Rafael Alba (ALN).- La responsable del área de Entretenimiento de la televisión pública logra mantener el cargo, a pesar de su polémica gestión, y elude la renovación impulsada en el ente por Rosa María Mateo, la administradora única elegida por Pedro Sánchez. La presión sobre Prieto, una veterana ejecutiva de la televisión pública, ha aumentado tras su imputación en el presunto fraude de La Rueda.
No pudo ser y bien que lo sienten. Algunos fans irreductibles del Festival de Eurovisión, un certamen internacional de canciones muy popular en España, esperaban que con el cambio de gobierno y la llegada al poder en Radio Televisión Española (RTVE) de la nueva administradora única Rosa María Mateo, propuesta por el Ejecutivo socialista que encabeza Pedro Sánchez, se produjeran cambios de calado en el Departamento de Entretenimiento de la tele pública. En especial, la salida de su directora, la muy polémica Toñi Prieto, incombustible gestora, siempre rodeada de la sombra de todas las dudas posibles, a quien una buena porción de los eurofans considera la responsable del ridículo continuado que han hecho en los últimos años los representantes de España en un evento, probablemente rancio, desfasado y carente de la calidad musical mínima admisible para este tipo de espectáculos, por mucho que haya que reconocer que no siempre ha sido así y que este enfrentamiento sonoro amigable entre las grandes cadenas de televisión europea, también ha proporcionado muchos días de gloria a un buen puñado de autores y cantantes de gran relevancia.
Más aún, puede que buena parte del antiguo esplendor de la música ligera del Viejo Continente tenga mucho que ver con este concurso, cuya época dorada marco tendencias y ofreció una plataforma privilegiada de lanzamiento internacional a muchos grandes del pop mundial. Como Abba, por supuesto, el entonces desconocido grupo sueco que se alzó con el triunfo en 1974. Aunque el listado es tan amplio como fructífero. Y quizá convendría incluir al triunfador de 2017, el portugués Salvador Sobral, cuyo ascenso al cielo eurovisivo fue considerado por algún que otro sociólogo sesudo y más de un comentarista político modernillo, como un símbolo de los nuevos aires que habían llegado a Portugal con el ascenso al poder de un nuevo gobierno de izquierdas, presidido por el socialista Antonio Costa, en coalición con los comunistas, el Bloque de Izquierdas y los Verdes, con un programa político progresista y alternativo, en el que, de verdad, apostaba por la cultura y por la defensa del idioma autóctono en un contexto en que el inglés, la lengua de los partidarios del Brexit, impone su condición de nuevo esperanto y los ritmos anglosajonizantes convierten en una suerte de ruido rítmico machacón y homogéneo a toda la música popular del momento.
Algunos fans irreductibles del Festival de Eurovisión esperaban que se produjeran cambios de calado en el Departamento de Entretenimiento de la tele pública
Así que ese viejo festival, tan entrañable como insufrible, aún puede ser útil para generar una impresión positiva de un país en determinados ámbitos internacionales. Una circunstancia que quizá no debiera pasar desapercibida para alguien como Pedro Sánchez, porque el presidente del Gobierno español parece ser un verdadero experto en estos asuntos de la diplomacia económica. Disciplina moderna a la que ha dedicado muchas horas de estudio y sobre la que, con la ayuda de algunos colaboradores de postín, ha escrito un libro y elaborado una tesis doctoral. Pero, por lo visto, Eurovisión se le ha quedado fuera del ámbito de estudio. Nos imaginamos que tampoco habrá considerado relevante la participación de Hollywood y The Beatles en el proceso de conquista económica mundial que ha reforzado la potencia comercial de los imperios angloparlantes. O es eso, o es una inexplicable torpeza que puede traer consecuencias tan inesperadas como las dimisiones fulgurantes del fugaz ministro Màxim Huerta y la fugaz ministra Carmen Montón, como dicen otros críticos un poco menos preocupados por la calidad de las canciones y más por la sombra de los escándalos políticos y las redes clientelares en las instituciones públicas que se financian con los impuestos pagados por todos. Pero que hayan rodado en tiempo récord multitud de cabezas de responsables de informativos, jefes de sección y tertulianos y Toñi Prieto haya conseguido mantener su cargo de directora de Entretenimiento de la televisión pública, es un verdadero enigma, que sólo el tiempo y los historiadores capaces de bucear en el proceloso mar de la documentación desclasificada quizá sean capaces de adivinar.
