Enrique Vélez (ALN).- El jefe del área de operaciones del Sistema Integral de Vigilancia Aérea de México (SIVA) ha dicho que en promedio detectan tres vuelos irregulares al mes en la frontera sur de ese país, ligados al narcotráfico, procedentes principalmente de Venezuela. Lea aquí cuáles son los aviones que utilizan y los casos más recientes.
Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), y el proyecto Aircop en asociación con Interpol y la Organización Mundial de Aduanas (OMA), los grupos delictivos organizados se han enfocado durante mucho tiempo en acelerar el transporte de drogas y otros bienes ilícitos mediante el uso de barcos, contenedores o aviones, y así han podido transportar cantidades aún mayores de drogas en todo el mundo.
El transporte minoritario de clorhidrato de cocaína o anfetaminas, normalmente se hace en vuelos de aviación comercial, por personas llamadas narcomulas, utilizando maletas con doble fondo, ropa y zapatos impregnados, así como chalecos especialmente diseñados. La droga también es ocultada en cosas tan extrañas como sillas de ruedas, o en la forma más peligrosa, los dediles en el estómago o en los intestinos. Siempre tratando de evadir los controles aeroportuarios y de rayos X, para transportar unos pocos kilos.
Algunas cantidades un poco más importantes, como unas pocas decenas de kilos, son transportadas en aviones de carga empacados juntamente con flores o hierbas aromáticas, ocultos en frascos plásticos de productos veterinarios, y algunas otras formas sofisticadas de camuflaje, para evadir el rastreo de oficiales antidrogas y de perros entrenados.
Pero cuando hablamos del grueso del narcotráfico y muchos cientos de kilos o toneladas, los carteles tienen sus propios aviones, containers con doble fondo, barcos pesqueros, lanchas rápidas y hasta submarinos de fabricación artesanal.
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En un principio los aviones preferidos eran los pequeños Cessna, en especial el 206 con sus aproximados 645 kilogramos de carga útil y su doble puerta lateral, que facilitaba la carga y descarga, así como el Cessna 185 RG con sus 725 kilogramos de carga útil, con tren retráctil y algo más de velocidad. Pero más importante aún, por sus capacidades de aterrizar y despegar en pistas cortas o simplemente en cualquier tramo de carretera entre 275 y un poco menos de 400 metros. Además de la existencia y facilidad de la instalación de kits que permitían expandir su capacidad de combustible para una mayor autonomía.
En el traslado de drogas de México a los Estados Unidos, además de la vía terrestre y sofisticados túneles en ciudades fronterizas, el transporte expedito por vía aérea en la mayoría de los casos lo realizaban con vuelos a baja altura, aterrizando en alguno de los desiertos de Nuevo México o Arizona, previamente convenidos hora y lugar, para luego quemar el avión. O arrojando los bultos con radiobalizas para luego ubicarlos, poniendo, posteriormente al lanzamiento, el avión con rumbo al océano Pacífico antes de que los pilotos se arrojaran al vacío, provistos de paracaídas.
“El Chapo” Guzmán
Para tener una idea de la magnitud del transporte aéreo del narcotráfico, basta ver el caso de Joaquín “El Chapo” Guzmán, el capo del Cartel de Sinaloa, quien dirigía la operación aérea más grande de México antes de ser capturado por segunda vez, el 22 de febrero de 2014.
Entre 2006 y 2015, las autoridades mexicanas confiscaron 599 aeronaves, de las cuales 586 eran aviones y 13 helicópteros, que el cartel solía utilizar para enviar drogas a los Estados Unidos y todo México, según información de la Secretaría de Defensa Nacional mexicana (Sedena). En comparación, la aerolínea legítima más grande del país, Aeroméxico, tiene 127 aviones.
El cartel de Guzmán operaba unas 4.771 pistas de aterrizaje clandestinas, de entre 500 y 1.000 metros, en todos los estados del norte de México.
En los primeros tres años del mandato del expresidente mexicano Enrique Peña Nieto (2012 a 2015), el ejército confiscó 55 aviones y cerró 894 pistas de aterrizaje. De los aviones que fueron capturados en Culiacán, Navolato y Ahome, municipios del estado de Sinaloa, 60 eran precisamente el Cessna 206.
Estos pequeños aviones de gasolina, de bajo mantenimiento y que una gran mayoría de pilotos saben volar, fueron igualmente utilizados por los carteles de las drogas en Suramérica, para el transporte de la droga desde Bolivia y Colombia hasta Venezuela. Luego continuaban viaje a Centroamérica, básicamente a Honduras, Nicaragua, Guatemala, o hasta el territorio mexicano de Quintana Roo en la península de Yucatán o Chiapas al sur de México.
