienen discursos diferentes. Representan a partidos completamente opuestos. Pero ambos caminan hacia el mismo objetivo: eternizarse en el poder. Tanto Morales como Hernández recurrieron a los respectivos Tribunales Constitucionales para conseguir lo que no les había permitido la Carta Magna. Incluso Morales ignoró la palabra del pueblo, que en referéndum rechazó que optara a su cuarto mandato.
Cada vez son más los presidentes de Latinoamérica que deciden enmendar la Constitución para optar a otro mandato. Es el caso del mandatario de Honduras, Juan Orlando Hernández, pese a que la Carta Magna del país lo prohibía totalmente. Luego están los que pueden ser reelegidos tantas veces como quieran. Véase Evo Morales en Bolivia, quien además de la norma constitucional ignoró la palabra de los ciudadanos que en 2016 rechazaron en referéndum que aspirara a un cuarto mandato. Sobre ambos procesos planea el fantasma de la no transparencia. “La reelección es una figura muy cuestionada y sin suficiente legitimidad”, explica al diario ALnavío Ilka Treminio, directora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en Costa Rica.
Pese a que las diferencias entre Hernández y Morales son notorias -tienen discursos distintos y representan a partidos de derecha e izquierda, respectivamente- ambas reelecciones comparten un elemento esencial. “Es el poder judicial, una alta corte constitucional la que avala la reelección”, apunta Treminio.
Y eso, dice la experta, juega en contra de la transparencia. “El poder judicial no es el órgano democrático para decidir sobre esta materia”, sostiene, argumentando que “los jueces no siguen un procedimiento necesariamente democrático. Apelan a su conocimiento jurídico y toman una decisión”.
“Una reforma constitucional debe hacerse en el seno del poder legislativo”
Tanto en Bolivia como en Honduras lo que permitió a Morales y Hernández volver a presentarse a unas elecciones “es que el Tribunal Constitucional dijo que los límites a la reelección son inconstitucionales. Para ello, la Corte se basó en la Carta Interamericana de Derechos Humanos que suscriben ambos países y que indica que se debe respetar el derecho a elegir y ser elegido”, subraya Treminio.
En el caso de Honduras, “los jueces que votaron a favor de modificar la reelección fueron jueces que llegaron a la Sala de lo Constitucional por medio de un cambio de los jueces anteriores. Destituyeron a todos los jueces, salvo uno. Se hizo esa recomposición y se votó el tema de la reelección”, destaca la docente, al tiempo que señala que todos estos elementos convirtieron en “muy irregular” el proceso reeleccionista.
De hecho, en 2009 el expresidente Manuel Zelaya fue derrocado con un golpe de Estado por intentar modificar la Constitución para aspirar a un nuevo mandato.
Mientras, en Bolivia, la reelección de Morales se fraguó en diversos pasos hasta llegar al fallo que el Tribunal Constitucional emitió a finales de noviembre dando vía libre a que sea reelegido indefinidamente, como sucede en Venezuela y Nicaragua. En el camino quedan tanto la prohibición recogida en la Carta Magna boliviana de que una persona pueda gobernar más de dos periodos consecutivos como el referéndum que el mandatario perdió en 2016 en el que intentó anular esa limitación.
De esta forma, Morales podrá participar en los comicios de 2019. Sería su cuarto mandato. El Constitucional argumentó que la habilitación del mandatario amplía únicamente un derecho, el suyo, sin quitarle a los demás el derecho de vencer al presidente en las urnas.
“En Honduras se destituyó ilegalmente a los jueces”
“En Bolivia no hubo una manipulación de los nombramientos. En el caso de Honduras sí. Hernández los cesó para que los nuevos nombramientos llevaran el sello del Partido Nacional [la formación del mandatario]. Hay una destitución ilegal de los jueces, y así se ha pronunciado la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, recuerda Treminio.
Entonces, ¿quién es el órgano idóneo? La experta lo tiene claro: el Parlamento. “Una reforma constitucional debe hacerse en el seno del poder legislativo. El mejor mecanismo siempre es el Parlamento”.
El peligro de una reelección indefinida
Preguntada por si este tipo de reelección esconde una tentación autoritaria, Treminio explica que con el reeleccionismo “no viene necesariamente el autoritarismo porque éste tiene que ver con el reforzamiento de otros poderes y no todos los presidentes que se reeligen son autoritarios”. Lo que sí es cierto, agrega, es que “una reelección indefinida cuestiona principios básicos de la democracia, sobre todo en América Latina, donde por democracia se entendía la alternancia porque permite airear el escenario político. Hay posibilidad de sucesión”.
Precisamente el bloqueo a la alternancia es la principal consecuencia que tendrá para Bolivia y Honduras la reelección de Morales y Hernández. “Se puede controlar el poder mucho tiempo y eso hace que la competencia política no sea igualitaria. Tomando el atletismo como ejemplo, es la diferencia entre unos atletas que infringieron las normas y utilizaron sustancias que les permitieron ser más rápidos y quienes no lo hicieron”, concluye la experta.