Juan Carlos Zapata (ALN).- El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, los ministros Elías Jaua, Aristóbulo Istúriz y el abogado Hermann Escarrá, entre otros, son los protagonistas del discurso que va perfilando el entramado político-jurídico de esta nueva operación que consumará el golpe y la dictadura con una Constitución a la medida.
El Gobierno de Venezuela sabe que la propuesta de Constituyente no ha prendido. Por el contrario, ha generado reacciones adversas en el chavismo de figuras connotadas y nuevos movimientos. Pero el poder chavista intentará imponerla. Como ha impuesto casi todo desde que el régimen es régimen. ¿No perdió Hugo Chávez el referendo de 2007 y luego qué hizo? Imponer lo que el pueblo desaprobó. ¿No perdió el chavismo las parlamentarias de 2015 y qué hizo? Imponer los magistrados exprés y de allí la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que declaró en desacato a la Asamblea Nacional y sentenció el autogolpe madurista.
El presidente Nicolás Maduro, los ministros Elías Jaua, Aristóbulo Istúriz y el abogado Hermann Escarrá, entre otros, son los protagonistas del discurso que va perfilando el entramado político-jurídico de esta nueva operación que consumará el golpe, la dictadura y la naturaleza del modelo con una Constitución a la medida que sustituirá la de 1999, la “imbatible” de Hugo Chávez, ha dicho la fiscal Luisa Ortega Díaz; el legado de Chávez, ha señalado Rafael Ramírez, expresidente de PDVSA.
Escarrá ha declarado que la consulta popular se hará una vez se disponga del nuevo texto constitucional, con lo cual el referendo consultivo está de más. Istúriz se salta el paso previo consultivo bajo el argumento de que antes se hizo porque era la Constitución de 1961 la que estaba vigente y en esta no se contemplaba la Constituyente original. El ministro de la Defensa, general Vladimir Padrino López, espera que sea a través de unas “elecciones libres” que se apruebe la Constituyente, sin aclarar al consultivo como determinante. Así que el chavismo ya ha dicho la última palabra. Constituyente corporativa convocada por el presidente Nicolás Maduro.
El discurso del chavismo
En el chavismo han defendido la especie de que la iniciativa parte del Presidente respondiendo a algunas variables.
Tiene nombre y apellido quien no cumplió con la hoja de ruta y dejó al Papa esperando, al país esperando
Primero, su condición de estadista. El estadista observa el futuro. Actúa a tiempo ante la crisis. Y Maduro -han dicho Jaua, Escarrá, Istúriz- es el Presidente de la paz, el diálogo, y como la oposición no quiere dialogar, pues apela, dijo Jaua, a la soberanía popular, lanzando la propuesta. Es Jaua, en cuanto presidente de la Comisión Presidencial para la Constituyente, quien más ha abundado en este punto. Le dijo al ex vicepresidente de Venezuela, José Vicente Rangel, en el programa que éste conduce en Televen, que con la Constituyente se intenta recuperar la hoja de ruta que marcó el diálogo de 2016 y en el que participaron el enviado del Papa Francisco, los expresidentes de España, Panamá y República Dominicana, y Unasur. Señaló que se sentarían las bases para ir a las elecciones en 2017 y 2018 en condiciones de estabilidad política y económica. Luego, sería lógico que se acepten los resultados. Impecables argumentos los de Jaua, pero: ¿Quién debía enviar señales claras de aceptar los acuerdos? El para entonces presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, fue enfático al señalar que era el Gobierno el que debía ceder, cumplir y entregar. Una orden bastaba al Consejo Nacional Electoral (CNE) para que éste definiera el cronograma electoral, que era lo que estaba en los acuerdos y lo que ha pedido la oposición todo este tiempo. Así que tiene nombre y apellido quien no cumplió con la hoja de ruta y dejó al Papa esperando, al país esperando. Si de algo se puede culpar a la oposición es de no haber ido convencida y unida a la mesa de diálogo, y al faltarle estos dos elementos, perdió fuerza en su postura. De modo que depende del Gobierno el cronograma electoral, como depende de él también lo que Jaua llama la estabilidad económica y política. ¿Quién no ha tomado las decisiones económicas que clama el país? ¿A quién se le han entregado poderes especiales? ¿Y quién le ha echado más candela al fuego con las sentencias 155 y 156 del TSJ que rompieron el hilo constitucional? Jaua se ufana y apunta: Y que se acepten los resultados. Habrá que preguntarle: ¿Quién no ha terminado de asimilar y admitir la victoria opositora de 2015? Rafael Ramírez lo ha dicho con esta frase: Hoy en el país hay otra correlación de fuerzas. Y es de ello de lo que huye el chavismo; o sea, Maduro, Jaua, Istúriz, Padrino López, Diosdado Cabello, no quieren contarse. Lo dijo Maduro desde Turquía en 2016, y lo dijo el diputado Pedro Carreño en un programa en Globovisión: Las elecciones no son prioritarias. Por lo demás, un estadista piensa más en el país que en el poder o en la parcela partidista a la que representa. Es ante ello que el exministro de Interior, Justicia y Paz, general Miguel Rodríguez Torres, le dijo a The Wall Street Journal: No es hora de salvar al chavismo sino al país.
