María Rodríguez (ALN).- La cosmética es una carrera de fondo, así que quien busque en las cremas un efecto en el corto plazo, que no se engañe, no es cosmética lo que utiliza sino “maquillaje”. Ese es uno de los lemas de Paola Gugliotta, empresaria venezolana creadora de Sepai. Una firma de cosmética de culto entre artistas, incluidos músicos, y empresarias internacionales, y apta también para el público masculino. En esta entrevista al diario ALnavío Gugliotta, que dejó la arquitectura para sumergirse de lleno en la cosmética, le pone nota a cómo se cuidan la piel las españolas y también las venezolanas.
Paola Gugliotta es una empresaria venezolana afincada en Barcelona desde hace 20 años. En el 2000 su vida dio un giro de 180 grados. Pasó de ejercer la arquitectura y tener una vida orientada al arte, el diseño y la creación de espacios a sumergirse de lleno en el mundo de la cosmética. Lo cuenta en esta entrevista al diario ALnavío. Así surgió hace 10 años Sepai, una firma de cosmética de culto entre artistas, incluidos músicos, y empresarias internacionales, y apta también para el público masculino.
A Gugliotta le apasiona conocer cómo trabajan los principios activos en la piel. Para ella la cosmética es una carrera de fondo, así que quien busque en las cremas un efecto en el corto plazo, que no se engañe, no es cosmética lo que utiliza sino “maquillaje”.
– ¿Cuándo y cómo surgió esta firma cosmética de culto?
Surgió hace 10 años, cuando después de tener experiencias en el sector de la cosmética me di cuenta de que había un segmento del mercado sin explorar. Un público que buscaba algo diferente, muy eficaz y seguro, pero que quería escapar un poco de las marcas de las grandes multinacionales, porque sienten que el valor del producto se va mucho en la comunicación y el marketing y no tanto en el producto en sí.
– ¿Qué aportan sus cremas?
Elegimos principios activos que lo que pretenden es una cosa muy básica, que tus procesos celulares se vuelvan a normalizar o se optimicen. Como un coche, cuando pasan más años, va funcionando peor porque su máquina se desajusta. A las células de la piel les pasa exactamente lo mismo. Puedes hidratar, mantener, esconder, pero si no consigues que estas células funcionen mejor, va a ser muy difícil que el resultado se mantenga en el tiempo.
«Elegimos principios activos que lo que pretenden es que tus procesos celulares se vuelvan a normalizar o se optimicen»
– ¿Hay una edad clave para empezar a cuidarse la piel?
El cuidado de la piel es de toda la vida. Pero diferentes funciones de la piel van a fallar en diferentes momentos del tiempo. Por ejemplo, el colágeno hay que trabajarlo desde los 18 años. La elastina empieza a perder funciones a partir de los 45 años. También cada persona envejece a una velocidad diferente. Lo mejor es empezar a trabajar la piel lo más pronto posible. No sabes con qué factores internos y genéticos vienes y cómo te están afectando los factores externos.
– ¿Cómo es su disciplina de cuidado corporal?
En general se abusa del jabón. Yo no uso jabón. Tengo la piel bastante seca y sensible y siempre utilizo aceites limpiadores y cremas hidratantes. Lo único que hago raro, que no hace el resto de la gente, es que voy probando las cremas en mitades del cuerpo porque realmente tengo que ver cómo funcionan. Después comparo resultados. También cuido escote y cuello (además de rodillas y codos). El escote y cuello son las zonas más olvidadas y están siempre expuestas a la luz solar.
– ¿Cuáles son sus principales clientes?
Donde más se vende es en Asia (Hong Kong y China). También en Europa. Sobre todo en Alemania, seguido de Italia, Holanda y España.
– ¿Y en América Latina?
No, no estamos de momento. Más adelante sí. Ahora preferimos estabilizarnos bien en Europa y luego dar el salto a Estados Unidos y a partir de ahí pasar a América Latina.
– ¿Existen diferencias culturales en el cuidado de la piel?
Hay muchas diferencias no sólo en el cuidado, también en el entendimiento de la piel y en las sensibilidades de la piel. Por ejemplo, la mujer holandesa es una mujer con una piel con muchísima tendencia a la rosácea. Una piel con el manto lipídico muy desequilibrado, que primero hay que controlar y luego tratar. La piel mediterránea aguanta lo que sea, pero está muy maltratada por el sol. Sobre todo la piel de la española y la italiana, que no se protegen lo suficiente del sol.
– ¿Qué nota pone a las españolas en el cuidado de la piel?
Estamos mejorando. Cada vez hay más conciencia. Como nota sería un 6, porque todavía no se entiende la importancia extrema de una limpieza y una exfoliación como parte imprescindible de la limpieza. Es mucha la cantidad de mujeres que se van a acostar cada día nada más que echándose agua y jabón a la cara.
– ¿Y a las venezolanas?
Es comparar culturas opuestas. Pero la venezolana tiene un 8 en el cuidado de la piel porque está en la idiosincrasia cultural del país. En Venezuela, aprendes a maquillarte y desmaquillarte correctamente desde que tienes 10 años. Viene grabado en el ADN venezolano. Se tiene la conciencia desde una edad muy temprana de cuidarse y de estar siempre perfectas y maquilladas. Cosa que se te pasa cuando llegas a Europa… ¡En Venezuela salir desmaquillada no es posible!
«En general se abusa del jabón. Yo no uso. Siempre utilizo aceites limpiadores y cremas hidratantes»
– Sepai se fabrica en España, pero usted es venezolana. ¿Qué le empujó a irse a España?
Siempre tuve muy claro que iba a vivir fuera de Venezuela. En 1996 vine a España. Desde entonces vivo aquí. Mis raíces son italianas. Pero desde siempre pensé en venirme a vivir a Barcelona.
– ¿Y por qué Barcelona?
Mis intenciones en aquella época eran otras. Venía de la arquitectura y Barcelona para mí era el lugar donde podría encontrar la arquitectura más diferente y especial. Un lugar único arquitectónicamente hablando.
– ¿Echa de menos su tierra?
Sí, claro que la echo de menos. Cada día.
– ¿Qué mensaje les mandaría a los venezolanos que están ahora mismo en Venezuela?
El mensaje es que, por fin, al menos es lo que se siente desde aquí, hay esperanza. Se vislumbra que va a haber una salida a todo este problema. Ánimo y fuerza. Y felicidades a toda la gente que se quedó allí esperando a que esto pasara. Porque requiere muchísimo valor. Chapeau por haberlo logrado. Este es el momento de salir adelante.
– ¿En qué otros proyectos está inmersa?
El año pasado lanzamos Apoem, una línea de cosmética natural. Va más a las raíces de la esencia cosmética: limpiar, cuidar e hidratar, con directrices más sencillas y dirigido al cliente que busca lo natural y no tanto la eficacia. Es un público más millenial. Y también lo vinculamos con asociaciones relacionadas con el autismo, para generar fondos para estas asociaciones que tienen poca voz.
– ¿Dónde se ve en 10 años?
Definitivamente creando cosas nuevas. Sepai siempre será mi bebé pero, así como he creado Apoem, todo tiene que evolucionar. Lo que quiero es siempre estar un pasito más allá de lo que la gente está buscando para poder ofrecérselo.