Antonio José Chinchetru (ALN).- Juan Manuel Santos, Mauricio Macri y Pedro Pablo Kuczynski encabezan la presión y las denuncias internacionales contra el régimen chavista de Venezuela. Son los tres mandatarios que más han destacado a nivel mundial en la reclamación de que el país suramericano vuelva a la senda de la democracia. Junto a ellos se sitúa la mayor parte de los Gobiernos de América, incluyendo a EEUU y Canadá, y de Europa. En el Viejo Continente, el papel más destacado le corresponde a España.
Nicolás Maduro vive una situación de creciente aislamiento exterior (Ver más: El superviajero Nicolás Maduro ya no tiene quien le reciba con los brazos abiertos). A pesar de que todavía cuenta con el respaldo de los mandatarios del ALBA, gran parte de los Ejecutivos de América Latina y otras regiones del mundo (en especial América del Norte y Europa) ha hecho del autócrata venezolano un paria internacional. Tres Gobiernos de Suramérica destacan en la firmeza frente al régimen chavista. Son los de Pedro Pablo Kuczynski en Perú, Juan Manuel Santos en Colombia y Mauricio Macri en Argentina.
Santos es uno de los presidentes extranjeros a los que Maduro ha dedicado una mayor cantidad de ataques personales (Ver: Los insultos de Nicolás Maduro a Juan Manuel Santos responden al manual básico del dictador). Esto se debe a que juega un papel destacado a la hora de articular iniciativas para hacer frente al régimen chavista (Ver más: Juan Manuel Santos marca la pauta internacional sobre la crisis de Venezuela). Para él, la situación venezolana es mucho más que un asunto bilateral o de política internacional. Representa un problema interno de primer orden.
Tanto es así que, en una visita a Londres en noviembre del año pasado, llegó a afirmar: “Mi peor pesadilla es Venezuela”. El éxodo de venezolanos afecta a muchos países de la región, pero sobre todo a Colombia. Hacerle frente implica un fuerte reto desde el punto de vista económico y en otros aspectos, incluyendo la seguridad.
La sintonía entre Bogotá y Washington es cada vez mayor ante el régimen de Nicolás Maduro
El presidente de Colombia fue uno de los primeros en declarar públicamente que el resultado de las elecciones presidenciales convocadas por el madurismo no será reconocido por la comunidad internacional.
Tras reunirse con el secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, en el marco de la gira por América Latina realizada por este último a principios de febrero, Santos dijo en una rueda de prensa que Venezuela tiene un “régimen dictatorial” y que “es urgente restaurar el cauce democrático en Venezuela porque los ciudadanos están sufriendo las consecuencias de una dictadura al garete”. No es de extrañar que se expresara así tras encontrarse con el jefe de la Diplomacia estadounidense, puesto que la sintonía entre Bogotá y Washington es cada vez mayor en esta materia (Ver más: Colombia y Estados Unidos unifican su estrategia frente a Nicolás Maduro).
Kuczynski no quiere a Maduro en Lima
La posición del Gobierno colombiano tiene una gran influencia en el Grupo de Lima, formado por 14 cancilleres americanos, y que es extremadamente crítica con el Ejecutivo venezolano. Los países que conforman esta agrupación (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía) emitieron el pasado 14 de febrero un comunicado respaldando que el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski estuviera “reconsiderando” la invitación a Maduro a la Cumbre de las Américas, que se celebrará en la capital peruana el 13 y 14 de abril (Ver más: 14 países de América no quieren a Nicolás Maduro en Perú). Finalmente, el Ejecutivo peruano retiró la invitación y comunicó a Caracas el veto al presidente venezolano.
Perú tiene un gran protagonismo por la Declaración de Lima y por ser el anfitrión de la próxima Cumbre de las Américas
Perú ha tomado un gran protagonismo en la oposición al régimen chavista tanto por ser el país que acogió la firma de la Declaración de Lima como por su papel de anfitrión del próximo encuentro de alto nivel de la Organización de Estados Americanos. Cuando Maduro dijo que acudirá a la cumbre “llueva, truene o relampaguee”, el gobierno de Kuczynski respondió por boca de la primera ministra, Mercedes Aráoz. En una entrevista concedida a Radio Programas del Perú, declaró: “No puede entrar al suelo ni al cielo peruano, no es bienvenido”.
