Redacción (ALN).- La renuncia del ministro de Petróleo de Venezuela Tareck El Aissami y la detención de funcionarios de su círculo de confianza por presunta corrupción son parte de “un terremoto político” aún en marcha dentro del oficialismo venezolano, que beneficia el poder de la corriente política que lidera el presidente Nicolás Maduro, según analistas.
La facción de Maduro y los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez, vicepresidenta ejecutiva y presidente del Parlamento, respectivamente, concretaron un movimiento político sumamente calculado para “garantizar más gobernabilidad interna”, indicó el politólogo Pablo Andrés Quintero.
El presidente venezolano “busca afianzar más su poder y su círculo de influencia en personas más leales y cercanas”, dijo Quintero a la Voz de América.
A su juicio, Maduro y los hermanos Rodríguez “están buscando limpiar la casa” de cara a las elecciones presidenciales de 2024, donde se prevé que el presidente aspire a la reelección con el respaldo del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Quintero cree que el oficialismo busca preparar un escenario para “tomar decisiones un poco más individuales en la cúpula de poder de Maduro y los hermanos Rodríguez”.
“Están preservando el escenario de 2024, [buscando] construir mejores alianzas y tener a sus cuadros más cohesionados, fortalecidos, que no estén con otros sectores del poder, sino con el mismo presidente. Están despejando la casa, apagando las llamas que están encendidas para atender la campaña electoral”, señaló.
Movimientos internos
La corriente de poder de el Aissami, influyente en los asuntos económicos y en las conexiones del oficialismo con el mundo árabe, queda desactivada a partir de esta operación anticorrupción, coincide el politólogo Leandro Rodríguez Linárez.
“A lo interno del gobierno, en el PSUV, parecen erguirse solo dos líneas [de poder], la de Maduro y la de los hermanos Rodríguez”, dijo a la VOA.
El analista da por sentado que la influencia de Diosdado Cabello, diputado y exvicepresidente que era considerado el número dos del chavismo, fue relevada “hace tiempo” de los círculos de poder y que “solo cumple funciones mediáticas”.
“La guerra contra la corrupción, enarbolada por el régimen, en nada beneficiará al país. Se corresponde más con movimientos internos de poder en el castrismo venezolano”, afirmó.
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