Elizabeth Fuentes (ALN).- Hasta la empresa Ikea se metió en el negocio de las casas pret-a-porter y envía a sus expertos a levantar un nuevo hogar en cualquier terreno y en tiempo record. En casi todos los países de Iberoamérica florecen empresas decididas a pulir el concepto de casas instantáneas y transformarlo en sinónimo de elegancia. Como la gastronomía, el diseño interior está en la cresta de la ola. Tumbar una pared para integrar la cocina al resto de la casa, conocer los nombres de las griferías o la última tendencia en baños y closets, mantiene a una multimillonaria audiencia planetaria pegada a la TV y sus múltiples programas dedicados exclusivamente a eso, al extremo de que algunos de sus anfitriones son considerados personalidades de alto calibre.
Obviamente, la tendencia a rediseñar la casa ha creado cualquier tipo de negocio -porque de eso se trata-, y en el mercado se consiguen desde expertos en transformar un mueble viejo en una versión contemporánea del llamado French Country Chic hasta tutoriales en You Tube para enseñar a pintar un costoso pero viejo sofá de cuero y dejarlo como recién comprado.
Ya algún sociólogo se encargará de estudiar ese fenómeno de “regreso al hogar” que implica el gusto por cocinar como un chef y decorar como un experto cada vez que la moda lo ordene.
Las viviendas instantáneas regresan al mercado, más bellas y baratas
Pero mientras tanto, algunos empresarios han aprovechado esta oportunidad para remodelar ellos también una vieja empresa, las casas prefabricadas, no solo desplegando cientos de modelos donde imperan el diseño y el buen gusto, sino hasta cambiándole el nombre, por si acaso el antiguo llegara a sonar barato u ofensivo. Ahora se llaman casas pret-a-porter, casas en una caja o tinny houses (casas pequeñitas) y asimismo bautizan sus empresas con nombres exquisitos, como InHaus en España -país que lidera el número de las mejores empresas de este tipo-, Minimal House Concept en Argentina, FabriHome en Chile o IdeaBox en Estados Unidos.
Hasta el gigante Ikea se lanzó también a la búsqueda de ese nuevo tipo de comprador, que no tiene reparos en montar su casa en el patio de la vivienda de los padres, y para el cual inventaron el Flat-Pack. Es un concepto que consiste en “simplificar sus decisiones, evitando la parálisis de la elección, a la vez que proporcionamos todas las infinitas posibilidades modulares que uno espera de Ikea”.
La empresa asegura que el precio de cada una puede ascender a 85.000 dólares, pero además envían a sus expertos a armar la casa siempre que el propietario haya acondicionado el terreno de la mano de un profesional. De allí en adelante, todo es coser y armar.
Hasta un contenedor se vuelve casa
Revisar los catálogos de cada empresa puede convertirse en una adicción. Decenas de modelos enmarcados en medio de paisajes lindísimos, acompañan unos diseños dignos de cualquier revista de decoración.
La empresa española InHaus (“La marca de las casas” es su eslogan) tiene un portal tan amigable que permite seleccionar un modelo entre los 111 disponibles, solamente seleccionando determinados ítems de acuerdo al tipo de vivienda que se quiera: número de habitaciones, de baños, superficie, etc. Los modelos llevan nombres de poblaciones españolas –Algeciras, Tarragona, Alicante, La Coruña, etc-, y los materiales utilizados son hormigón y acero. Las posibilidades van desde una vivienda de 138 metros cuadrados -a un costo superior a los 120 mil dólares- hasta casas modernas de lujo, como las definen, que alcanzan casi 500 metros cuadrados. Estas cuentan con fachadas en piedra natural, así como cocinas y electrodomésticos de marcas de prestigio.
De hecho, en España se consiguen al menos 10 buenas empresas dedicadas a la construcción prefabricada, muchas de las cuales han sido nominadas como las mejores del año 2016, tales como Vitale Loft, Modular Projets o Eurocasa. Eso sí, ninguna usa la palabra prefabricada en su catálogo de venta.
En Latinoamérica, donde hay una cultura de la vivienda que lleva siglos construyendo con cemento y acero, a pesar de la bondad del clima, algunas empresas han comenzado este difícil camino, vendiéndolo como más rápido y económico que el tradicional.
En Chile, FabriHome ofrece casas modulares transportables desde 2013, cuando se les ocurrió ampliar su negocio FabriCorp, dedicada al diseño y fabricación de estructuras metálicas y equipamiento comercial, y dedicarse también al ramo de casas a la medida. “Pudimos observar una carencia en construcción modular de calidad y comenzamos esta nueva idea, realizando una importante inversión en infraestructura y uniendo las dos líneas de negocios”, aseguran en su portal. Esta empresa ofrece diseños desde 30 metros hasta 60 metros cuadrados y asegura que los clientes pueden desde comprar una casa ya lista hasta mandarla a fabricar a la medida de sus necesidades.
Argentina también compite con varias empresas, desde las modestas Viviendas Unica, que construyen en Córdoba y desde allí las trasladan en módulos a cualquier lugar del país -a un costo de 10.000 dólares como inicial y cuotas mensuales de 135, por cinco años-, hasta Minimal House Concept, que solo se comunica a través de su página en Facebook. Allí asegura que son una empresa “cuyo sistema constructivo ofrece viviendas de gran diseño, alta calidad, bajo costo y rapidez en los tiempos de ejecución”, y lo acompañan con fotos donde se observa muy buena factura y gusto en la ejecución.
Solo en España hay más de 10 empresas dedicadas a hacer casas prefabricadas de lujo
Un paso mucho más grande ha dado la empresa estadounidense IdeaBox, aliada de Ikea, con un menú de posibilidades amplísimo. Desde una vivienda Minibox de 30 metros cuadrados, por 113.000 dólares, ya lista para habitar, hasta una casa de tres pisos, diseño ultramoderno, que se puede armar en cualquier terreno posible.
Y a pesar de los cambios en el clima -huracanes en el sur, tifones en el centro-, la empresa ha logrado consolidarse y vender casas pret-a-porter tan rápido como el tiempo que tardan en construirla. Algunas se pueden levantar hasta en el patio trasero de la casa familiar y resultan “ideales para los suegros o para los hijos cuando regresen de la universidad”, explican los fabricantes. Y con este argumento, cualquiera queda convencido.