(EFE).- Mientras que algunas películas trascienden por su fotografía y otras lo hacen por su banda sonora, algunas permanecen en el imaginario colectivo por su vestuario, y así lo hace ‘El diablo viste de Prada’ (2006), que casi 20 años después volverá con una secuela a las pantallas con la moda como protagonista.
‘The Devil Wears Prada’, ‘El diablo viste a la moda’ en América Latina, es una comedia dramática dirigida en 2006 por el estadounidense David Frankel.
«A veces es difícil crear un vestuario porque no sabes cómo va a evolucionar y es todavía más complicado ser atemporal, y esta película, 20 años después, no está nada pasada de moda», explica a EFE la diseñadora de vestuario española Cristina Rodríguez.
Protagonizada por Meryl Streep, Anne Hathaway y Emily Blunt, esta comedia de culto inspirada en la novela homónima de la estadounidense Lauren Weisberger, que retrata las entrañas del mundo de la moda y su parte más hostil, se encuentra en fase de desarrollo y vuelve a las pantallas a finales de 2025.
La primera parte de la película cautivó a la audiencia no solo por su trama, sino por una ejecución «limpia y redonda» de su vestuario, que sigue funcionando dos décadas después. «Son muchas las películas que se vuelven icónicas por su vestuario, como ‘Desayuno por Diamantes’ o incluso ‘La naranja mecánica'», dice Rodríguez.
«Esto es lo que ha pasado con ‘El Diablo Viste de Prada’, con un vestuario muy icónico, muy bien pensado y bien contado, en el que se puede empatizar con los personajes a nivel aspiracional pero también real», detalla sobre una cinta que califica como «estéticamente maravillosa».
Tras el diseño de vestuario, la figurinista Patricia Field, responsable del vestuario de otras ficciones de culto para el mundo de la moda como ‘Sexo en Nueva York’, ‘Gossip Girl’ o la reciente ‘Emily en París’.
«El vestuario que Field escogió para Miranda (Maryl Streep) costó un millón de euros y es importante saber lo cuantioso de un vestuario, ya que con un presupuesto así, es mucho más fácil que salga bien», explica la experta.
Otro de los puntos esenciales es el uso limitado del color. «Es una película muy americana, pero también francesa, con estilismos que parten del negro como base», explica.
«Durante toda la película, para vestir a un protagonista debes ser comedida y contenida, mientras que con personajes pequeños puedes arriesgarte, ya que el espectador no se cansa al verlos porque aparecen menos», añade en alusión al personaje secundario de secretaria interpretado por Blunt, «la más trasgresora con sus estilismos».
Uno de los diseños más significativos de la película es un estilismo completo de Chanel firmado por su anterior diseñador creativo, Karl Lagerfeld. «Patricia Field tuvo una decisión arriesgada, es raro que una chica joven vaya de Chanel, y fue capaz de hacer unos ‘looks’ muy frescos con una firma que a veces es conservadora».
«Decidieron ser muy limpios con la estética y las siluetas, enfatizando en el peinado y esa cana blanca perfectamente peinada donde pesa el personaje, autoritaria sin tener que levantar la voz», añade Rodríguez. «Fueron valientes al usar pieles para este personaje, algo que muchas veces da pudor por las polémicas», añade.
De cara a la secuela, son muchas las hipótesis que se plantean en redes sociales. «No sé qué espero encontrarme, pero me gustaría que reflejara humanidad y esperanza en el mundo de la moda, antes no la había y ahora, a veces, tampoco», comenta sobre su vaticinio para la película, que adelanta seguro cuenta» con un vestuario brillante».