Zenaida Amador (ALN).- Cuando surgen situaciones críticas en Venezuela la respuesta del régimen de Nicolás Maduro suele ser amenazar, perseguir y trasladar la responsabilidad a otros. Ahora, cuando las cifras de contagios del Covid-19 comienzan a despuntar, la reacción no puede ser diferente. De hecho, culpó a Iván Duque, presidente de Colombia, de girar instrucciones para generar el contagio entre los venezolanos. Aun así, y en contra de lo esperado por el aumento de los casos de coronavirus, Maduro habla de flexibilizar la cuarentena.
Nicolás Maduro, quien hasta hace poco decía que eran falsas las cifras de migrantes venezolanos que salían en busca de oportunidades en otros territorios, ahora hace reportes diarios del retorno de miles y miles de connacionales a quienes no solo se les maltrata y denigra en otras naciones, según afirma, sino que además se les usa para atentar contra el país.
En este sentido dijo que Iván Duque ordenó contagiar a los venezolanos migrantes que caminaban para regresar al país desde Colombia, a quienes, “de un momento a otro, los montaron en vehículos, autobuses, y les dieron bolsitas con pancitos. Ellos (los migrantes) dicen que estaban sanos en las ciudades de Cali y Medellín, que no habían tenido contacto con contagiados y presumen que los contaminaron en los autobuses (…) Todas estas cosas las digo y tengo pruebas en la mano (…) Esa es la orden que ha dado Iván Duque en una reunión infausta, dando órdenes para que se logre contaminar de coronavirus a Venezuela”.
Maduro dijo que el repunte reciente en los contagios de Covid-19 responden a casos importados de Colombia y Brasil, por eso anunció su decisión de reforzar la frontera, aplicar toque de queda en esas zonas, así como instalar hospitales de campaña y áreas para implementar la cuarentena, tarea que quedó a cargo de la Fuerza Armada.
Aun con las acusaciones hechas contra Duque y el repunte en los contagios dijo que estudia un plan para la flexibilización de la cuarentena. “En los próximos días anunciaré un plan para mantener la cuarentena con franja horaria de flexibilización, pero en la frontera con cordones sanitarios, mano dura, régimen severo (…) Tenemos controlada la pandemia, eso sí; pero no tenemos la batalla ganada aún”.
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Esta declaración, que parece ir en contravía del tema sanitario, ocurre un día después de que DirecTV cesó operaciones en el país, dejando a unos 10 millones de venezolanos sin servicio de televisión, y a poco de que ocurra el arribo a la nación de unos polémicos despachos de gasolina hechos por Irán, los cuales han elevado las tensiones con Estados Unidos, y que podrían mitigar coyunturalmente la escasez del combustible.
Los números de la pandemia
Lo cierto es que desde el 13 de marzo, cuando se reportaron los dos primeros casos positivos de coronavirus y hasta el 16 de mayo, cuando comenzó el repunte, la cifra más elevada de contagios había sido de 29 casos diarios. Esto lo vendía Maduro como un logro de su gestión, aunque distintos sectores advertían sobre la llegada (hacia mayo) de la oleada expansiva sin que se tomaran las previsiones adecuadas, algo que el régimen se dio a la tarea de desmentir.
El país se encuentra en un estado de alarma desde el 13 de marzo y solo los sectores priorizados tienen permitido operar con restricciones horarias. Además, hay bloqueos de vías y severas limitaciones aplicadas de forma regional. Se trataba de una férrea paralización de la actividad económica nacional que en verdad ocurre más por efecto de la escasez de gasolina que por la cuarentena. Esto podía servir de cerco del Covid-19, pero también podía jugar en contra de los objetivos.
Ya a finales de abril la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios había advertido del impacto que tendría esta restricción tan extrema en el manejo de la pandemia, pues atentaba contra los medios de subsistencia de muchos. “Las personas afectadas recurrirán con más frecuencia a estrategias de sobrevivencia negativas, como la disminución de la ingesta alimenticia, venta de bienes y/o, endeudamiento, particularmente en los grupos más vulnerables, como las mujeres y adolescentes cabeza de hogar, que se dedican a la economía informal. A su vez esto puede contribuir a aumentar su riesgo de contagiarse de Covid-19”.
