Juan Carlos Zapata (ALN).- Cabello no va a conversar con Estados Unidos para salvarse él. En todo caso lo haría para salvar el modelo. Y para salvar a Maduro. Y a los otros. El que claudique, el que traicione, lo pierde todo. Ante los aliados, ante los amigos, ante la militancia del PSUV, ante la base más radical, ante los militares, ante los movimientos internacionales. Y no puede perder lo que ha construido en esas bases.
¿Diosdado Cabello en conversaciones con los Estados Unidos? ¿Es posible imaginar al segundo hombre del régimen en una operación que deje por fuera a Nicolás Maduro? La información revelada por la agencia Associated Press (AP) se basa en una fuente no revelada. Cabello ha dicho que es mentira. Que es una manipulación de la agencia. Y que el fin es dividir, alejarlo de Maduro.
La agencia también cita a un asesor de Diosdado Cabello. “Un asesor de Cabello dijo que Estados Unidos ha estado realizando crecientes y desesperados intentos por contactarlo. El asesor rechazó la idea de que el dirigente socialista estuviera traicionando a Maduro de alguna forma, y dijo que Cabello sólo se reuniría con estadounidenses contando con el permiso del presidente y si ello contribuye a que Washington levante las sanciones a las que responsabiliza de dañar a la economía venezolana”.
Los empresarios que una vez fueron sus amigos o lo creyeron su amigo, no se explican el cambio. Para Cabello es sencillo: no quiere compartir el poder con ellos. Si a él le dicen que es ambicioso y que hace todo por el poder, la misma fórmula la aplica a Gustavo Cisneros, por ejemplo, o al Grupo Polar, beneficiarios de la política del siglo XX. Cabello no va a negociar para que regrese Cisneros, o que Lorenzo Mendoza, jefe del Grupo Polar, le dé órdenes a un ministro o a un presidente, o que Juan Carlos Escotet, dueño de Banesco y Abanca, imponga las medidas financieras y se dé aires del hombre más rico de Venezuela, que lo es, según la lista Forbes.
Al conocer el despacho de la agencia, Cabello reaccionó en la misma dirección del supuesto asesor. Que está dispuesto a hablar con quien sea, siempre y cuando cualquier conversación se lleve a cabo con la aprobación de Nicolás Maduro, cita la misma agencia AP. No hay que olvidar que el general Miguel Rodríguez Torres -hoy un preso de Maduro- cuando era jefe del Sebin -policía política y de inteligencia del régimen-, fue autorizado por Hugo Chávez para reunirse con agentes de la CIA. Igual lo hizo el general Manuel Cristopher Figuera. Este, el jefe del Sebin que se le fue a Maduro, se reunió con agentes de la CIA con autorización del propio Maduro. Cabello dice que sí quiere reunirse con los Estados Unidos porque son los jefes del circo y son los que tienen la llave de las sanciones, que no es el caso de la oposición que negocia con Maduro con la intermediación del gobierno de Noruega. La especialista en temas militares, Rocío San Miguel escribió este tuit: “Diosdado Cabello es el camino más directo, seguro y discreto para una interlocución real de los EEUU con buena parte de los militares con poder en Venezuela”.
El despacho de la agencia señala, siempre citando a la fuente anónima, que la iniciativa de Estados Unidos no implica que “Washington intenta promover a Cabello ni facilitar el camino para que sustituya a Maduro. Más bien, la meta del contacto es incrementar la presión sobre el régimen al contribuir con la lucha que Estados Unidos cree está ocurriendo tras bambalinas entre círculos de poder rivales dentro del partido gobernante”. Pero Cabello ha dicho que “pase lo que pase y en cualquier circunstancia, Nicolás Maduro y mi persona estaremos en la misma fila defendiendo la patria”.
Hasta ahora ha sido así. Estados Unidos y la oposición que lidera Juan Guaidó han fallado en dos cálculos clave:
Primero, en que la Fuerza Armada se divida, haya ruptura interna, y que Maduro pierda la base de apoyo más importante con que cuenta para sostenerse en el poder.
Segundo, que Cabello deje solo a Maduro. Tiene el poder. Lo tiene desde la Asamblea Nacional Constituyente y desde otros órganos de poder como el Tribunal Supremo de Justicia e instancias militares. Esto tampoco ha ocurrido.
