Enrique Vélez (ALN).- En estos días de encierro y cuarentena he vuelto a ver y comentar una película protagonizada por el magnífico actor Denzel Washington. Se llama El vuelo, Flight. Como película de acción y drama, es excelente. Desde el punto de vista de la actuación, Denzel Washington fue nominado al Oscar de la Academia. Adicionalmente los efectos visuales y del vuelo están muy bien logrados y simulados.
El desarrollo de la trama nos conlleva a un conflicto moral muy interesante que es al que me voy a referir más adelante. Pero aun cuando creo que todos los amantes de la aviación y de películas de acción deben haber visto la película, y para todos aquellos que no la han hecho, les hago este recuento.
El 14 de octubre de 2011, el Comandante de Aerolínea o Transporte de Línea Aérea (TLA) William Whip Whitaker (Denzel Washington), después de pasar una noche de sexo, alcohol y dormir muy poco, inhala algo de cocaína para «recomponerse», antes de pilotar un McDonnell Douglas MD-80 cuyo vuelo chárter es el 227 de SouthJet cuyo destino es Atlanta. Al momento de ingresar a la cabina, el copiloto Ken Evans (Brian Geraghty) nota que el capitán está distraído y su conciencia situacional aparenta estar fuera de concentración.
Después del despegue, mientras el copiloto Evans vuela el avión, el piloto discretamente mezcla vodka en jugo de naranja y duerme una siesta. Luego se despierta por una sacudida, justo antes del descenso final y la aeronave entra en picada como resultado de una falla en el estabilizador horizontal, perdiendo además del control ambos motores en el descenso.
Whip toma el control y decide, al tanto de que tiene control parcial, que para detener la picada solo le queda invertir el avión. Con esto gana tiempo y logra evitar el descenso incontrolado. Instantes después divisa un claro donde aterrizar y regresa el avión a su posición normal justo antes del aterrizaje forzoso en un campo. Perdió el conocimiento poco después del impacto contra el suelo.
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Whip se despierta en un hospital de Atlanta con heridas leves. Es recibido por su viejo amigo, Charlie Anderson (Bruce Greenwood), quien representa al sindicato de pilotos. Él le habla de su hazaña, pues logró salvar a 96 de 102 personas a bordo.
Un representante de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte, NTSB por sus siglas en inglés, le informa que la tripulante de cabina, Katerina Katrina Márquez (Nadine Velázquez) estaba entre los muertos y que el copiloto Evans está en un coma inducido.
Whip sabe que logró aterrizar el avión. Que salvó a 102 pasajeros. Que solo hubo 6 muertos. Y que su maniobra, aunque descabellada, era la única forma que se le ocurrió para controlar el descenso del avión. Empieza a convertirse en un héroe, pero evita a los periodistas que esperaban entrevistarle en el hospital, y conduce hasta la granja de su difunto padre, para esconderse allí.
Sexo, drogas y alcohol
Más adelante el abogado del sindicato de pilotos, Hugh Lang (Don Cheadle), le explica a Whip que la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB), le realizó un examen toxicológico en el hospital mientras estaba inconsciente. El análisis demuestra que estaba intoxicado durante el vuelo. La prueba tiene el potencial de enviarlo a prisión de por vida, por el uso de alcohol, drogas y homicidio involuntario. El abogado durante el proceso logra anular el informe de toxicología con tecnicismos.
La noche antes de la audiencia con la NTSB, sus amigos Charlie y Hugh lo llevan a una habitación de hotel, donde Whip encuentra un minibar lleno de envases de alcohol. A la mañana siguiente, Charlie y Hugh lo llaman, pero no responde; abren su habitación y lo encuentran desmayado, borracho y golpeado. Whip logra decirles que llamen a Harling, quien le da la cocaína para que reaccione y lo llevan a la audiencia con la comisión del NTSB, ante la junta investigadora del accidente aéreo.
Para aquellos que no lo saben, uno de los hechos interesantes de la película es que está basada en un hecho real. El guionista del filme, John Gatins, explicó en una entrevista al diario Los Angeles Times que la dramática caída fue inspirada en el accidente del vuelo 261 de Alaska Airlines del 31 de enero de 2000.
En la audiencia, la investigadora jefe de la NTSB Ellen Block (Melissa Leo) revela la causa del mal funcionamiento: un tornillo del estabilizador horizontal de la cola de la aeronave estaba dañado y mal lubricado, y que debió de ser reemplazado hacía tiempo, elogiando a Whip por su maniobra.
Más adelante Block le señala que dos botellas de vodka vacías fueron encontradas en los contenedores de basura del avión; Whip sabe que eran las suyas.
Block le señala que sólo la tripulación tenía acceso al alcohol y que el examen toxicológico de la tripulante de cabina, Katerina, mostró alcohol en la sangre (el de Whip fue invalidado por tecnicismos). Block le pregunta al capitán Whip Whitaker si cree que Katerina puede haber estado bebiendo en el trabajo.
