Pedro Benítez (ALN).- El nuevo Presidente de Colombia Gustavo Petro se anotó ayer su primera victoria en el Congreso de ese país. Carlos Hernán Rodríguez, su candidato a dirigir a Contraloría General de la República contó con el abrumador respaldo de los parlamentarios; 94 de 105 senadores y 166 de 181 representantes.
Para reunir esa mayoría la bancada oficialista del izquierdista Pacto Histórico sumó el respaldo de las bancadas de los partidos Conservador, Liberal y “la U”, (lo que era previsible por un acuerdo parlamentario previo) e inesperadamente del Centro Democrático del ex presidente Álvaro Uribe Vélez. La izquierda y la derecha colombiana hacen causa común para hacer lo que siempre han criticado, que el Presidente de turno controle los órganos que lo deben controlar a él.
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De modo que Petro se anota su primer tanto a favor, pero como todo en la vida no de manera gratuita; hace lo que él también bastante le criticó a su antecesor Iván Duque y que prometió que nunca haría. En campaña rechazó la cooptación de los organismos de control por parte del Gobierno. Pero en fin, así es el manejo del poder.
Es ya parte de la tradición que los partidos políticos en Colombia respalden al candidato del Gobierno para ese tipo de cargos, mientras que los medios y analistas los acusan de hacerlo a costa del presupuesto público o a cambio de otros cargos. La famosa mermelada. Dando y dando.
El desconcierto que genera Petro
Sin embargo, por tratarse de la primera vez desde el siglo XIX que llega a la Presidencia un político cuyo origen no es de los centenarios partidos colombianos, varios observadores y entusiastas del petrismo han expresado cierto desconcierto. Unas horas antes de la mencionada elección parlamentaria el senador Gustavo Bolívar, del Pacto Histórico, acusó por medio de sus redes sociales a los partidos Liberal, Conservador y La U de ser responsables de la corrupción en el país. Pues su bancada votó con ellos. Y no será la primera vez porque se viene más.
Aquello de que con Petro llegó el chavismo al Palacio de Nariño o que la oligarquía colombiana y la corrupción tradicional le harán la vida imposible se tendrá que revisar. La realidad política en el manejo del poder (y del presupuesto) en Bogotá es bien distinta. Como a cada rato se repite que la política hace extraños compañeros de cama aquí tenemos un muy buen ejemplo.
Un presidente que se mueve con habilidad
En ese sentido Gustavo Petro se ha estado moviendo desde hace tiempo con bastante habilidad. Luego de considerarlo, en marzo pasado no aceptó el pacto que por la fórmula vicepresidencial le ofreciera el ex presidente Cesar Gaviria, jefe del Partido Liberal. Petro prefirió jugársela con Francia Márquez, calculo que como sabemos le salió electoralmente bien, pero no le cerró las puertas a los liberales.
Por medio de Roy Barreras, presidente del Congreso, logró un acuerdo parlamentario con los liberales, al que se sumaron los conservadores y el Partido de la U, que apoyaron a Federico Gutiérrez y Rodolfo Hernández, sus rivales en la primera y segunda vuelta presidencial.
Barreras es uno de los dos principales operadores políticos de Petro. El otro es Armando Benedetti, a quién mandó a Caracas como nuevo embajador ante Venezuela. Los dos fueron apoyos claves para el ex presidente Juan Manuel Santos durante su Gobierno, y los dos hicieron sus pasantías por el uribismo.
Petro: «No los vamos a perseguir”
De modo, que en vez de dejar minas por el camino Petro ha ido dejando abiertos los puentes.
Al inicio de la pasada campaña presidencial sorprendió a muchos al declarar que de ser elegido presidente no perseguiría a su archirrival Álvaro Uribe: “Yo le voy a garantizar al señor Uribe, a sus hijos, a su esposa y a su familia, que no los vamos a perseguir”.
Petro hizo buena parte de su carrera política acusando a Uribe de ser el promotor de la parapolítica. Esa cruzada lo llevó a ser el líder de la izquierda colombiana.
No obstante, desde que fue elegido presidente las relaciones entre Petro y el ex mandatario han sido correctas y cuidadosamente corteses, a diferencia de sus sonados enfrentamientos cuando los dos fueron senadores. Petro se reunió con Uribe pocos días después de la elección presidencial y éste lo llamó a su vez para explicarle sus motivos para no asistir a su toma de posesión, agradeciéndole su “amable invitación”.
Polémica política
Por supuesto, nada de lo descrito ha impedido que en estos momentos en Colombia la polémica política esté desatada por la contradicción evidente entre lo que se dijo en campaña (de lado y lado) y lo que se hace ahora por parte quienes hoy son Gobierno y ayer eran oposición.
Sin embargo, aunque la opinión pública colombiana tiene todo el derecho de exigir instituciones independientes no sujetas al reparto partidista, la otra cara de la moneda consiste en entender que la “hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud”.
Petro, Uribe, así como los ex presidentes Duque y Santos saben lo que se están jugando y cuál es la línea roja que no deben cruzar. Están marcando las líneas de la cancha para las próximas peleas políticas que se avecinan cuando la actual luna de miel presidencial culmine.