Juan Carlos Zapata (ALN).- Evo Morales insiste en la versión del golpe de Estado. Porque a la oposición siempre hay que marcarla como golpista. Es el libreto de Hugo Chávez y el chavismo. Evo Morales dice que el golpe de Estado está en desarrollo. Y la oposición lo que ha hecho es anunciar la creación de una Coordinadora Democrática con el fin de defender el resultado electoral y apurar una segunda vuelta. Evo Morales acusa a la oposición de vendepatria. No hay diferencia con el lenguaje con el que Hugo Chávez y el poder cubano y Nicolás Maduro descalificaban y siguen descalificando a la oposición en Venezuela.
Evo Morales señala que el golpe está planificado desde hace semanas y apunta de manera directa hacia militares en conjunto con civiles de los comités cívicos, que son los que han protestado la postulación del mandatario a un cuarto periodo visto que en febrero de 2016 perdió el referendo y esa derrota le negó tal opción. Evo Morales dice que una expresión del golpe es que los opositores hayan convocado a un paro cívico pero también él se proclamó ganador antes de que el Tribunal Electoral ofreciera resultados definitivos y se proclamó en medio del clima de dudas y desconfianza generado por la suspensión abrupta de la transmisión de datos, que va lento, a cuentagotas, y hasta el miércoles en la tarde alcanzaba el 98%. Las elecciones tuvieron lugar el domingo.
“Las irregularidades en el recuento de las elecciones presidenciales celebradas en Bolivia el domingo arrojan una sombra sobre todo el proceso que debe ser aclarada cuanto antes. El jefe de Estado que resulte elegido en esta convocatoria no puede ver comprometida su legitimidad por hechos que han levantado protestas en todo el país y generado dudas entre los organismos de verificación internacional”.
Editorial de El País- Madrid.
Cuando las protestas incendiaron Ecuador y obligaron al presidente Lenín Moreno a dar marcha atrás en el aumento de los combustibles, el expresidente Rafael Correa apuntaba que el gobierno estaba muerto. Que pasara lo que pasara el de Moreno ya es un gobierno en el mejor de los casos en terapia intensiva. Por ello, el expresidente Correa también solicitaba un anticipo de elecciones. Se supone que para crear un nuevo cuadro político y generar estabilidad y confianza.
Para Evo Morales funciona la fórmula de Correa. Evo Morales le ha sacado, según el último boletín del Tribunal Electoral de Bolivia, los 10 puntos de ley a Carlos Mesa, con lo cual se garantizaría el triunfo en primera vuelta y evita ir al balotaje que es lo que está solicitando la oposición con el apoyo de la comunidad internacional.
El asunto no son los 10 puntos sino cómo se alcanzaron y se aseguraron.
Por décimas y con un mecanismo que sufrió interrupciones y obligó hasta la renuncia del vicepresidente del Tribunal Electoral.
El punto es que Evo Morales pasa a ser un mandatario cuestionado.
Ya estaba cuestionado desde que volteó la Constitución para pasar por encima del resultado del referendo.
El punto es que el sistema electoral fue vulnerado en su transparencia.
Por lo tanto, la reelección de Evo Morales lleva la impronta de esa falta de transparencia, y eso genera desconfianza, y no garantiza estabilidad.
El punto es que Evo Morales ha señalado hacia la Fuerza Armada, ha dicho que hay militares implicados en un golpe de Estado.
Y los cuarteles están tranquilos. En los cuarteles no hay movimiento. Pero quedará la duda. Y quedará la duda de si Morales se ha hecho daño a sí mismo con esta denuncia. Convocar el fantasma del golpe de Estado es la mejor opción.
El punto es que si bien nadie cuestiona que Evo Morales sigue siendo el líder más votado, las décimas que garantizan los 10 puntos para evitar la segunda vuelta, debilitan la fortaleza electoral del mandatario y abonan un terreno de incertidumbre para el cuarto mandato.
El punto es que la segunda vuelta había que evitarla a todo trance.
El punto es que Evo Morales está convencido de que la segunda vuelta no le conviene.
El punto es lo que el propio Rafael Correa predijo dos semanas antes de las elecciones: que si Evo Morales no ganaba en primera vuelta la situación se le tornaba difícil.
La misión de la OEA que actuó como observadora de los comicios de este domingo, ha recomendado que ir al balotaje es la mejor opción. Es que aun si con el conteo del 100% de los votos se mantiene la diferencia de los 10 puntos, esta ventaja resulta cuestionada toda vez que depende de unas pocas décimas. Décimas que a su vez quedan cuestionadas por las denuncias de trasvase de votos de otras fórmulas políticas contrarias al partido de Evo Morales, el MAS. De modo que la OEA apunta que “toda elección debe regirse por los principios de certeza, legalidad, transparencia, equidad, independencia e imparcialidad” y “la Misión pudo constatar que varios de estos principios han sido vulnerados por distintas causas a lo largo de este proceso electoral”.
No se puede asegurar que el de Evo Morales sea un gobierno herido de muerte o que ahora entre en terapia intensiva. Pero lo evidente es que el cuarto mandato le va a resultar cuesta arriba en legitimidad y estabilidad. El síndrome de Lenín Moreno. El síndrome de Nicolás Maduro. Ya Maduro salió en apoyo de Evo Morales, haciéndose eco del golpe de Estado en marcha.