La elección de Manel Navarro
Lo de Prieto es un verdadero caso de estudio. Se mire por donde se mire. Están como decíamos, los escandalazos de Eurovisión, con algún punto de alto rango en los rankings de la vergüenza ajena como el gallito de Manel Navarro en la edición de 2016, un artista de la multinacional Sony, que fue elegido por el jurado de expertos, en contra del criterio del voto del jurado popular, y que quedó en esa parte baja de la tabla de la clasificación final a la que ya nos hemos acostumbrado lamentablemente y por su culpa, siempre en opinión de los aficionados más beligerantes. Aunque lo que de verdad sorprendió en aquel caso a esas lenguas viperinas que siempre acusan sin pruebas en las sobremesas de las comidas de negocios, a cubierto de grabadoras malintencionadas, fue que la hija de la directiva de TVE trabajara en la misma discográfica que el artista elegido por los expertos en contra de la opinión del público. Para defenderse Prieto aseguro que su hija llevaba 10 años en la plantilla de Sony en aquel momento.
Pero no eran tantos. Al menos según las informaciones publicadas por el diario digital El Español, en las que se aseguraba que la hija de la ejecutiva de RTVE empezó a trabajar en la multinacional discográfica sólo dos años antes del escándalo. En 2015. Un año en que la representante de la cadena pública española fue Edurne, otra pupila de Sony. Curiosamente, entonces PSOE y Unidos Podemos, hoy socios parlamentarios y principal apoyo con el que cuenta el presidente Sánchez, presentaron una batería de preguntas al respecto del caso. Pero nadie recuerda ahora ese asunto, por lo visto. Y Toñi Prieto, a quien ya antes del fiasco de Navarro se le atribuía una excelente relación con las majors, sigue en su poltrona. Y sigue llevándose bien con las grandes discográficas. No parece que en Universal, por ejemplo, estén muy descontentos con ella. Sobre todo, tras el regalazo de prime time gratuito que ha supuesto para sus intereses económicos la emisión de la nueva singladura de Operación Triunfo (OT), tan ligada a esta compañía que uno de sus ejecutivos, Manuel Martos, hijo de Raphael y yerno del exministro socialista José Bono, está en el jurado del programa.
La disquera no sólo se encontró con el apetitoso caramelo que suponía asegurarse previamente el fichaje de todos los que iban a participar en el programa, ni con la ventaja competitiva de lanzar a sus artistas por medio de esa poderosa plataforma que pagan todos los españoles. Además, inesperadamente, alcanzó un nuevo premio gordo cuando Prieto decidió que el representante de TVE en Eurovisión se eligiera en unas galas específicas realizadas a tal efecto como parte del concurso, en las que se elegirían tanto la canción como los participantes. Y ya saben el papelón realizado en el concurso por Amaia y Alfred, supongo. Y algo parece haberse torcido un poco últimamente entre la tele pública y Gestmusic, productora del programa, como demostraría el hecho de que ni La 1 ni La 2 vayan a estrenar el documental sobre la gira triunfal por España de los chicos y chicas de OT, que lo mismo acaba en una emisora privada o en una plataforma de distribución audiovisual on line. Como Netflix, por ejemplo, donde Los Javieres (Javier Calvo y Javier Ambrossi), esos profes de la academia de OT que alcanzaron el éxito con el musical de bajo presupuesto La Llamada, gran suceso en el Teatro Lara de Madrid que terminó por convertirse en película taquillera, mantienen una exitosa webserie, titulada Paquita Salas, que ya antes de su participación en el programa habían cimentado su mito como nuevos reyes Midas de la industria española del ocio del siglo XXI. Pero ninguno de estos extremos ha tenido aún confirmación oficial, más allá de los típicos cruces de tuits.
