Juan Carlos Zapata (ALN).- Alberto Fernández dice que el eje que propone entre Argentina y México no es para molestar a nadie sino para luchar por una América Latina más igual. “Esto, insisto, no es en desmedro de nadie. No es para pelear con nadie en el continente ni fuera del continente ni con ninguna latitud del mundo”.
No es el frente progresista que propuso Nicolás Maduro. No les interesa ni a Alberto Fernández ni a Andrés Manuel López Obrador. El presidente electo de Argentina ni siquiera menciona a Maduro en sus discursos. Tampoco reivindica a Hugo Chávez a pesar de que el kirchnerismo le debe mucho. López Obrador no se une al frente progresista porque México mantiene relaciones amplias y amistosas con el resto de América Latina, con Estados Unidos y Canadá. El eje que propone Fernández no es para confrontar potencias, ni latitudes ni bloques de poder. Tiene otra intención.
Lo dejó claro este martes en una conferencia que dictó por invitación de la Universidad Autónoma de México, UNAM. Fernández señaló que con López Obrador volvió el México que mira hacia América Latina. Y que juntos harán posible un eje para darle al continente la igualdad que hoy no tiene.
El presidente electo de Argentina le lanza un mensaje envenenado a Nicolás Maduro
Apunta el presidente electo de Argentina que con López Obrador siente que está con un amigo. Y se siente orgulloso de hablar con él. Que la llegada al poder de López Obrador resultó ser una bocanada de aire fresco para la región. De modo que con López Obrador está dispuesto a darle forma a ese eje. “Hagamos ese eje entre México y Argentina”, dijo, y aclaró que:
No es para perjudicar ni molestar a nadie.
Ni a latitudes ni a países ni a nadie.
Es un eje para darle la igualdad al continente que no tiene.
La democracia que a veces no funciona
Para darle institucionalidad.
Para tender las manos y sacar del pozo de la pobreza a los que están sumidos allí.
Para los olvidados del continente.
Apunta que “ese es el desafío que tenemos”. La lucha por la igualdad. Y reivindica, en tal sentido, “un tiempo en el que el continente tuvo una lógica de desarrollo”. Fue un tiempo en que se priorizó a los que menos tenían. Señala que ese tiempo fue cuando gobernaron Rafael Correa en Ecuador, Néstor y Cristina Kirchner en Argentina, Michelle Bachelet en Chile, Tabaré Vásquez y Pepe Mujica en Uruguay, y Evo Morales en Bolivia. Alberto Fernández no mencionó a Hugo Chávez. Y no fue olvido. Es distancia.
Señaló que en ese tiempo “hubo desarrollo y crecimiento”. Y los poderosos también ganaron. Ganaron mucho. “No les fue tan mal”, apuntó para luego señalar que “por razones que nunca entiendo es como que si les molestara que los pobres dejen de ser pobres. Es como si les molestara que los que no tienen derecho tengan”, y “no advierten que nuestras sociedades fueron ricas. Y fueron distintas porque nuestros ciudadanos tuvieron derechos”. Y es la pérdida de esos derechos lo que conduce a reacciones. Las reacciones que se observan hoy en Ecuador y Chile, por ejemplo.
Dijo que con desigualdades no se construye un buen continente. “Un buen continente se construye incorporando gente a la sociedad. Dándoles derecho y garantizándoles posibilidades de progreso y garantizando libertad”. Alberto Fernández apuntó que:
El que no tiene derecho a un trabajo no tiene libertad.
El que tiene un trabajo precario no tiene libertad.
El que trabaja y pierde derechos pierde libertad.
En consecuencia agregó que “necesitamos un continente con derecho para todos. Porque así es como progresan las sociedades”. No nos confundan más, señaló. Y esta frase tiene que ver con los ajustes. Con los ajustes que conducen a la pérdida de los derechos. “Un día nos dijeron que hay que ajustar. Pero el ajuste no fue para los poderosos. Y eso generó desigualdades”.
De tal manera que Alberto Fernández se pronuncia porque el gran desafío de América Latina es dejar atrás el estigma de ser el continente de la desigualdad. “Nadie puede estar tranquilo con semejante realidad”. Por ello, dice que ha “llegado la hora de generar condiciones de igualdad. Y hay que llevar esta prédica a cada rincón de América Latina”. De modo que el eje que propone no es contra nadie. “Esto que propongo no es en prejuicio de nadie. Es en favor de todos”, dijo.
Porque la obligación es terminar con la desigualdad en el continente y devolverle la felicidad a los que viven allí. “Esto, insisto, no es en desmedro de nadie. No es para pelear con nadie en el continente ni fuera del continente ni con ninguna latitud del mundo”.
La lógica a reconocer es que se vive en un mundo globalizado. Por tanto señaló que “no discutimos la globalización. Lo que hay que analizar es cómo enfrentamos la globalización para que la globalización no nos lastime. La lógica impone pensar cómo se aprovecha la globalización. Y el ejemplo es Europa. La unidad de Europa. Que implica cómo regionalizarse. Cómo construir economías regionales”. De allí que hay que preguntar cómo abrazarse para “enfrentar los desafíos que el mundo nos impone”.
Por ello insiste en que “no reneguemos más de la globalización sino de la incapacidad de estar unidos. En esa división hemos favorecido la postergación de nuestro continente”. Y en tal sentido anunció que “voy a trabajar incansablemente para unir América Latina en un solo continente”. Aseguró que en esa lucha no está solo. Que es lo mismo que quiere López Obrador. “Y lo mismo quiere la mayoría de los latinoamericanos”.