Daniel Fernández Méndez (ALN).- La caída del precio del petróleo solo saca a flote años de controles de precios, controles de divisas, nacionalizaciones, creación monetaria descontrolada e intervencionismo económico. La crisis venezolana tiene hundidas sus raíces en el socialismo del siglo XXI. Uno de los mercados con más movimiento en los últimos tiempos es el del petróleo, y efectivamente el barril cotiza hoy a un precio un 50% inferior al de mediados de 2014.
Por lo tanto, urge analizar cómo ha impactado esta caída a los mayores exportadores de este producto, entre ellos Venezuela.
Existen muchos países con exportaciones netas de petróleo muy superiores a la venezolana. De hecho, Venezuela ocupa el 9º lugar del mundo en esta lista, las exportaciones de Rusia casi la triplican y las de Arabia Saudí la quintuplican.
Fuente: The World Factbook CIA.
Sin embargo, lo importante para analizar el impacto económico de la caída del precio del crudo en los países exportadores no son las exportaciones absolutas, sino las medidas en términos relativos al tamaño de la economía. Si atendemos a la importancia relativa de las exportaciones de petróleo como porcentaje del PIB, vemos que Venezuela tampoco aparece entre los primeros lugares.
Fuente: Banco Mundial; The World Factbook CIA.
En este caso tenemos a Venezuela como el 8º país por importancia exportadora relativa, muy lejos de los países más importantes. Angola, Kuwait o Irak triplican ampliamente la importancia exportadora de Venezuela.
Impacto económico
Tanto 2015 como 2016 fueron años complicados para los países exportadores de petróleo. Después de que el precio del barril se desplomara en el último trimestre de 2014, las economías dependientes del “oro negro” han sufrido, como era de esperar, caídas importantes en su desempeño económico.
Fuente: FMI; FED St. Louis. El crecimiento económico es una media aritmética no ponderada de los 15 países analizados anteriormente.
Sin embargo, el impacto en cada economía ha sido muy diferente. En principio podríamos pensar que las economías más dependientes del petróleo como Angola o Kuwait sufrirían las caídas más importantes. Pero los datos no parecen respaldar esta tesis.
En el gráfico de crecimiento económico por país podemos observar dos tendencias:
1-Los países con menos exposición al precio del petróleo sufren menos volatilidad en su crecimiento económico.
Esta tendencia es la esperada. Así vemos cómo la parte izquierda del gráfico, donde están los países con menor exposición al petróleo, exhibe menor volatilidad en el crecimiento económico que los países situados en la parte derecha del gráfico, donde están los países con mayor exposición.
Aquellos países con menos de 5% de exposición al mercado del petróleo se ven poco afectados por el precio. Reino Unido, México o Canadá sufren en menor medida las caídas del precio del crudo.
2-Los países con peor desempeño económico no son los que tienen mayor exposición al mercado del petróleo.
Esta tendencia es contraria a la esperada. En este sentido destacan dos países, Rusia y Venezuela. Son los dos únicos países que se encuentran en recesión en 2015 y 2016. Rusia es el 11º país por importancia exportadora relativa y Venezuela el 8º.
La crisis económica es especialmente grave en Venezuela, el único país de todos en recesión en 2014, 2015 y 2016. Adicionalmente, la venezolana es la recesión más grave, con una caída de PIB en 2016 del 10% (Nigeria cae un 1,7% en 2016 y Rusia apenas un 0,8%).
Si comparamos el crecimiento económico venezolano con el resto de los países exportadores de petróleo observamos las graves divergencias que estamos apuntando.
La verdadera causa del colapso
Venezuela sufre el colapso típico de una economía sujeta durante años a intervenciones políticas de todo tipo.
La caída del precio del petróleo es el shock externo que saca las vergüenzas de años de controles de precios, controles de divisas, nacionalizaciones, creación monetaria descontrolada e intervencionismo económico.
Los desequilibrios económicos acumulados durante años se escondían bajo la lluvia de dólares caída al albur de una renta petrolera solo creciente en valor y nunca en volumen. La falta de inversión y la baja productividad por trabajador son la tónica habitual en PDVSA. La capacidad de aumentar la producción para contrarrestar la caída en el precio es nula.
El Gobierno venezolano, siempre falto de fondos, no ha tenido reparo en monetizar toda la deuda pública necesaria para cubrir sus crecientes gastos públicos sin aumentar la recaudación fiscal. Esto evidentemente ha creado una situación de hiperinflación en el país, en la que incluso han empezado a aparecer clubes de trueque. La destrucción del dinero significa destrucción de la división del trabajo, y en este entorno una caída de 10% anual del PIB es perfectamente comprensible.
Fuente: Banco Central de Venezuela; FMI
Los controles de precios han hecho desaparecer de hecho las mercancías objeto de control, tal como la teoría económica predice. Los precios de los alimentos, al tener que comerciarse en el mercado negro, no han hecho más que dispararse a tasas mayores al 130% en términos reales (una vez descontada la inflación) solo en 2015. Estos datos no hacen más que constatar la emergencia alimentaria que sufre Venezuela.
Las industrias nacionalizadas han sido un desastre de tal magnitud, que una vez que el petróleo ha caído de precio, la capacidad de la industria venezolana de rehacerse y aumentar la producción en otras áreas es totalmente nula. Ejemplo paradigmático es la producción de acero: desde que se nacionalizara en 2008, ha caído más de 70%.
Fuente: World Steel Association.
Las vergüenzas del paraíso socialista
En definitiva, la crisis de Venezuela es de todo menos una crisis causada por la caída del precio del petróleo. No todos los países exportadores de petróleo sufren crisis, y los que la sufren, lo hacen con una severidad mucho menor a la venezolana.
La crisis venezolana tiene hundidas sus raíces en el socialismo del siglo XXI y en el intervencionismo económico que dicha doctrina predica. La caída del precio del petróleo es solo el hecho que descubre el cadáver que es hoy la economía de Venezuela.