Nelson Rivera (ALN).- El psicólogo clínico Walter Riso, nacido en Italia y quien ha vivido en Argentina, Colombia y España, es un constante promotor del uno-mismo, en las redes y en el papel. Hasta el límite extremo: uno de sus libros lleva como título “Enamórate de ti: El valor imprescindible de la autoestima”. Una de las afirmaciones más comunes de la prosa de autoayuda resulta en una especie de llamado a la autoafirmación: sé tú mismo. Ser-como-uno-mismo es una consigna de amplio espectro, que sirve de base, punto de partida para otras consideraciones.
El ser-como-uno-mismo tiene algo de posición rebelde: reivindica a la persona ante las presiones de los demás. Cuando se levanta la bandera del uno-mismo, se produce un olvido táctico: que nunca dejamos de ser el resultado de nuestras interacciones con los demás. En rigor, no existe eso de ser-uno-mismo. Se es siempre, en interacción con los demás. Somos indisociables del resto de los humanos.
Walter Riso, psicólogo clínico nacido en Italia y quien ha vivido en Argentina, Colombia y España, es un constante promotor del uno-mismo, a este extremo: uno de sus libros lleva como título, Enamórate de ti: El valor imprescindible de la autoestima. En su cuenta @Walter_Riso, el pasado 8 de marzo, formulaba esta interrogante:
https://twitter.com/Walter_Riso/status/838403734447149056
Enamorarse de sí mismo sería un primer paso -frase que debe causar regocijo a la tentación narcisista-. Un segundo paso, siguiendo la lógica Riso, podría ser que uno-mismo se convierta en su propio juez, encargado de validar las propias conductas. Es decir, alguien que anda de su cuenta y no atiende a los criterios o juicios de los demás. Una persona un tanto ajena a quienes le rodean. Sustraída a lo social. Que se distancia de sus próximos. Un persistente que repite Yo. Y yo. Y yo.
Otra vertiente reiterada en el almacén de consejos que prodiga Riso en su cuenta de Twitter, es la del objetivo de alcanzar un amor sin sufrimientos, lo que equivale a proponer una suerte de amor no humano o apenas humano. Ama y no sufras, Los límites del amor, Manual para no morir de amor y Amores altamente peligrosos, son algunos títulos de libros suyos que escarban en lo imposible: que la experiencia amorosa ocurra sin consecuencias. Que deje de ser lo que es, que pierda su sino esencial de gratificación y dificultad, y sea remplazada por una forma de tibieza donde todo transcurre sin dificultades, mullido y sonriente:
https://twitter.com/Walter_Riso/status/840291171930918913
Escapar al costo que sea
Para evitar el sufrimiento que causan las relaciones amorosas, sostiene Riso, se puede apelar nada menos que a la ira (¡¡¡!!!). Lean este tuit:
https://twitter.com/Walter_Riso/status/839264409688027136
Esta afirmación es, en lo conceptual, un disparate. Riso, que exhibe su PHD en psicología en la presentación de su cuenta de Twitter, debe saber que lo que caracteriza a la ira es su estallido, su salida del cauce. Como dice Remo Bodei en La ira. Pasión por la furia, la ira es distinta del odio y del resentimiento: “La ira es, por el contrario, evidente, de breve duración, difícilmente controlable, no premeditada”. La ira estalla. No calcula.
Cuando se produce, por lo general como reacción a una ofensa, simplemente irrumpe. Más todavía: la ira deja sus secuelas en nosotros. Nos deja exhaustos. Nos amarga. Ella, además, pone en peligro la tensión corporal y puede llegar a afectar el funcionamiento del corazón. La frase de Riso, “la ira bien dirigida”, es falsa, porque no puede dirigirse. Como falso un supuesto amor sin desgarros. Como falsa la pretensión de ser-uno-mismo, ajeno a los roces y las asperezas de nuestras inevitables relaciones con los demás.
En un tuit del mismo 8 de marzo, dice Riso, textualmente:
https://twitter.com/Walter_Riso/status/839355002816606208
En este caso, defiende una idea con la que cualquiera puede estar de acuerdo: que el odio socava a quien lo siente. Es imposible no suscribir esta sensata expresión del sicólogo. Pero he aquí que dos días después, Riso se desmiente:
https://twitter.com/Walter_Riso/status/840079774076829696
Asocia la propia felicidad a la venganza. Las buenas intenciones declaradas en el tuit del día 8 -promover el perdón- fueron desmentidas el día 10, cuando sugiere disfrutar la venganza. Y es que de tanto vender cosas que no existen, Riso se enreda y tropieza con sus propios cables. Quizás debería releer una y otra vez, el tuit que publicó el 14 de marzo:
https://twitter.com/Walter_Riso/status/841484032860921860