Leticia Núñez (ALN).- Este martes se celebra el 25 aniversario de la reunión que los jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y España mantuvieron en Madrid, y a la que Pérez no pudo asistir por la intentona golpista que sufrió unos meses antes. Un cuarto de siglo después, los objetivos permanecen invariables. “El espacio iberoamericano es un espacio abierto, de valores, en el que defendemos la democracia y las libertades”, asegura la secretaria general para la región, Rebeca Grynspan.
La Casa de América abrió sus puertas en Madrid hace justo 25 años. Fue un 25 de julio de 1992. Los jefes de Estado y de Gobierno de los distintos países de América Latina y de España tuvieron el honor de inaugurarla para celebrar la segunda Cumbre Iberoamericana. En la foto de familia, figuraron el rey Juan Carlos, Felipe González, el argentino Carlos Menem, Patricio Aylwin (líder de la transición chilena) y Fidel Castro, entre otros. La cita sirvió para reiterar el “firme compromiso con la democracia” a ambos lados del Atlántico.
Las portadas de la época recogieron el rechazo de los gobernantes a “cualquier forma o intento de alterar el orden institucional de la democracia en los países iberoamericanos”. Aquella declaración se interpretó como una manifestación de apoyo al presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, que unos meses antes había enfrentado una asonada golpista.
Concretamente, el 4 de febrero de 1992 un grupo de militares, comandado por Hugo Chávez, Francisco Arias Cárdenas, Yoel Acosta Chirinos y Jesús Urdaneta, ejecutó un intento de golpe de Estado. Tras no conseguir sus objetivos, los rebeldes se rindieron. Pese a ello, el evento transformó por completo la vida política venezolana. Desde entonces, hubo un nuevo actor en escena: Chávez, quien después sería presidente de Venezuela desde 1999 hasta su muerte en 2013.
Los gobernantes rechazaron en el 92 “cualquier intento de alterar el orden institucional”
La declaración de los jefes de Estado y de Gobierno también incluyó una exhortación a los presidentes de Cuba, Fidel Castro, y Perú, Alberto Fujimori, a adoptar medidas democratizadoras.
No es para menos. Apenas tres meses antes de la cumbre, Fujimori protagonizó un autogolpe de Estado con el respaldo de las Fuerzas Armadas. Mientras, los mandatarios dirigieron un sinfín de advertencias a Castro para que democratizara su régimen comunista.
El tono de los discursos mostró una constante: expresiones de respaldo al sistema democrático de gobierno, en lo político, y a la apertura y el libre mercado, en lo económico.
Hoy, un cuarto de siglo después, aquel compromiso cobra más sentido que nunca. Precisamente Venezuela sufre una crisis política, económica y social que ha situado al país al borde del precipicio. El régimen de Nicolás Maduro ha convocado a los venezolanos a las urnas el próximo domingo para elegir a los miembros de una Asamblea Nacional Constituyente que rechaza de plano la oposición por ser “una forma de consolidar una dictadura a través de la redacción de una nueva Carta Magna”.
Por ello, y aunque sin mencionar a Venezuela en ningún momento, la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, aprovechó la inauguración de una exposición sobre los 25 años de Casa de América en Madrid para recordar: “El espacio iberoamericano es un espacio abierto, un espacio que hemos construido para unirnos al mundo, en defensa de la democracia y de las libertades, un espacio de valores”.
Contra el proteccionismo
Hace 25 años, la cumbre de Madrid no solo criticó el golpismo, también el proteccionismo, como recuerda la portada de ese día del periódico El País. “La declaración final condena el golpismo y las barreras comerciales y defiende la democracia representativa como la única forma de resolver los problemas internos”.
En este sentido, el expresidente de Uruguay Luis Alberto Lacalle agregó que “un comercio libre es la prueba objetiva de que haya o no voluntad de progresar de las naciones”. Y en el caso de la comunidad iberoamericana, sostuvo, “hay una voluntad inequívoca para decirle a la humanidad que somos capaces de generar un trillón de dólares más de comercio mundial”.
Rebeca Grynspan: “Casa de América no solo fue una gran idea, sino que lo sigue siendo”
Unas declaraciones que también hoy cobran un especial significado en medio de los constantes insultos y amenazas proteccionistas lanzados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra México. El mandatario no solo pretende levantar un muro en la frontera con el país latinoamericano, sino que desde el primer día de su mandato advirtió que renegociaría el tratado de libre comercio que EEUU mantiene con México y Canadá y cargó contra las grandes empresas de la industria automotriz que en los últimos años anunciaron grandes planes de inversión en tierras mexicanas.
Por ello, Grynspan no dudó este martes en defender el espacio iberoamericano “como un espacio para levantar puentes y no muros”.
Por su parte, el director de la Casa de América, Santiago Miralles, apuntó que la institución “nació como un gran escaparate de Iberoamérica en la capital española” y que tras estos años “se han cubierto las expectativas”. A lo que Grynspan añadió: “Casa de América no solo fue una gran idea, sino que lo sigue siendo”.
‘América en su Casa, 25 años’
Con motivo del aniversario, Casa de América ha organizado la exposición ‘América en su Casa, 25 años’ que se puede visitar en el Palacio de Linares. La institución ha recuperado de su archivo más de 250 fotografías nunca antes expuestas y ha recopilado las ediciones que aquel día publicaron algunos de los medios de comunicación más importantes del continente. Asimismo, se han recogido carteles de cine, libros y multitud de materiales que dan muestra de la evolución vivida por Iberoamérica.