Zenaida Amador (ALN).- “El año 2020 tiene que ser el año del regreso de la industria venezolana a su nivel histórico (…) el año del crecimiento y la prosperidad que merece nuestro pueblo”, aseguró el presidente de Petróleos de Venezuela, Manuel Quevedo, en un mensaje institucional que divulgó por las redes sociales de la petrolera estatal. No es la primera vez que Quevedo promete la recuperación de PDVSA aunque su gestión siempre ha fracasado en alcanzar esa meta, pero en esta ocasión hay diferencias en el trasfondo que pueden indicar que sus comentarios tienen algo más de asidero. ¿Qué es lo que está pasando en la industria petrolera?
PDVSA pasó de producir 2,9 millones de barriles por día en 2013 a menos de 700.000 barriles diarios en noviembre de este año, según fuentes secundarias consultadas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). No obstante, un reporte de la agencia de noticias estatal venezolana AVN sostiene que al 12 de diciembre el bombeo se encontraba en 931.700 barriles por día, aunque admite que en octubre el nivel llegó a un promedio diario de 650.700 barriles.
Menos de un millón de barriles por día sigue siendo un nivel precario para un país cuyos ingresos dependen en más de 90% de las exportaciones petroleras. Pero no deja de llamar la atención que se reporte un ligero aumento aun en medio de la severa crisis económica y de las sanciones internacionales que afectan al país.
¿Qué puede estar influyendo para que ocurra este cambio de tendencia?
La reorganización de PDVSA
Recientemente se informó que PDVSA hizo un proceso de reorganización para incentivar la producción. El Ministerio de Comunicación e Información de Nicolás Maduro precisó que se decidió un cambio de socios en 11 empresas mixtas que arrojaron bajos niveles volumétricos. Si bien la información circuló oficialmente el pasado 14 de diciembre los datos corresponden a decisiones adoptadas en 2018.
Estos “cambios” en efecto se han venido gestando poco a poco, favoreciendo una reconfiguración de la industria, algo que el exzar de PDVSA, Rafael Ramírez, critica abiertamente, porque “el madurismo ha venido entregando los pilares fundamentales de la soberanía y el futuro de la patria a los intereses transnacionales”.
La entrega de la que Ramírez habla comenzó en 2016, abriendo espacios para China y Rusia, los socios estratégicos de Maduro, en la industria petrolera. Pero más recientemente, según explica, a Manuel Quevedo le fueron otorgados poderes extraordinarios y anticonstitucionales para aumentar la producción petrolera en el país. Esto dio lugar a que en 2018 firmara 14 contratos “en los cuales se cede a los privados la operación y comercialización de petróleo, revirtiendo a estas la operación y control de la mayoría de los campos que habían pasado a control de PDVSA, cuando se revirtieron los Convenios Operativos durante el desarrollo de la política de Plena Soberanía Petrolera del gobierno del presidente Chávez, en el año 2006”.
Quien llegó a ser el hombre fuerte de las finanzas públicas venezolanas y que cayó en desgracia con el fortalecimiento del régimen de Nicolás Maduro ahora argumenta que estos campos se han convertido en una fuente de recursos muy importante para los empresarios del madurismo, puesto que PDVSA les reembolsa todos los sobrecostos de operación en los que dicen incurrir.
El asunto Oswaldo Cisneros
Desde inicios de diciembre Reuters informó que el régimen de Maduro y la oposición discuten la posibilidad de permitir que compañías privadas que participan en empresas mixtas con PDVSA asuman el control de los campos pese a no ser socios mayoritarios.
En línea con esto, el empresario Oswaldo Cisneros, con 40% de participación en la empresa mixta Petrodelta, afirmó que estudia con PDVSA firmar “un contrato donde nos entregan la producción a nosotros (…) nos subcontratan la operación del campo”.
A tal efecto, dijo Cisneros, la compañía consiguió un financiamiento de unos 800 millones de dólares en una institución financiera de Dubái. Su objetivo es aumentar la producción en Petrodelta a unos 100.000 barriles por día en los próximos tres años, la meta que se fijó cuando entró a la empresa mixta en 2016 y aún no logra cumplir.
Cisneros forma parte del consorcio CT Energy, en el cual comparte con el presidente de Element Capital Advisors, Francisco D’Agostino, el manejo de 40% de Petrodelta.
Según Reuters, están en la mira negociaciones con Chevron, Rosneft y CNPC, para que le den un impulso renovado a la producción local.
Para Ramírez este es un proceso que ocurre con la complicidad de todos los factores políticos que se disputan el control del poder y el silencio inexplicable de los militares bolivarianos.
Aliados con muchos millones
Nicolás Maduro tiene como objetivo dar un giro en su lucha por mantener el poder, ya que PDVSA intenta una nueva estrategia para revivir la producción, señaló la semana pasada Argus en un informe sobre Venezuela. Allí destacó que PDVSA se apoya en socios de empresas conjuntas tratando de continuar con un naciente florecimiento de la producción de crudo y estar a la altura de una mejor perspectiva económica para 2020.
Parte de la estrategia se adelanta con socios nacionales, pero también con empresas foráneas que siguen mostrando interés en el petróleo venezolano aun con las férreas sanciones internacionales que pesan contra el régimen de Maduro.
Este hombre piensa en el petróleo de Venezuela y busca miles de millones de dólares
Ramírez afirma que el pasado 12 de diciembre el Tribunal Supremo de Justicia de Maduro aprobó la solicitud realizada por Manuel Quevedo de crear una empresa mixta entre PDVSA y una industria de Chipre, que Ramírez califica “de maletín, carente de experiencia y capacidad, constituida para tal efecto por capitales españoles y venezolanos. Una asignación simple y pura, directa, sin ningún tipo de acuerdo o proceso de selección que la sustente. Los capitales españoles, según Ramírez, están vinculados al grupo Cortina, a José María Aznar y al Partido Popular de España. Los ‘capitales’ venezolanos están vinculados a Alejandro Betancourt y Erick Malpica Flores”, este, sobrino de Cilia Flores, esposa de Maduro. La citada empresa recibió el Bloque Junín 10, con unas reservas recuperables de 10.468 millones de barriles de petróleo.
Argus, por su parte, señaló que la nueva empresa mixta es PetroSur en la que la Corporación Venezolana de Petróleo, filial de PDVSA, se asocia con la empresa con base en Chipre Inversiones Petroleras Iberoamericanas (IPI).
Reseña que los principales socios de IPI incluyen al expresidente y director ejecutivo de la firma española Repsol, Alfonso Cortina; el ex asesor de asuntos legales de Repsol, Ramón Blanco Balin, y el venezolano Alejandro Betancourt, socio principal de Derwick Associates. La firma realizará un pago inicial de 400 millones de dólares a PDVSA por los derechos de Junín 10.