Daniel Gómez (ALN).- El presidente de Estados Unidos no cae en el chantaje de Nicolás Maduro. No teme quedarse fuera del plan de privatización del régimen. No teme que la rusa Rosneft domine el petróleo en Venezuela si Chevron retira operaciones. Por eso las últimas amenazas de la Casa Blanca van contra la propia Chevron, y contra el resto de las multinacionales que hacen negocios con Maduro y PDVSA.
La reunión entre los presidentes Donald Trump y Juan Guaidó tuvo un objetivo concreto: discutir una transición rápida y expedita en Venezuela. ¿Cómo lograrlo?
Guaidó apuesta por la presión envolvente. Esto quiere decir que Estados Unidos, Latinoamérica y Europa tomen medidas coordinadas contra Nicolás Maduro. Medidas que ataquen al corazón del régimen. A los negocios que lo sostienen en el poder. Y de aquí la ofensiva contra las petroleras que operan en Venezuela que prepara Trump:
“El presidente nos ha dado la dirección para acelerar e intensificar nuestras medidas con respecto a Venezuela. Y lo verán en las próximas semanas”, declaró este miércoles un alto funcionario de la Casa Blanca citado por Financial Times mientras Guaidó y Trump estaban reunidos.
La advertencia pone el foco en las petroleras que siguen haciendo negocios con el régimen y la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). Aquí figuran la rusas Rosneft y Gazprom, la española Repsol, la india Realiance, y también la estadounidense Chevron.
“Estamos a la mitad de nuestra campaña de máxima presión, y sólo avanzamos en una dirección y eso es hacia adelante”, dijo la fuente. “Ya sea Rosneft, ya sea Realiance, ya sea Repsol, ya sea Chevron… Caminaría con cautela hacia las actividades en Venezuela que apoyan directa o indirectamente a la dictadura de Maduro”.
Estados Unidos va en serio. Y la prueba es que señalan a la propia Chevron. No temen quedarse fuera del plan de privatización planteado por Maduro. No temen que la marcha de Chevron suponga que la rusa Rosneft pase a dominar los campos de petróleo de Venezuela, el país con mayores reservas probadas del mundo. Esta última es una amenaza de la que se hace eco Wall Street, donde cotiza Chevron.
Además, cabe de recordar que Maduro ha chantajeado con esta “bonanza petrolera” al propio Trump en una reciente entrevista con The Washington Post. No obstante, Trump está claro en que sólo es posible imaginar un futuro de prosperidad para Venezuela sin Maduro en el poder.
¿Una salida voluntaria para las petroleras?
Otra prueba de que EEUU va en serio es que los funcionarios del gobierno no sólo hablan en anonimato. Robert O’Brien, asesor de Seguridad Nacional de Trump, un hombre calculador, que mide con cuidado cada una de sus intervenciones, que ha manejado con prudencia el tema Venezuela, y que dista mucho en las formas de su antecesor John Bolton, confirmó este miércoles en el Meridian International Center en Washington que cualquier multinacional que haga negocios con Maduro puede ser objeto de sanciones.
“Estamos dejando que los rusos y su compañía sepan que el apoyo al régimen de Maduro no es una buena decisión comercial. Pero también es inmoral por lo que le están haciendo al pueblo de Venezuela”, dijo.
O’Brien agregó: “Creo que verán alguna acción ya sea voluntariamente de la compañía [Rosneft] o de los Estados Unidos probablemente en un futuro cercano”.
Esta declaración despierta algunos interrogantes. No sólo con Rosneft, sino con el resto de las petroleras involucradas. O’Brien habla de acciones voluntarias, y esto puede entenderse como un mensaje para Repsol, Realiance y demás multinacionales. Es sabido que, para salvar las sanciones, Washington concedió una licencia especial a Chevron y otras cuatro petroleras estadounidenses para operar en Venezuela hasta el 22 de abril. ¿Voluntariamente romperán la asociación con PDVSA?
Hay un antecedente, y tiene que ver con la china CNPC. Acató las sanciones de Trump y retiró sus operaciones de Venezuela, aunque a finales de 2019 las volvieron a retomar.
¿Y qué pasa con Repsol?
¿Cuál era la misión petrolera y secreta de Delcy Rodríguez en Madrid?
Repsol, junto a la rusa Rosneft, y la italiana Eni, figuraron en un plan de privatización planteado por Maduro para recuperar la industria petrolera, según reveló la agencia Bloomberg.
De acuerdo con este plan, las multinacionales controlarían la mayor parte del accionariado de las empresas mixtas, actualmente en manos de PDVSA. Aunque como reveló el diario ALnavío, de manera informal, el régimen entregó las operaciones a las petroleras privadas (desde Chevron hasta Rosneft, pasando por Repsol) para que ellas remontaran la producción, en mínimos históricos por la mala gestión de Maduro.
El exZar de PDVSA, Rafael Ramírez, ministro del Petróleo y presidente de PDVSA en tiempos de Hugo Chávez, dijo en un artículo de Aporrea que el peor error de Maduro sería privatizar PDVSA. Una medida desesperada y con un objetivo claro: entregar los negocios petroleros a su círculo de poder.
Aquí entra en juego Delcy Rodríguez. La vicepresidenta del régimen ha estado en el foco de la polémica por el incidente diplomático vivido en Madrid hace casi tres semanas. Delcy Rodríguez aterrizó en la madrugada del lunes 20 de enero en el aeropuerto de Barajas. Estaba decidida a entrar a la capital, pero se encontró con que el gobierno de España le prohibió la entrada por las sanciones de la Unión Europea que pesaban sobre ella. Como informó el diario ALnavío, la agenda que manejaba Delcy Rodríguez en Madrid tenía que ver con negocios petroleros relacionados con la privatización que estaba planteando el régimen.
Por lo que se ve, Estados Unidos no es ajeno a ninguno de estos movimientos. Va en serio. Y esto quiere decir que o vienen más sanciones, o que voluntariamente las empresas abandonarán su actividad en Venezuela.