Además, la organización advertía sobre la precarización de los servicios públicos que, luego de años de desinversión, mostraban un deterioro profundo y carecían de capacidad para garantizar agua potable, gas doméstico y electricidad a la ciudadanía.
Sin embargo, Maduro decidió seguir adelante con la parálisis de actividades hasta mediados de junio. De hecho, afirmó que debía radicalizar la cuarentena, desoyendo a los sectores productivos y al país en general.
Para ese momento varios expertos indicaban que al paso de las tres primeras semanas de mayo el país podría entrar a la fase de los grandes brotes de transmisión local. Por su parte la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, basándose en los reportes oficiales, dijo que Venezuela registraba una cobertura diagnóstica por habitante fundada en la prueba de reacción en cadena de polimerasa con transcriptasa inversa (PCR-RT) que era más de cinco veces inferior a la de Colombia, Ecuador o Perú, aunque las autoridades afirmaban lo contario. En función de esto, los académicos estimaron que los reportes diarios de las autoridades “no parecen” ajustados a un escenario epidemiológico de Covid-19. Incluso señalaron que podía estar dándose un subregistro de mínimo 63 % en tales cifras.
La Academia preparó un modelo tomando los parámetros epidemiológicos disponibles a fines de abril, y estimó escenarios de evolución de la enfermedad que colocaban el pico conservador de la curva de contagios en mil casos diarios entre junio y septiembre de este año.
La respuesta oficial llegó de parte de Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de Maduro, quien indicó que a los autores de ese estudio les salía “Operación tun tun”, una forma de decir que debían ser abordados por cuerpos de seguridad del Estado con el consabido toque a la puerta de la casa a cualquier hora, sin aviso previo. Esa expresión, usada con frecuencia por el dirigente chavista, implica pesquisas, allanamientos y persecución a quienes son señalados por el régimen de atentar contra su estabilidad. “Esto está generando alarma (…) Es una invitación a un ‘tun tun’ para las personas que hicieron este informe”, dijo Cabello desde su programa televisivo “Con el mazo dando”.
La represión contra todo
Cuando en Venezuela se dieron los primeros casos de Covid-19 comenzaron a circular datos ofrecidos por médicos y enfermeras acerca de las pésimas condiciones en las que se encontraban los hospitales, lo que dio paso a varios arrestos por delitos como incitación al pánico y zozobra a la comunidad. La arremetida también alcanzó a medios de comunicación y periodistas, con censura, amedrentamientos y detenciones por suministrar datos o informaciones sobre la pandemia distintas a las dadas por el régimen.
Aun así, desde la Asamblea Nacional se siguieron aportando cifras para llevarle el pulso a la situación que el régimen de Maduro intentaba ocultar. El infectólogo Julio Castro, miembro del equipo de expertos que asesora al Parlamento, indica que en la actualidad el sistema de salud carece de capacidad para atender lo que está por comenzar pues, al margen de otros equipos requeridos, los médicos del sector público están trabajando sin la protección necesaria y sin algo tan básico como agua.
Según estimaciones de la Asamblea Nacional, a partir de una encuesta nacional sobre el impacto de Covid-19, al 16 de mayo el 90,48% de los hospitales presentaba escasez de gel desinfectante, en el caso del jabón la falla llegaba a 76,16%, a 61,90% en cuanto a tapabocas y a 57,14% en guantes.
Por su parte la asociación civil Médicos Unidos de Venezuela, a partir de datos obtenidos de 1.014 médicos en 128 hospitales, 279 clínicas privadas y 65 ambulatorios del país, concluyó que al 1 de marzo solamente había 102 camas de cuidados intensivos con ventilador en 12 estados y en otros 11 estados se reportaban unas 104 camas, pero sin ventilador.
Esas son las condiciones en las que se encuentra Venezuela al comenzar a repuntar la cifra de contagios, que este 21 de mayo sumó 58 nuevos pacientes para un total acumulado de 882 casos. Para el doctor Julio Castro “hay más gente enferma de lo que dicen los números” y no duda al señalar que “la epidemia no está controlada”. Lo peor está por llegar.