Juan Carlos Zapata (ALN).- ¿Es acaso el país que genera más titulares en la prensa global? El éxodo y la corrupción, la crisis y el hambre, copan la atención en casi todo el globo. Ahora mismo usted puede estar leyendo algo sobre Nicolás Maduro. Lo peor es que la crisis parece no tocar fondo.
Esta mañana, con toda seguridad, en las oficinas de Rosneft de Moscú el equipo de abogados estará analizando la estrategia a seguir con el fin de recuperar los 1.500 millones de dólares del préstamo que le concedió a PDVSA con garantía del casi 50% de las acciones de Citgo, empresa ubicada en Houston, Estados Unidos. Otro equipo de abogados leerá en Toronto el legajo de papeles del juez de Delawere que le otorgó la razón en tanto puede actuar contra Citgo para cobrar lo que antes un tribunal de arbitraje del Banco Mundial, Washington, había fallado a su favor, 1.200 millones de dólares. Al mismo tiempo, en Londres, los expertos del fondo Ashmore estarán tomando precauciones en cuanto que tenedores de la mayor parte de la emisión del bono 2020 de PDVSA disponen de una cláusula que establece que de presentarse un problema con Citgo, la corporación estatal venezolana estará en la obligación de cancelar por anticipado el 100% del valor del bono, sobre la base de que la filial es la garantía del papel.
Una empresa venezolana. La decisión de un juez. Y todo un mundo de intereses. Es la noticia. Es Venezuela el país noticia. Noticias que vuelan de un extremo al otro del globo. Lo de Citgo va más por la prensa especializada y de igual manera inunda el espacio digital, las pantallas de TV y el papel. Aquí importa el abanico geográfico que incluye en una sola mirada a Toronto, Moscú, Houston, Delawere, Washington, Caracas y Londres, sin tomar en consideración que hay bonistas en cualquier parte del planeta.
Este lunes en la tarde, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y el presidente de Chile, Sebastián Piñera, se reunieron en Santiago de Chile. Como suele decirse en lenguaje diplomático, pasaron revista a los asuntos comunes. Y también al tema del éxodo venezolano. En Madrid ya se estudia el problema, debido a que la migración proveniente de Venezuela es la que más crece en España y en la capital. Pero el éxodo no es un problema. Es una crisis sin antecedentes en la historia del continente americano y con pocas semejanzas en el mundo. Madrid analiza, Santiago de Chile analiza, y también lo hacen Quito, Lima y Bogotá. El éxodo copa la atención de las cancillerías de la región, incluyendo la de Brasil, donde las alarmas están en punto rojo debido a los brotes de xenofobia que llegaron al extremo de que fueran atacados los campamentos que la ONU instaló en la frontera con Venezuela. El éxodo se extiende por Panamá, Estados Unidos y Argentina. La Organización Internacional para las Migraciones, organismo que depende de la ONU, Nueva York, calcula en 2,3 millones los que han salido del país. Otras fuentes la ubican en 3 millones y otros en más. Con el volumen, la tragedia del éxodo. Es la masa. Lo masivo que es y las consecuencias que de él derivan para la región, sobre todo en el Área Andina, donde Ecuador, Perú y Chile comienzan a tomar medidas, especie de murallas fronterizas que contengan el flujo. Panamá exigió desde 2017 visa obligatoria. The New York Times, The Wall Street Journal, la BBC de Londres, la Deutsche Welle, Alemania, O Globo, de Brasil, El País, ABC y El Mundo de Madrid: Todos los medios del mundo están enfocados en seguirle la ruta al éxodo como hace unos meses lo hacían con la represión, los muertos, los heridos, ocasionados por el gobierno de Nicolás Maduro. Titulares. Fotografías. Atención televisiva. En las redes sociales. La BBC preparó hace poco un reportaje de alto contenido humano y social y de elevada factura digital.
