Antonio José Chinchetru (ALN).- El valor de Don Quijote va mucho más allá de la calidad literaria. Eric Graf, uno de los grandes expertos mundiales en esta obra, explica que contiene importantes lecciones políticas y monetarias, y es un antecedente del liberalismo de los siglos XVIII y XIX.
El Instituto Cervantes ha firmado un convenio por el que difundirá en todos sus centros y en internet el curso gratuito, abierto y masivo “Descubre Don Quijote de La Mancha”, de la guatemalteca Universidad Francisco Marroquín (UFM). El diario ALnavío ha conversado con el máximo responsable de este curso, el estadounidense Eric Graf. Es un gran experto en la obra cervantina y catedrático de Literatura de la UFM.
Ya antes de arrancar la conversación adelanta que los Padres Fundadores de Estados Unidos leyeron Don Quijote y analizaron a fondo los principios que contiene sobre el poder, la política, la libertad y el dinero. De hecho, gran parte del diálogo con este medio se ocupa de estos asuntos que tanto interesaron a los autores de la Declaración de Independencia y la Constitución de EEUU.
-El valor literario de Don Quijote es indudable, ¿pero tiene algún otro aspecto que haga de él una obra clave en la historia de la Literatura?
-Sin duda. La influencia de Don Quijote en los liberales de los siglos XVIII y XIX es impresionante. Fue la literatura creativa preferida por ellos. Hume, Hobbes (que aunque no era exactamente un liberal, sí lo era en su análisis de la religión), Locke, Jefferson… Todos ellos señalan esta obra como su libro de ficción favorito. Bastiat, por ejemplo, tiene un ensayo sobre la Ínsula Barataria. Son lectores sofisticados.
-¿Cómo se refleja el poder en Don Quijote?
“En aquella época encontramos en figuras como Juan de Mariana y Cervantes a los primeros críticos de la banca central”
-Es la primera novela política de la historia. En la segunda parte hay un profundo análisis del poder. Es una crítica de la situación en aquel entonces, de la imposición de un poder cada vez más cesarista por parte de los Habsburgo. Expresa su desengaño total. Eso se puede ver, por ejemplo, a través de los símbolos de la cueva. Cervantes estaba meditando sobre la cueva de Platón, y saliendo de ella. Muchos de los autores principescos de la época estaban dedicados a Platón, y eso gustaba a los príncipes para los que trabajaban. Y los aristotélicos arremetían contra esa visión del hombre poderoso capaz de aprender y ver la luz y así ser buen líder. Los aristotélicos no querían tener nada que ver con cuevas e iluminación divina. Y en cada cueva, Cervantes se está mofando de esa idea de que saliendo de la cueva te encuentras un retablo de maravillas. Cuando sale de ella, Sancho Panza no encuentra nada. Ha abandonado su reino y ha caído en la cueva, realmente no ha salido. Hay toda esa parodia sofisticada, con alusiones a la filosofía clásica, pero que nos muestra que Cervantes realmente estaba pensando en la política de la época.
Crítica a las políticas inflacionarias
-¿Qué gran autor de su época pudo influir sobre Cervantes?
-Creo que Cervantes hace un autorretrato cuando nos muestra al narrador leyendo hasta papeles que encontraba en la calle. Entre las figuras que leía hay que considerar, sin duda alguna, a Juan de Mariana -exponente tardío de la Escuela de Salamanca-, sobre todo su crítica de la política monetaria inflacionaria. Se ve claramente en una serie de imágenes en la primera parte de Don Quijote. Y en la segunda parte, más aún, en la Aventura de los Leones. Don Quijote arremete contra el carro del Caballero del Verde Gabán, que por sus banderas parece que contiene las monedas del rey. Creo que es una alegoría bastante explícita. En el capítulo anterior tenemos toda una meditación sobre el arte de escribir, y Cervantes ahí alaba en particular a Ovidio y Horacio. Anuncia así que su obra es sátira, y queda claro que la Aventura de los Leones, que viene a continuación, es una sátira. Es una crítica de la política de los reyes. Cuando Don Quijote da como propina monedas de oro tanto al leonero como al conductor del carro es casi un aviso para la gente común: “Para protegeros de esta política, oro”. Es un defensor del patrón oro, exactamente como Juan de Mariana.
-¿Podríamos decir entonces que en la actualidad Don Quijote arremetería contra el Banco Central Europeo, la FED y otros bancos centrales?
-Exactamente. En aquella época encontramos en figuras como De Mariana y Cervantes a los primeros críticos de la banca central.
-No solo entra en economía. Hay un capítulo muy conocido que es el de los galeotes y cómo los libera Don Quijote. ¿Qué importancia le da a la libertad individual más allá de los aspectos económicos?
“Hay una visión de cómo a los gobernantes lo que realmente les interesa son ellos mismos”
-La libertad individual es fundamental en esta obra. Es la primera novela antiesclavista. Cervantes, por su experiencia en Argelia, estaba completamente en contra de la esclavitud. Rechazaba también la nueva esclavitud, la trata de negros. Te hacían esclavo no por haber perdido una batalla o por haber cometido un crimen, sino que ahora ocurría por la mera pigmentación de tu piel. Creo que eso lo encontraba profundamente ofensivo. El episodio de los galeotes es un ejemplo de cómo objetaba la esclavitud política. Esos hombres habían cometido crímenes en su mayor parte patéticos, y lo que se les impone básicamente es una sentencia de muerte. Pero en el trasfondo del episodio de Sierra Morena, es el primero sobre este tema, está la fantasía de Sancho de ser negrero. Él quiere ser esclavista. Eso se mezcla incluso con el tema de la política monetaria, con la famosa frase del escudero: “Por negros que sean, los he de volver en blancos o amarillos”. Está aludiendo tanto a la trata de negros como a la política monetaria de darles a los ciudadanos cobre, más oxidado, dinero negro en lugar de oro y plata. La novela es fantástica, sin duda alguna Cervantes era un genio.