¿Pacto entre el PSOE y el PP?
Los chistes y los cuentos sobre todos estos asuntos, dan para una serie de varias temporadas. Y, sin embargo, como ya les hemos dicho, Prieto sigue en su puesto. Aparentemente, según el periodista Martín Sánchez, del portal de internet Merca2, que cita fuentes sindicales como origen de su información, por un supuesto pacto político entre el PSOE y el PP. Un acuerdo en virtud del cual los conservadores se habrían comprometido a facilitar la elección por concurso público del nuevo Consejo de Administración de RTVE, siempre que tres de los suyos se mantuvieran en sus cargos. Los presuntos beneficiarios de la componenda habrían sido el director de TVE Eladio Jareño; Fernando López Puig, responsable de Ficción; y la propia Toñi Prieto, como ya hemos dicho, encargada de Entretenimiento. A muchos profesionales de la tele, integrados en el colectivo de los más suspicaces, parece haberles extrañado que estemos hablando de tres personas cuya relación con las empresas privadas de producción de contenidos audiovisuales sea más intensa. Pero hay que dejar claro que esto son meras elucubraciones sin más peso específico que una probable observación parcial y sesgada del caso, por mucho que haya productoras que se jueguen muchos millones de euros en este envite y, como suele suceder, una larga lista de compañías que se han visto perjudicadas por la gestión de este trío de ases que ha logrado mantener el despacho en plena tormenta y que, en consecuencia, no hablan demasiado bien ni de ellos ni de ella.
Así que, al parecer, Prieto tiene también buenos amigos en la política. Pero no parece tener demasiados entre los profesionales de la música, donde su figura es muy impopular. Sobre todo porque en su ya largo reinado, desaparecieron del mapa los viejos programas de ocio masivo que servían para dar cobertura a las novedades discográficas. Y también la mayor parte de los contenidos especializados que cubrían otros estilos, un poco menos comerciales, pero de alto interés. Ni jazz, ni flamenco, ni folk, ni nada de nada, o casi, en La 2, la cadena culta por excelencia. Apenas algunas pinceladas de música, los conciertos de Radio Tres a las tantas de la mañana y pare usted de contar. Circunstancia que ha contribuido a que algún nostálgico recalcitrante, de acreditada militancia en opciones situadas bien a la izquierda del arco parlamentario, hasta se atreva a decir que la televisión pública de los años finales del franquismo, de 1969 hasta el fallecimiento del dictador, era mucho más respetuosa con la cultura que esta que padecemos ahora.
Claro que las lenguas viperinas no paran de emponzoñar el panorama a quien encuentra una explicación evidente a esta desertización sonora de RTVE de la que hablamos en el párrafo anterior. Son esos listillos que aconsejan siempre a los curiosos que se empeñen en seguir el rastro del dinero. Aquí la clave estaría en el espinoso asunto de La Rueda, esa presunta trama urdida por algunos autores desaprensivos y unos cuantos ejecutivos de otras tantas cadenas de televisión para lucrarse a costa de los derechos de autor correspondientes a la música, muchas veces de dudosa calidad, que se emite en los invisibles programas nocturnos de ínfima audiencia. El posible fraude de marras ha sido cuantificado en unos 100 millones de euros por el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno. Y resulta que, para regocijo de esta pandilla, Moreno ha citado a declarar como investigada (antes imputada) a la mismísima Toñi Prieto que, de momento, como cualquier otro ciudadano, tiene derecho a ampararse tras la correspondiente presunción de inocencia. Sin embargo, parece que este último revés judicial ha avivado el fuego de los descontentos y que Toñi Prieto puede estar viviendo sus últimos días en la casa. O no. Vaya usted a saber, porque los caminos de la política siempre son oscuros y si algo ha sido capaz de acreditar Prieto en estos años es que sabe mantenerse a flote y superar contra todo pronóstico situaciones que para otros hubieran marcado un antes y un después. Así que ya veremos lo que pasa.