Una empresa venezolana. La decisión de un juez. Y todo un mundo de intereses. Es la noticia. Es Venezuela el país noticia
A esta hora, un operador financiero en Madrid, varios boliburgueses y funcionarios y exfuncionarios de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Caracas, un banco en Suiza, la representación de ese banco en Panamá, testaferros que viven en Caracas, o en Roma, en Londres, en Madrid y Buenos Aires seguirán de cerca el más reciente caso de corrupción que involucra operaciones de lavado de dinero provenientes de PDVSA por 1.200 millones de dólares. El escándalo en el que el banquero ya se declaró culpable, le ha dado la vuelta al mundo, y sigue generando titulares en Caracas, en Miami, en Bogotá, en Nueva York, en Zurich, en Madrid, toda vez que el caso involucraría, además, a un boliburgués dueño de una planta de televisión de estrechas conexiones con el gobierno de Maduro y la familia, y muy activo en lobbies de los Estados Unidos.
Hay más, hay demasiado
En la oficina de Luis Almagro en la OEA, Washington, no hay día que no se analice el tema Venezuela. La democracia en Venezuela. Los derechos humanos en Venezuela. La dictadura de Maduro. En La Paz, Evo Morales piensa en cómo ayudar al chavismo que fue soporte de su ascenso y consolidación en el poder. En La Habana, el castrismo le da forma a nuevos planes que favorezcan a Maduro. En Managua, el dictador Daniel Ortega resiste para que resista Maduro. En París, el presidente Emmanuel Macron es informado de cómo se desenvuelven los problemas en Venezuela, de la fortaleza del Gobierno, del estado de la oposición. En Moscú, el presidente Vladimir Putin sigue siendo un aliado firme del proceso chavista, cliente singular de la industria armamentista rusa. En Pekín, se hacen cálculos del costo político, aunque no se rompen lazos con el que fuera el principal socio comercial de China en la región. El dictador de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, más que un aliado es modelo del esquema represor de Maduro, y en Ankara también se monitorea la crisis venezolana, dados los lazos comerciales, todos últimamente teñidos del oro que se explota al sur del río Orinoco (Leer más: Las relaciones entre Venezuela y Turquía están bañadas en oro).
En Andorra cursan varios expedientes sobre lavado de dinero de venezolanos. En Buenos Aires, detienen a un exfuncionario de PDVSA. Hay varios detenidos en España investigados también por lavado de activos y cobro de comisiones. En Brasil, el escándalo Odebrecht involucra al alto poder chavista. En Nueva York sigue detenido quien desfalcara el fondo de pensiones de PDVSA. En Houston, continúan las investigaciones por el pago de sobornos en PDVSA. En República Dominicana aún no cierra el expediente de la quiebra del Banco Peravia, cuyo protagonista es un venezolano con intereses boliburgueses, hoy detenido en Caracas. En Quito, la corrupción se llevó por delante los proyectos que soñaron Rafael Correa y Hugo Chávez.
Hay más. Hay demasiado. Venezuela se repite en los noticieros. Cuando la Unión Europea aprueba sanciones. Cuando Washington sanciona. Porque en el Vaticano se le entrega al Papa un informe sobre el hambre, la falta de comida y medicinas y el colapso del sistema sanitario. Porque la hiperinflación hace estragos en la población. Porque la OPEP, en Viena, le hace seguimiento al derrumbe de la producción petrolera, sí, de ese mismo país que se ufana de contar con las reservas más fabulosas del planeta, para despecho de Arabia Saudita, Irán, Irak, Kuwait, Argelia, Gabón, Qatar, remotos socios en la Organización. Venezuela copa los titulares porque las medidas económicas del gobierno de Maduro no funcionan y amenazan con crear más pobreza, más crisis, más escasez y con ello más éxodo, y con todo, la corrupción no para, no se detiene, como tampoco paran los titulares cada vez más desgarradores de un país que parece no tocar fondo.