Caleb Zuleta (ALN).- El Papa Francisco llama a “recuperar la memoria”. Porque la memoria “nos va ayudar” a enfrentar esta crisis que ha generado la pandemia del coronavirus. También llama a actuar con “coherencia”. Le preocupa, dice, “la hipocresía de ciertos personajes políticos que hablan de sumarse a la crisis, que hablan del hambre en el mundo, y mientras hablan de eso fabrican armas”.
El Papa ha concedido una entrevista a 4 medios de Londres, Roma, Nueva York y Madrid. El de España es el ABC. Cuando el Papa analiza la crisis del coronavirus habla de la memoria y en consecuencia busca llamar la atención sobre lo que ocurre con la naturaleza. Francisco recurre a un dicho español: “Dios perdona siempre, nosotros de vez en cuando, la naturaleza nunca”. Esto para que se tenga presente que hechos recientes de pronto son olvidados como seguramente el mundo se olvidará de esta peste.
“Las catástrofes parciales no fueron atendidas. Hoy día, ¿quién habla de los incendios de Australia? ¿De que hace un año y medio un barco cruzó el Polo Norte porque se podía navegar porque se habían disuelto los glaciares? ¿Quién habla de inundaciones? No sé si es la venganza, pero es la respuesta de la naturaleza”. Y se entiende que esa respuesta es el coronavirus.
Hoy aquí en Europa cuando se comienza a escuchar discursos populistas o decisiones políticas de ese tipo selectivo no es difícil recordar los discursos de Hitler de 1933, que eran más o menos lo mismo que los discursos de algún político europeo de hoy”.
El Papa construye entonces todo un discurso de la memoria. Señala: “Tenemos una memoria selectiva. Sobre esto quisiera insistir. Me impresionó cuando se celebró el 70 aniversario del desembarco en Normandía. Había gente de primer nivel de la política y la cultura internacional. Y festejaban. Es verdad que fue el comienzo del fin de la dictadura, pero ninguno se acordaba de los 10.000 muchachos que quedaron en esa playa. Cuando fui a Redipuglia en el centenario del fin de la Primera Guerra Mundial se veía un bonito monumento y nombres en la piedra, nada más. Yo lloré pensando en Benedicto XV (que se refirió a la Primera Guerra Mundial como «una matanza inútil») y lo mismo en Anzio el día de los difuntos; en todos los soldados norteamericanos allí sepultados. Cada uno tenía una familia, cada uno podía ser yo”.
Todo este recuento para llegar a lo medular de las palabras. “Hoy aquí en Europa cuando se comienza a escuchar discursos populistas o decisiones políticas de ese tipo selectivo no es difícil recordar los discursos de Hitler de 1933, que eran más o menos lo mismo que los discursos de algún político europeo de hoy”.
Severo el Papa. Pero realista. Apunta en la dirección correcta. Y por ello es que convoca a “recuperar la memoria, porque la memoria nos va a ayudar. Este es un tiempo para recuperar memoria. No es la primera peste de la humanidad. Las otras pasaron a ser anécdotas. Debemos recuperar la memoria de las raíces, de la tradición, que es memoriosa”.
Apunta que “esta crisis nos afecta a todos: a ricos y a pobres. Es una llamada de atención contra la hipocresía. A mí me preocupa la hipocresía de ciertos personajes políticos que hablan de sumarse a la crisis, que hablan del hambre en el mundo, y mientras hablan de eso fabrican armas. Es el momento de convertirnos de esa hipocresía funcional. Este es un tiempo de coherencia. O somos coherentes o perdimos todo”.
Aun así dice Francisco que “toda crisis es un peligro pero también una oportunidad. Y es la oportunidad de salir del peligro. Hoy creo que tenemos que desacelerar un determinado ritmo de consumo y de producción (Laudato si, 191) y aprender a comprender y a contemplar la naturaleza. Y reconectarnos con nuestro entorno real. Esta es una oportunidad de conversión. Sí, veo signos iniciales de conversión a una economía menos líquida, más humana”.
Eso sí, advierte “que no perdamos la memoria una vez que pasó esto, no archivarlo y volver a donde estábamos. Este es el momento de dar el paso. Es pasar del uso y el mal uso de la naturaleza, a la contemplación. Los hombres hemos perdido la dimensión de la contemplación; tenemos que recuperarla”.