La firmeza de PPK frente al autócrata venezolano, sin embargo, venía de antes. En una visita oficial a Madrid, en junio de 2017, Kuczynski dijo que lo “fundamental” en Venezuela es “liberar a todos los presos políticos, que regresen a sus casas, y dejar que entre la ayuda humanitaria porque hay unos problemas inmensos” (Ver más: El presidente de Perú alerta que “si no se hace nada en Venezuela, terminaremos con un mar de sangre”).
Otro jefe de Estado que ha tomado un protagonismo destacado es Mauricio Macri, quien sustituyó en 2015 en la Casa Rosada a una de las grandes aliadas suramericanas del chavismo, Cristina Fernández de Kirchner. A finales del mes pasado, asumió en su puesto la nueva embajadora de Argentina ante la Organización de Estados Americanos, Paula Bertol. En declaraciones al diario digital Infobae, declaró que su país va a insistir “en la necesidad de que en Venezuela haya un proceso electoral libre y democrático y se ponga fin a las violaciones de los derechos humanos”.
La diplomática se expresó en términos similares a los utilizados por Macri en la reunión del Foro Económico Mundial celebrado en Davos (Suiza) a finales de enero. El presidente argentino dijo: “Pedir en Venezuela elecciones transparentes, o pedir que se acabe con los abusos, los ataques a los derechos humanos… No soy optimista. Esto lo están sufriendo los ciudadanos. Las cosas van de mal en peor”.
Mauricio Macri sobre Venezuela: “Siempre hay un escalón más hacia el infierno”
En un encuentro con el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, celebrado en agosto del año pasado, Macri se refirió al de Maduro como un “régimen brutal” y denunció que “el pueblo venezolano está sufriendo y muriendo”. Con anterioridad, había retirado la condecoración que Fernández de Kirchner concedió al presidente venezolano.
En un conversatorio con Mario Vargas Llosa celebrado en la Casa de América de Madrid el pasado febrero, Macri también se refirió a Venezuela. Dijo: “Siempre hay un escalón más hacia el infierno. La situación hoy es peor que la de hace un año. La dignidad se puede pisotear cada vez más” (Ver más: Macri ve a Venezuela como un país quebrado internamente).
América y Europa frente al madurismo
Estos tres países no están solos en la firmeza frente al régimen de Maduro. Estados Unidos está jugando un papel muy importante, apostando por el multilateralismo en esta cuestión y coordinándose con gobiernos tanto americanos como europeos (Ver más: Trump se convierte en portavoz de América y Europa contra el régimen de Maduro).
En su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas en septiembre del año pasado, Donald Trump dedicó cinco minutos a hablar de Venezuela. Entre otras cosas, dijo: “La dictadura socialista de Nicolás Maduro ha infligido un terrible dolor y sufrimiento al buen y noble pueblo de ese país. Este régimen corrupto destruyó una nación próspera, imponiendo una ideología fracasada que ha producido pobreza y miseria por doquier donde se ha tratado de probar”.
En términos similares se expresó el presidente francés, Enmanuel Macron, en ese mismo foro. El mandatario galo sostuvo: “En Venezuela, la acción colectiva -de la comunidad internacional- tiene que mantener el respeto a la democracia, el respeto a todas las fuerzas políticas y no ceder ante las tendencias dictatoriales que hoy se dan”. El papel más destacado en el Viejo Continente corresponde, sin embargo, a España. Este país es fundamental a la hora de marcar la agenda de la Unión Europea hacia América Latina, y las relaciones entre el Gobierno español y el régimen chavista se han caracterizado en los últimos años por fuertes tensiones, que han llegado a su máxima expresión con la retirada mutua de embajadores este último año.
En su estilo, Maduro ha marcado la agenda de las relaciones con España mediante una continua sucesión de insultos al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y otras instituciones (Ver más: Cinco años de insultos de Nicolás Maduro a Mariano Rajoy desembocan en la peor crisis diplomática). Tanto el Ejecutivo como otras instituciones españolas, incluyendo el Parlamento, han denunciado en diversas ocasiones la existencia de presos políticos en Venezuela.