Para estos viajes de mayor distancia y con mayores volúmenes de droga, y para poder continuar hasta los estados del norte de México como Sonora, Chihuahua, Baja California y Tabasco, y terminar en ciudades fronterizas como Tijuana y Ciudad Juárez, se empezaron a utilizar mayormente aviones turbohélice de mayor capacidad como los Beechcraft de la serie King, mayormente los de las series 90, 100, 200 y 300. Estos pueden aterrizar en pistas clandestinas en los desiertos de Sonora o Chihuahua, en aeropuertos no controlados o campos cultivados de alfalfa.
Ya para el final de los años 90 se había reportado el hurto de unos 150 aviones de la serie King 200 y King 300, de países como Estados Unidos, Bahamas, Brasil y Venezuela, que eran introducidos a Colombia por la zona de los llanos orientales, para luego ser pintados y provistos de nuevas siglas e identificación en la zona del Putumayo.
Casos recientes
En Venezuela, en fecha reciente, el 2 de marzo de este año, un King 200 con matrícula americana N-54TS, cuyo último destino conocido había sido Toluca en México, fue localizado y decomisado en Casigua, municipio de Mauroa, en el estado Falcón. Estaba relacionado con carteles mexicanos y cargado con bidones plásticos, de los usados para el transporte de los químicos utilizados para la fabricación de clorhidrato de cocaína.
Aun cuando ya desde el 24 de septiembre de 2007, se habían encontrado los restos de un Gulfstream que se estrelló en la Península de Yucatán con 3,3 toneladas métricas de cocaína a bordo, es más recientemente que los carteles han estado modificando su modo de operar, y las aeronaves que antes utilizaban, mayormente de turbohélice, están siendo cambiadas y actualmente están empleando mayormente aviones jet, obteniendo mayor velocidad y capacidad de carga.
Entre 2006 y 2015, las autoridades mexicanas confiscaron 599 aeronaves, de las cuales 586 eran aviones y 13 helicópteros, que el cartel solía utilizar para enviar drogas a los Estados Unidos y todo México, según la Secretaría de Defensa Nacional de ese país. En comparación, la aerolínea legítima más grande del país, Aeroméxico, tiene 127 aviones.
El 26 de enero de 2020 fue detectado el ingreso ilícito al espacio aéreo mexicano de un avión bimotor Beechcraft modelo King 90 con siglas falsas N-2204, procedente de Sudamérica. Se desplegaron de inmediato fuerzas de reacción terrestres, logrando ubicar el lugar del aterrizaje de la nave al noroeste de Chetumal, Quintana Roo, Península de Yucatán, México. Se decomisaron unos 26 paquetes con peso total aproximado de una tonelada que contenían una sustancia con las propiedades del clorhidrato de cocaína.
El 28 de enero de 2020 la Secretaría de Defensa Nacional de México interceptó un avión Gulfstream III con siglas americanas N-18ZL cargado con una tonelada de cocaína. Las aeronaves Gulfstream son de los aviones ejecutivos más sofisticados y costosos del mercado.
Este había despegado desde Salta, Argentina y su destino final era la isla de Cozumel. Al verse detectado por aviones de intercepción de la Fuerza Aérea Mexicana, decidieron aterrizar en Mahahual, Quintana Roo.
Igualmente, el 29 de enero de 2020, se detuvo a tres mexicanos que intentaban salir de Bogotá, Colombia, con destino a Tapachula, México, portando tres maletas contentivas de 164,5 kilos de cocaína y 1,9 kilos de una droga sintética de color rosado, conocida como cocaína rosada, en un jet Hawker 700A, charteado. Estos fueron detenidos antes de abordar el avión rentado.
El jefe del área de operaciones del Sistema Integral de Vigilancia Aérea de México (SIVA) refirió que en promedio detectan tres vuelos irregulares al mes en la frontera sur de México ligados al narcotráfico, procedentes principalmente de Venezuela.
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El crimen organizado lleva a cabo el trasiego de la droga, que arriba por vía aérea, casi siempre por la noche, lo que a veces complica la detección, intercepción y seguimiento a la aeronave sospechosa porque es más difícil mantener el objetivo de noche de manera visual y se tiene que hacer uso de tecnología de visión nocturna para complementar las limitaciones de visión humana. De acuerdo con la información de Sedena, los grupos criminales tardan entre cinco y 10 minutos en descargar completamente una aeronave con droga que logra ingresar y aterrizar en una pista clandestina, ya en México por la frontera sur.
El monto equivalente en dinero de la droga transportada es de tal magnitud, que descartar el avión, sea quemándolo o simplemente abandonándolo, es para los carteles lo de menos, sobre todo cuando este ha sido hurtado o robado.