Para un sector del chavismo, ésta sigue siendo la Constitución de Chávez / Flickr: UKberri.net
Segundo, le dijo Jaua a Rangel que la propuesta tiene su origen en que no hay interlocutor político en la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que permita “lograr una ruta pacífica y democrática para resolver el conflicto político que ha planteado la oposición”. Falso. Allí están los jefes de los partidos, validados con creces, por cierto. Y allí está el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges; presidente de una Asamblea Nacional electa por mayoría popular. Al menos en este punto, Jaua reconoce el conflicto político aunque le falta aclarar que no es un conflicto “planteado por la oposición”, sino devenido del hundimiento económico e institucional del país. Hay que rescatar la credibilidad de las instituciones, ha dicho la fiscal general, Ortega Díaz.
Tercero, Jaua apuntó que el Domingo de Ramos Maduro lanzó el reto de ir a elecciones municipales y regionales y que la respuesta opositora fue “elecciones no, libertades sí”. La manipulación por delante. La oposición y la comunidad internacional, incluyendo a El Vaticano, lo que vienen solicitando son elecciones. En 2016 mataron el Referendo Revocatorio -y se puede entender como maniobra política- y también se saltaron las regionales, lo cual ya es romper con un derecho. Ahora, apunta que están dispuestos a ir a cualquier elección, y coloca la Constituyente como fórmula, modelo electoral. ¿No era más sencilla la ruta electoral contemplada en la Constitución? Sin embargo, Jaua se cubre con una frase: “No sé si el CNE decidirá” el tema de las elecciones regionales en 2017. Lo dice como si se tratara de un poder autónomo, que ya sabemos que no lo es.
Más “argumentos”
Cuarto, el siguiente argumento del ministro Jaua es que la Constituyente creará las bases de coexistencia mutua. ¿Y qué es la Constitución de 1999? Hasta hace poco apuntaban que era la mejor Constitución del mundo, y extendían esta otra consigna: Dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada. Para un sector del chavismo, ésta sigue siendo la Constitución de Chávez, y la oposición la hizo suya -como bien ha argumentado el alcalde Gerardo Blyde– desde que la defendió en el referendo de 2007. El voto es la paz, las elecciones son la salida, ha dicho la MUD, la alianza opositora.
¿Quién no ha tomado las decisiones económicas que clama el país? ¿A quién se le han entregado poderes especiales?
Quinto, apunta Jaua que el plan de la oposición es “caotizar a Venezuela”. Porque “No quieren ir a elecciones en una Venezuela estabilizada”. ¿Quién generó la crisis? ¿Quién pulverizó los recursos petroleros? ¿Quién acabó con PDVSA? ¿Quién se cerró al crédito internacional? ¿Quién impidió el plan económico de Rafael Ramírez en 2015? ¿A quién se le entregaron poderes especiales para atacar la emergencia económica? ¿Quién se inventó el esquema cambiario? ¿Los motores económicos? ¿El Arco Minero? ¿Quién hipotecó Citgo? ¿Quién se aísla de la comunidad internacional? Dentro de esa Venezuela caótica, Jaua no excluye el “peligro de guerra civil” como una aspiración opositora. Pero, ¿quiénes crearon los grupos armados? ¿De quién es la represión? ¿Quién se inventó una guerrilla en la frontera? ¿De quién es la alianza con las FARC? ¿Bajo qué mandatos el narcotráfico penetró al país y la estructura del Estado?
Sexto, según Jaua, la negativa de la oposición a aceptar la Constituyente -inclusive la negativa a aceptar la invitación para ser informada de la propuesta- no responde a otro propósito que el de “minimizar al chavismo”, lo cual conlleva el “desconocimiento”, “el desconocimiento de esta fuerza popular que es el chavismo”, el “tú no existes”, y como no existes, “yo no hablo contigo”, y ya esto, apunta, “es el germen del fascismo”. Lo cierto es que quien comenzó desconociendo a la oposición fue el mismo Chávez y después de él, la dirigencia chavista. ¿De quién el término “escuálido” en referencia a minoría? Por otro lado, es el chavismo, Chávez, Cabello y Maduro a la cabeza, el que cambió la visión de adversario político a enemigo, al que había que pulverizar, desaparecer, borrar del mapa. Chávez decía que la oposición era la nada. Cabello ha dicho que al Parlamento no se le había disuelto sino que simplemente no existía. La afirmación de Jaua de que no hay interlocutores en la oposición implica precisamente lo que él denuncia: El desconocimiento. Que es la conducta usual, porque se inhabilita y se encarcela a los dirigentes presidenciables como Leopoldo López y Henrique Capriles; se desconoce la Asamblea Nacional como se desconoció la Alcaldía Metropolitana una vez que el opositor Antonio Ledezma la ganó. Jaua es el que menos puede hablar de desconocimiento, toda vez que actuó como “protector de Miranda” -cargo paralelo al de gobernador- a raíz del triunfo de Henrique Capriles en la gobernación de ese estado. ¿Acaso no es esto fascismo? De paso, son Maduro y Cabello los que señalan que el opositor Voluntad Popular es un partido terrorista. No es verdad tampoco que la oposición desconozca al chavismo como fuerza popular. Son Jaua y Maduro quienes se empeñan en cambiar la Constitución de Chávez, y es el madurismo el que se empeña en desconocer las fuerzas chavistas que hoy se ubican en la disidencia pero que siguen siendo chavistas, al fin y al cabo. Entonces: ¿Quiénes son las fascistas?