Sancho Panza, precursor de los caudillos latinoamericanos
-También hay una crítica al ansia del poder. O esa es al menos la impresión que puede dar la historia de Sancho queriendo ser gobernador de la Ínsula Barataria.
-Sancho sería la figura del “buscarrentas”. A lo largo de toda la novela está fantaseando con enriquecerse. Se suele interpretar como indicios de su carácter pícaro, pero creo que hay algo más moderno. Hay una visión de cómo a los gobernantes lo que realmente les interesa son ellos mismos y ven una oportunidad de extorsionar de una forma no tan ofensiva a un público en general. Sancho es esa figura.
-¿Podríamos decir entonces que Sancho es precursor imaginario de los gobernantes latinoamericanos en el siglo XIX y XX?
-Sin duda alguna. Es el pícaro convertido en cacique. El pícaro llevado al nivel nacional político. Se le suele considerar como un tipo de payaso, una figura tierna a la que quieres abrazar, casi como un campesino cómico mexicano. Pero no. Tiene graves problemas morales y Cervantes nos exige como lectores que los contemplemos.
-¿Y qué lectura hacemos entonces de que al final de su vida Don Quijote pase de ser un caballero que lucha contra el poder y el envilecimiento de la moneda a convertirse en alguien que desea convertirse en un pastor de los reflejados en las novelas pastoriles?
-Cervantes siempre está jugando con géneros, y creo que esa fantasía al final de la novela es como una tabula rasa. Al final, Cervantes es un cínico, igual que Juan de Mariana. Muestra que todo lo político cuenta, pero que en última instancia lo que tenemos que mantener son las relaciones interpersonales. Se podría relacionar también con la fantasía agrícola de Jefferson, hay cierta actitud de querer volver a la tierra. Ahí está Antonio de Guevara, con Menosprecio de corte y alabanza de aldea.
-Demos un salto hacia atrás y vayamos al arranque de la novela, cuando culpan de la locura de Don Quijote a los libros y los queman. ¿Es realmente una crítica a los libros de caballería, que podrían ser vistos en la época como la televisión basura actual, o tiene o puede verse como una crítica al poder que destruye aquello que ilustra a una persona?
-Yo lo veo como lo segundo. La crítica a las novelas de caballería había llegado a su cenit a principios del siglo XVI. Los humanistas como Vives o Erasmo las criticaban de forma contundente. Si Cervantes, en torno a 1605, saca ese debate del pasado ya bastante remoto, lo hace como un artificio. Lo importante es que la quema de libros es una crítica a la Inquisición. El cura y el barbero, que se sobrepasan en sus atribuciones, transgreden sus papeles sociales. El cura se está auto-otorgando una autoridad sobre asuntos como los géneros literarios o la pureza. Esta pureza genérica es análoga a la pureza étnica de entonces, con las leyes de pureza de sangre. Al principio del capítulo siete se ve perfectamente que la crítica no es metafórica y aleatoria. Está criticando específicamente el proceso que lleva a cabo siempre la Inquisición. El problema es que no puedes discernir entre los que realmente tienen la fe católica y los que están algo dudosos. Y por eso muchos inocentes van a las llamas: el cura se distrae y muchos tomos que no merecían ser quemados van al fuego.
-Para terminar, ¿qué pueden encontrar los alumnos en el curso online de la Universidad Francisco Marroquín sobre Don Quijote que usted dirige?
“La libertad individual es fundamental en esta obra. Es la primera novela antiesclavista”
-Hay de todo. A mí me interesa el tema monetario y la política, esa previsión que creo que tuvo Cervantes del liberalismo del siglo XVIII. Pero esa no es la parte principal del curso, es solo un aspecto. También hablamos de cómo Freud leyó a Cervantes; hay anticipos de la psicología moderna. Está la cuestión de la mujer, el feminismo es un tema central de Don Quijote. Incluso la novela en sí como género. Cervantes, que es un experto en la historia de la novela, nos señala: “He hecho mi tarea. A diferencia de todos estos escritores picarescos que sólo imitan El Lazarillo, yo he ido a los modelos clásicos como El asno de oro o Las etiópicas”. Cervantes en su corazón es artista, quiere ser novelista y superar esos modelos antiguos.
-¿Por qué es importante el acuerdo que la UFM ha firmado con el Instituto Cervantes para difundir el curso?
-Es importante difundir el amor por el idioma más bello del mundo, el español, que es uno de los objetivos del Instituto Cervantes, y también la cultura. Y creo que esta novela trasciende a España y ha influido en todo el mundo. Yo soy texano, y la mitad de los ciudadanos de Texas tienen el español como lengua materna. Eso es potencialmente un conflicto de culturas, y creo que una buena herramienta para promover conversación y reconocimiento entre las dos culturas es Don Quijote. Al igual que Neruda decía que Don Quijote es la Biblia nacional de España, yo diría que debería ser la Biblia nacional de Texas. Es una buena oportunidad.