Daniel Gómez (ALN).- Nicolás Maduro dice que si el gobierno de Donald Trump levanta las sanciones y restablece las relaciones diplomáticas, las petroleras de Estados Unidos podrían verse beneficiadas. Este es el arma de Maduro. El mandatario sabe que políticos y empresarios estadounidenses han presionado a Washington para mantener los negocios en Venezuela. También sabe que Trump, pese a las sanciones, permite a Chevron y otras cuatro petroleras hacer negocios con el régimen.
En la entrevista con The Washington Post, Nicolás Maduro dijo “que una bonanza podría estar esperando a las compañías petroleras” de Estados Unidos si el gobierno de Donald Trump levanta las sanciones y restablece relaciones con Caracas.
Así presiona Maduro a Washington. Una estrategia que se justifica por el interés que tienen los grupos de poder en Wall Street para que Trump alivie su postura con el régimen, y por el interés de la propia Casa Blanca para mantener posiciones en Venezuela. Lo antecedentes están ahí:
– La agencia Bloomberg reveló que fondos con Goldman Sachs, Pimco y T Rowe Price se estarían reuniendo con altos funcionarios chavistas en Caracas.
– Con el propio Maduro se reunió el excongresista Pete Sessions a mediados de 2018 para defender los intereses de pequeñas petroleras en Houston.
– El mismo Pete Sessions que conversó telefónicamente con Maduro en noviembre de 2018 para “reabrir los negocios en Venezuela”. Cabe recordar que esa conversación la presenció el abogado de Trump, Rudolph Giuliani, quien, según Maduro, nunca habló.
– Se sabe que por Caracas también ha estado recientemente Alí Moshiri, uno de los petroleros más prestigiosos del mundo, expresidente de Chevron Venezuela y Chevron global, pulsando el ambiente para invertir.
– Como reveló el diario ALnavío, Alí Moshiri está dispuesto a reunir 5.000 millones de dólares a través de su fondo Amos Global para invertir en Venezuela.
– También se sabe que el banquero británico Ian Hannam, quiere operar las minas de oro del Arco Minero del Orinoco. Y de ahí su reunión con la vicepresidenta de Maduro, Delcy Rodríguez, en compañía del magnate estadounidense, Erik Prince. Este experto en seguridad y reconocido mercenario brindaría seguridad a los operadores de Ian Hannam en el peligroso Arco Minero.
– Además, la propia Casa Blanca ha mantenido al margen de las sanciones a sus petroleras en Estados Unidos concediendo licencias especiales a Chevron, Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes y Weatherford.
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Todo esto lo sabe Maduro, y por eso chantajea. Por eso sugiere que las empresas de EEUU pueden beneficiarse de sus planes petroleros.
Como reveló el diario ALnavío, uno de los objetivos del régimen es liberalizar el sector petrolero. Lo ha estado haciendo de manera informal -pues no cuenta con el apoyo de la Asamblea Nacional– y eso explica que la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) haya remontado la producción de 500.000 barriles diarios de petróleo en septiembre, a poco más de 900.000 barriles en diciembre de 2019, según la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo).
De esta liberalización informal se habría estado beneficiando principalmente las petroleras rusas, pero también Chevron. De hecho, EEUU concede licencias especiales a sus empresas para no perder poder posiciones frente a Rusia en Venezuela, el país con mayores reservas de petróleo probadas en el mundo, de 360.000 millones de barriles.
“Si hay respeto entre los gobiernos, por muy grande que sea Estados Unidos, con respeto y diálogo, con intercambio de información veraz y comunicación, ten seguridad que se puede construir un nuevo tipo de relación”, dijo Nicolás Maduro a The Post.
“En una relación de respeto y diálogo, todo es ganar-ganar. En una relación de confrontación, todo es perder-perder. Esa es la fórmula”, agregó, dejando claro al mismo tiempo que no está dispuesto a abandonar el poder en Venezuela, ni a renovar los poderes electorales y judiciales. También “está dispuesto” a negociar con Trump, y con Juan Guaidó, pero con la vista puesta en los próximos 20 años, y con el petróleo de Venezuela.