Maryhen Jiménez (ALN).- Ningún pronóstico hecho durante la mal llamada IV República hubiese sido capaz de advertir la dimensión de la tragedia que padece Venezuela. Sentir desesperanza, miedo, duda, rabia, dolor e impotencia está más que justificado, sobre todo al presenciar como el autócrata sin pudor alguno destruye al país. Ante esta situación es urgente retomar viejas y nuevas interrogantes con el propósito de alimentar el debate sobre el inicio y la salida de la crisis venezolana.
1- ¿Conocemos el origen de nuestra crisis?
2- ¿Qué tan atrás debemos ir para comprender la crisis que vivimos actualmente?
3- ¿Será que realmente queremos enfrentar porqué hemos caído cíclicamente en los mismos huecos y ahora en un abismo?
4- ¿O estaremos más interesados en una solución rápida para no tener que enfrentarnos con los errores arrastrados por siglos?
5- ¿Podemos decir como sociedad, que conocemos nuestra historia?
6- ¿Queremos que todos la conozcan?
7- ¿Estaremos dispuestos a conectarnos mejor con el surgimiento de nuestro país como República, como Nación y como Estado, para entender el rol que jugaron los libertadores en su momento?
8- ¿Podremos lograr una relación de admiración sin obsesión por Simón Bolívar, y, por ende, con la figura del caudillo, y desde allí asumir nuestras propias responsabilidades y compromisos?
9- ¿Será posible un reencuentro entre venezolanos de diferentes contextos sociales, culturales o económicos?
10- ¿Podremos aceptarnos y perdonarnos por nuestros errores?
11- ¿Tendremos la humildad y el coraje de reconocer que hemos fallado todos?
12- ¿Tendremos la valentía de aceptar que el chavismo no es un error de la historia, sino fruto de ella misma?
13- ¿Podrá la población del este de Caracas mirar hacia los cerros con respeto y voluntad de mejorar esa realidad?
14- ¿Se podrá acabar algún día el odio que existe, y que deliberadamente se exacerban, entre diferentes estratos sociales?
15- ¿Podrá un venezolano opositor darle la mano a un venezolano chavista sin prejuicios y viceversa?
16- ¿Debe ser el perdón y la reconciliación el norte que dirija la política pos-transición?
17- ¿Quién tiene la responsabilidad de que así sea?
18- ¿Seremos capaces de desalentar la polarización o haremos de ella un nuevo negocio u oportunidad política?
19- ¿Podrán aquellos que aseguran que hay un lado correcto de la historia, desistir de esta idea, para unir y no dividir más?
20- Cuando se logre el cambio, ¿qué sistema político desearemos construir?
21- ¿Será el liderazgo actual el que nos pueda conducir a una nueva democracia, o, por el contrario, necesitaremos nuevos políticos?
22- ¿Qué sucederá con los antiguos partidos?
23- ¿Se democratizarán?
24- ¿Veremos más Rafael Caldera, más Carlos Andrés Pérez, más Luis Alfaro Ucero, o más Rómulo Betancourt que se retiró cuando fue necesario?
25- ¿Podrán surgir alternativas políticas en las regiones que se dediquen a mejorar el desarrollo de sus propios estados?
26- ¿Tendrán los políticos en la capital el interés de descentralizar nuevamente al país?
27- ¿Cómo evolucionarán los medios de comunicación?
28- ¿Habrá un mea culpa por los errores cometidos durante el período autoritario?
29- ¿Surgirán medios que, en vez de alimentar narrativas de división y odio, busquen informar y educar a los venezolanos?
30- ¿Veremos algún día una conformación de poderes que tenga como agenda el desarrollo de Venezuela y no únicamente intereses individuales?
31- ¿Dependerá nuestra estabilidad nacional de los precios del petróleo?
32- ¿Quién pondrá sobre la mesa la necesidad de impulsar las energías renovables y la lucha contra el cambio climático?
33- ¿Cómo querremos presentarnos al mundo ‘el día después’?
34- ¿Qué elementos formarán parte de una nueva política exterior?
35- ¿Podremos desvincularnos del complejo de superioridad, que alguna vez nos caracterizó ante el resto de Latinoamérica?
36- ¿Veremos con más respeto a los países del sur, ahora que han acogido a nuestros ciudadanos y han apoyado nuestra causa democratizadora?
37- ¿Continuaremos analizando el mundo entre ‘buenos’ y ‘malos’, tal como lo hizo Hugo Chávez primero y luego y su sucesor?
38- ¿Cómo podremos desarrollar un contrato social en el cual todos podamos ser parte de la nación?
39- ¿Incluiremos a los millones de desplazados en este proyecto?
40- ¿Cómo se definirá el venezolano o la venezolana del mañana?
41- ¿Seremos un país incluyente y tolerante?
42- ¿Lograremos una sociedad donde todos seamos iguales ante la ley, incluyendo la comunidad LGTBI?
43- ¿Cuándo dejará de ser la igualdad de género más que un sueño?
44- ¿Asumiremos que existe el racismo y que debemos combatirlo?
45- ¿Le daremos el reconocimiento y los recursos necesarios a nuestras comunidades indígenas, o seguiremos explotando su hábitat sin consideración?
46- ¿Serán ellos parte de la nueva Venezuela, o, por el contrario, continuarán solo apareciendo cuando sirvan a un propósito político?
47- ¿Le haremos frente a tendencias neo-clasistas y aristocráticas que comienzan a develarse en las redes sociales?
48- ¿Cuándo serán la humildad y la autocrítica parte de nuestro ADN?
Es válido no tener todas las respuestas, pero no es opción huir de las preguntas. Cuestionar y deliberar no debe esperar el día de mañana. Si queremos dejar la era autoritaria atrás, debemos exigir al liderazgo político, que ponga en práctica el debate, la autocrítica y la tolerancia. Si no lo hace hoy, no lo hará una vez que llegue al poder.