Por qué. Cómo explicar que Cabello que no se atreva a dar un paso contra Maduro tal como se lo han pedido incluso factores chavistas, chavistas militantes y disidentes del chavismo. Habrá que hacer un intento por enterarse de la personalidad de Cabello.
Diez formas de ver al personaje
1- No traicionó a Hugo Chávez el 11 de abril de 2002. Huyó y se escondió, volvió y le devolvió la banda presidencial a Chávez el 13. Le habían propuesto desde dentro y fuera del chavismo que era la oportunidad de ser Presidente, que Chávez estaba conduciendo al país directo al fracaso, y que si seguía al mando todo sería peor. De ahí en adelante se hizo más chavista que Chávez. Y Chávez lo premió con nuevas posiciones tanto en el gobierno como en la estructura del PSUV, el partido oficial. Se convirtió en el número 2 del régimen. Después Chávez lo castigó. Y, aun así, obtuvo, en contra de la opinión de Chávez, la Presidencia de la Asamblea Nacional que en 2012 le tenía reservada a otro chavista, Fernando Soto Rojas, que ya venía de ser cabeza del parlamento.
2- No traicionó a Chávez en la enfermedad y aun después de muerto. A pesar de las conspiraciones que se tejieron en su contra por parte del grupo de civiles y los cubanos que preferían a Maduro como sucesor. Luego desde la Presidencia de la Asamblea Nacional ejecutó toda la operación política para darle visos de legalidad a la sucesión de Maduro, la cual, en estricto sentido constitucional, le correspondía a Cabello en calidad de jefe del Parlamento. Fue fiel al pacto y a la palabra empeñada con el Chávez moribundo.
3- Pudo haber cuestionado a Maduro a raíz de los resultados que le dieron la ajustada victoria (fue una derrota en verdad) ante Henrique Capriles Radonski en 2013. No lo hizo. Los maduristas decían: Diosdado no nos sacó la alfombra. Dio la cara en el proceso que llevó a Leopoldo López a la cárcel, pagando un costo político, y todo por defender a Maduro. Se convirtió entonces en el líder más duro de la revolución, en palabras mismas de Maduro, línea que siguió en las sucesivas olas de protestas que pusieron a Maduro contra la pared, recurriendo a la represión más encarnizada con saldo de muertos, heridos, y detenidos, y el repudio internacional.
4- No ha desmentido a Maduro. Cuando el régimen habló de guerra económica, Cabello repitió guerra económica. Cuando el régimen purgó a exfuncionarios de Hugo Chávez, se cuadró con las purgas. Cuando Maduro destituyó a su amigo y “hermano”, el general Miguel Rodríguez Torres, acató la decisión. Cuando lo envió a prisión, guardó silencio. Cuando el régimen se montó en la cruzada antimperialista, hizo suya la cruzada. Cuando la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, denunció el golpe de Estado por parte de Maduro, asumió la responsabilidad de haber sido factor clave para que aquella llegara a ese cargo. Si tiene que perseguir, persigue. Si tiene que acusar, acusa. Si tiene que poner cara de esbirro, la pone. Y siempre dice que está al lado de Maduro.
5- Cuando la oposición barrió en las elecciones parlamentarias de 2015, fue Cabello el que inició la operación para restarle poder al que iba a ser el primer Parlamento en manos opositoras de la Era Chavista.
6- Cuando hubo que acusar y sacar del juego del poder al exZar de PDVSA, Rafael Ramírez, allí también estaba Cabello. Así despejaba el camino interno de Maduro y despejaba el suyo propio.
7- Le interesa el poder. No esconde el rostro de la ambición. Pero suena remoto que quiera alcanzarlo por la vía de la traición. Como los chavistas que controlan el poder, Cabello ha ido asumiendo una conciencia histórica del rol que le ha tocado jugar. Seguramente piensa como Maduro: Entregar no tiene sentido. Entregar es enterrarse. Es botar lo conseguido por Chávez. Es traicionar a Cuba. Cabello, en consecuencia, se acerca a Cuba. Y habla de socialismo. Y refuerza el discurso de que la Fuerza Armada es chavista, socialista y antimperialista. Los amigos no saben cuándo ocurrió, pero saben que Cabello cree en eso. Está convencido del modelo. Admite los problemas. Pero no admite el fracaso. Entonces, la entrega del poder no es negociable.
