Redacción (ALN).- Un impuesto chino aprobado recientemente podría traducirse en un impensado golpe económico a Venezuela, al duplicar el costo de la importación de petróleo desde el país caribeño que hacen algunas refinerías privadas del gigante asiático. A partir del 12 de junio, el Gobierno chino comenzará a cobrar un impuesto «ambiental» que pecha las importaciones que hacen refinerías privadas de los crudos pesados y extrapesados vendidos por Irán, Canadá y Venezuela, principalmente.
«Si no logran arreglar el problema, el impacto será catastrófico porque estamos hablando de todo el petróleo venezolano que se está exportando. Salvo la pequeña cantidad que va a Cuba, el resto del petróleo venezolano va prácticamente a China», dijo Francisco Monaldi, analista de política energética latinoamericana de la Universidad de Rice, al diario Miami Herald.
Esas ventas proporcionan la mayor parte de los ingresos petroleros que el Gobierno del socialista Nicolás Maduro sigue recibiendo, después de que las sanciones cerraran el acceso del país a los mercados tradicionales.
Este nuevo impuesto amenaza con dejar a Maduro sin un mercado para vender sus productos petroleros, aunque «el gobierno venezolano está intentando activamente hablar con los chinos para ver cómo se puede resolver la situación», agregó Monaldi.
La medida tomó por sorpresa a muchos operadores del mercado petrolero, en vista de la fuerta alianza que China y Venezuela dicen sostener. Si no se revierte o se emite una licencia para el crudo del país sudamericano podrían salir de circulación hasta 350.000 barriles diarios de petróleo venezolano que se mezclaba con otros productos en Malasia en un intento de ocultar su origen antes de ser enviado a China.