Negándose a manchar el buen nombre de Katerina y la acción heroica de salvar la vida de un niño durante el percance, Whip no puede más con la culpa y admite no sólo que él estaba volando intoxicado, sino que también está intoxicado durante la audiencia, lo que causa un gran revuelo en el panel.
Trece meses más tarde, encarcelado, condenado a un mínimo de cinco años de prisión, Whip le dice a un grupo de apoyo de la prisión que está contento de estar sobrio y no que se arrepiente de haber hecho lo correcto, porque finalmente se siente “libre”.
La familia, el preso y lo que dijo la prensa
En su celda Whip tiene fotos de Nicole, su hijo y amigos, junto con tarjetas de felicitación por haberse mantenido un año en estado de sobriedad.
En la escena final, el hijo de Whip le visita en la cárcel. El joven le entrevista para un ensayo de la universidad titulado “La persona más fascinante que he conocido”. Su hijo comienza preguntándole: “¿Quién eres?”, a lo que Whip contesta: “Esa es una buena pregunta”.
Para el crítico, del Chicago Sun Times, Roger Ebert, este la consideró una de las mejores películas de 2012: “Pocas veces el personaje de una película ha hecho un viaje tan angustiosamente personal como este, manteniendo tu simpatía por él durante todo el trayecto”.
Igualmente, Michael Phillips, del Chicago Tribune, opinó que “Flight es emocionante, y realmente fenomenal, porque además de que nos mantiene enganchados con sus técnicas narrativas, no nos dice qué pensar ni cómo juzgar a su imprudente, pero carismático protagonista”.
Todd McCarthy, de The Hollywood Reporter, dijo que la película “Flight” es “un absorbente drama que le proporciona a Denzel Washington uno de sus roles más profundos y complejos de su carrera, y la película vuela con él”.
Por su parte, Peter Travers, de Rolling Stone, alabó la interpretación de Washington: “Una interpretación profundamente veraz, detallada y honda de la que se hablará durante años”.
El caso real del avión que volaba al revés
Para aquellos que no lo saben, uno de los hechos interesantes de la película es que está basada en un hecho real. El guionista del filme, John Gatins, explicó en una entrevista al diario Los Angeles Times que la dramática caída fue inspirada en el accidente del vuelo 261 de Alaska Airlines del 31 de enero de 2000, cuando un MD-83 con matrícula N963AS que cubría la ruta Puerto Vallarta, México – Seattle, Washington, cayó al Océano Pacífico, cerca de Point Mugu, California. Después de volar invertido por unos minutos, al intentar aterrizar de emergencia en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, se determinó que el accidente fue causado por la rotura de un tornillo sin fin del actuador en el estabilizador horizontal de la cola de un MD-83. Esto debido a lubricación insuficiente por parte del personal de mantenimiento, además de la falta de un mecanismo a prueba de fallas en el caso de desgaste de los hilos de la rosca. En este accidente durante un breve período, los pilotos intentaron recuperarse de la pérdida de sustentación volando al revés.
El accidente no tuvo ningún sobreviviente en la vida real. Pero esto solo nos demuestra que la posibilidad técnica de invertir el avión, en las condiciones de la misma falla sobre la cual se desarrolla la película, si eran posibles.
Una lección moral
Toda persona, incluso aquellos que no son pilotos, sabemos que el titular de una licencia de piloto no puede ejercer sus funciones mientras se encuentre bajo los efectos de cualquier sustancia psicoactiva, como el alcohol, los opiáceos, cannabinoides, sedativos, cocaína, otros psico-estimulantes o alucinógenos, que pudieran impedirle operar de forma segura y apropiada.
Es aquí donde vienen los cuestionamientos, se nos plantea una situación posible de suceder en la realidad cotidiana, pero que resulta ser conflictiva desde el punto de vista conductual. Y es allí desde donde parte el análisis del conflicto moral, pues a pesar de saber que el piloto está contraviniendo todas las normas, durante toda la trama la gran mayoría de la audiencia mantienen su simpatía por el carismático piloto protagonista y no logra cómo juzgar su imprudente conducta, pues este al final de cuenta ejerce su función de forma apropiada, logrando salvar el avión y la mayor parte de los pasajeros.
Es posible justificar su estado, asumiendo que, de haber estado en su sano juicio, no hubiera sido capaz de hacer la maniobra que hizo, logrando salvar a la mayoría de los pasajeros.
¿Puede ser esto un atenuante de su delictiva conducta?
El mismo protagonista enfrenta un conflicto, y cuando es considerado un héroe, sale a relucir la verdad, con toda la posibilidad de ir a la cárcel, pero tiene una salida, “echándole el muerto a otro”, como decimos coloquialmente, con solo mentir. Pero este, a pesar de su imprudente e irracional conducta personal, no es capaz de destruir la imagen de Katerina, su tripulante de cabina y amante, y actuando de manera correcta reconoce y asume totalmente su responsabilidad. Terminó en la cárcel, como ya se sabe.
Pregunto: cuántas personas conocen ustedes que, estando en esas circunstancias, hubieran actuado de esa misma forma, asumiendo su culpa y responsabilidad. (Una interesante trama).