8- Es de los que dice que lo más difícil fue llegar al poder. Y Chávez lo consiguió. La supervivencia no ha sido fácil. Pero sigue en el poder. Cuando afirma que la derecha no volverá a mandar más nunca en Venezuela, lo dice convencido. Los empresarios que una vez fueron sus amigos o lo creyeron su amigo, no se explican el cambio. Para Cabello es sencillo: no quiere compartir el poder con ellos. Si a él le dicen que es ambicioso y que hace todo por el poder, la misma fórmula la aplica a Gustavo Cisneros, por ejemplo, o al Grupo Polar, beneficiarios de la política del siglo XX. Cabello no va a negociar para que regrese Cisneros, o que Lorenzo Mendoza, jefe del Grupo Polar, le dé órdenes a un ministro o a un presidente, o que Juan Carlos Escotet, dueño de Banesco y Abanca, imponga las medidas financieras y se dé aires del hombre más rico de Venezuela, que lo es, según la lista Forbes. Tampoco imagina a Leopoldo López ni a Henrique Capriles ni mucho menos a Julio Borges y María Corina Machado sentados en la silla del Palacio de Miraflores. Cabello cree que lo que tiene de poder y lo que le corresponde en el futuro, se lo ha ganado a pulso, inclusive contra la opinión de Chávez en el pasado, y eso no lo va a entregar. Lo puede perder, es otra cosa. Pero no va a claudicar. Y ese es el mensaje que le da a Maduro. Que no se claudica. Que los diálogos y las negociaciones no son para claudicar. Además, insiste, con la oposición no hay nada que negociar. Es un convencido de que la oposición siempre será golpista, como lo fue el chavismo desde sus inicios. Y que por más que se ceda de “buena fe” ante esa oposición, siempre estará allí, acechando para el zarpazo final.
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9- Cabello no va a conversar con Estados Unidos para salvarse él. En todo caso lo haría para salvar el modelo. Y para salvar a Maduro. Y a los otros. El que claudique, el que traicione, lo pierde todo. Ante los aliados, ante los amigos, ante la militancia del PSUV, ante la base más radical, ante los militares, ante los movimientos internacionales. Y no puede perder lo que ha construido en esas bases. Cabello posee más jefatura que Maduro en el PSUV y la militancia del PSUV. Cabello ha vendido la especie y el relato de que es un originario del golpismo que llevó a Chávez al poder. La militancia chavista lo observa como uno de los preferidos de Chávez. Cabello no quiere botar esa herencia. Si Maduro fue el sucesor y lo hizo mal, él es el heredero que rescatará al chavismo. Es posible que esté convencido de que el chavismo será como el peronismo en Argentina. Siempre habrá chavismo y hará falta un líder que conduzca. Y ese líder es él. Ningún otro.
10- No apareció involucrado en le megaconspiración del 30 de abril como sí son los casos del general Vladimir Padrino López; el presidente del Tribunal Supremo, Mikel Moreno; el boliburgués, Raúl Gorrín; el jefe de contrainteligencia militar, Iván Hernández Dalla; y el propio Cristopher Figuera del Sebin. En las filtraciones que reveló el diario ALnavío, en las declaraciones que luego Cristopher Figuera ha suministrado no aparece el nombre de Cabello. Acaso una mención de si este sabía de la conspiración o se la habían planteado. La respuesta que al parecer se obtuvo fue: Todo a su tiempo. Esto indica que los conspiradores no se atrevieron a hablar con Cabello. ¿Por qué? Quizá porque estaban persuadidos de que no se iba a montar en la operación para echar a Maduro del poder. Igual que Cabello, otro que no fue captado para la conspiración es el ministro de Interior y general, Néstor Reverol, quien casualmente aparece ahora mencionado entre los que han establecido contacto con Washington. Hay una imagen grabada. Y es la de cuando Julio Borges, diputado de Primero Justicia, genera una trifulca entre chavistas y opositores en la Asamblea Nacional en la que Cabello se estrenaba como diputado. La imagen es la de Cilia Flores, esposa de Maduro, recomendándole a Cabello que no participara en la pelea. Hay que ver la imagen. Cilia Flores, la operadora de Maduro, protegiendo a Cabello.